El crimen de Ayotzinapa a todos nos disminuye. Y la indignación crece. El 5 de noviembre se llevó a cabo en la Ciudad de México la jornada de acción global, una de las manifestaciones más concurridas de los tiempos recientes, integrada fundamentalmente por jóvenes protestando con una energía pocas veces vista y con un clamor irrefutable: presentación de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, desaparecidos por las fuerzas del estado desde el 26 de septiembre.
El asesinato de 3 jóvenes que estudiaban para profesores rurales y la desaparición de sus condiscípulos han impactado a una nación hasta entonces anestesiada por la violencia que las políticas del estado volvieron consuetudinaria: las ejecuciones extrajudiciales, la desaparición forzada, la injusticia, las reformas para el saqueo, la corrupción y la impunidad instaladas en la escena nacional.
Encabezada por familiares de las víctimas, la movilización inició desde las inmediaciones de la residencia oficial de Los Pinos, recorrió Paseo de la Reforma y otras vías hasta llegar al Zócalo.
El dolor indescriptible, la indignación y una terca esperanza mantienen movilizado a un sector cada vez más extendido de la sociedad.
La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación aglutina a la mayoría del magisterio democrático, gremio afectado directamente por los ataques a los normalistas.
Un equipo de dibujantes y diseñadores gráficos elaboró los retratos de los jóvenes desaparecidos.
Las imágenes de sus rostros presiden el grito colectivo de justicia y no a la impunidad.
No debemos perder la capacidad humana, ciudadana, de reaccionar ante las injusticias.
Quizás llegó la hora del paro nacional, de la desobediencia civil, de no ver más Televisa, no consumir en centros comerciales sino en tianguis y abarrotes, no pagar impuestos… hasta cambiar las políticas dominantes en el país.
La solidaridad normalista es obligada. Todo el sistema de formación de docentes está siendo agraviado por la imposición de planes y programas orientados a la privatización y degradación de la enseñanza y por el abandono del estado de sus obligaciones en educación pública.
Ayotzinapa está generando una confluencia de movimientos sociales.
Sólo el pueblo puede salvar al pueblo y sólo el pueblo organizado puede salvar a la nación, dijo el clásico.
De estudiante a estudiante: si no tenemos nada, no hay nada que perder.
La careta del revolucionario inglés Guido Fawkes, popularizada por los activistas anti sistema.
Jóvenes inspirados por el EZLN.
Del contingente del Centro para la Investigación y la Docencia Económica surge una certeza compartida por el grueso de los manifestantes: “Fue el estado”.
Facultad de Economía de la UNAM: Fue el estado.
El estado narco se impone por la pasividad de la sociedad aterrorizada.
La demanda de tiempos de la guerra sucia y de la lucha de Rosario Ibarra de Piedra y el Frente Nacional Contra la Represión sigue viva.
Mujeres a la vanguardia.
“Porque el color de la sangre jamás se olvida…”
El paro estudiantil involucró a más de 80 instituciones educativas y generó movilizaciones en 22 estados del país.
El aerosol atraviesa la figura del profesor Lucio Cabañas Barrientos, célebre egresado de Ayotzinapa.
César Manuel Gonzáles Hernández, no estás solo, una mano amiga acaricia tu frente.
“No le temo a la represión del gobierno, le temo al silencio del pueblo”: Frente Popular Francisco Villa.
El hecho es que mucha gente tiene miedo.
65 trabajadores mineros en Pasta de Conchos, 49 niños en la guardería ABC, 52 adultos en el casino Royale, 17 estudiantes en Ciudad Juárez, 72 migrantes, Atenco, 22 jóvenes en Tlatlaya… y Ayotzinapa. ¿Éste será por fin el punto de inflexión?
Los asesinos deben estar en la cárcel.
También marchó Mohandas Karamchand Gandhi, ese “faquir medio desnudo que anda a grandes zancadas”, como lo definió despectivamente Churchill. México atraviesa una fase de imposición de leyes y políticas injustas, las que según el libertador indio hay que desobedecer.
En un crimen de estado, el responsable es el jefe de estado, quien además en este caso ha dado sobradas muestras de negligencia e incapacidad para enfrentar los problemas del país, y sus decisiones contrarias al sentir nacional están empeorando las condiciones de vida de la mayoría.
No estamos completos, nos faltan 43 y miles más.
“Nos quitaron tanto, que nos quitaron el miedo”.
La continuidad transexenal de una guerra estúpida, cocinada en el centro del imperio.
Las siguientes víctimas pueden ser el de la imagen reflejada y el del otro lado del espejo.
El silencio: enemigo en casa, en el trabajo, en la plaza.
Hay una guerra en México y no es contra el narco. Es de ricos contra pobres. Del gobierno contra la sociedad. De hombres contra mujeres. De policías contra estudiantes.
El gobierno mexicano miente incluso cuando dice la verdad.
El grito.
La guerra del estado contra los jóvenes.
Una demanda cada vez más proferida: EPN, renuncia.
Contra la versión oficial de la responsabilidad exclusiva de policías municipales y narcos.
En muchos ámbitos de la vida nacional desapareció la frontera entre política y delito: es la sicilianización del estado, el gobierno mafioso de que hablaba Federico Campbell.
La respuesta está en el viento.