Susana (nombre para proteger su identidad) deberá intentar nuevamente iniciar el camino hacia Estados Unidos junto a su hijo Daniel, de 16 años. Ambos tuvieron que dejar todo en El Salvador para huir porque las pandillas querían asesinar al muchacho, por negarse a ser pandillero.
Daniel es parte de las cifras. La Dirección de Migración reporta que desde el 1 de enero de 2014 hasta la fecha, 2,167 niños y adolescentes fueron deportados de México en su intento por llegar y cruzar la frontera entre ese país y Estados Unidos.
“Es difícil dejarlo todo por la situación…”, dice Susana con la voz entrecortada. La mujer salió a finales de junio pasado del departamento costeño de La Libertad, al sur de la capital salvadoreña para salvar la vida de su hijo y reunirse con su padre, que reside en Los Ángeles, California.
Susana era una pequeña empresaria de la localidad. Se dedicaba a la venta de mariscos y proveía a algunos restaurantes o cafeterías de esa zona costera de los productos marinos para la producción de alimentos. Vivía en el área de la playa San Diego junto a su hijo.
Hace un par de meses, Daniel le dijo que unos pandilleros lo siguieron a la salida de la escuela y le advirtieron que debía unirse a la pandilla si no quería tener problemas. Sin embargo, el joven dijo que no tomó en serio la advertencia.
“Todo se empezó a poner mal ese momento. Nosotros nunca nos hemos metido con nadie, yo me he dedicado a trabajar y a sacarlo adelante a él y no me imaginé que íbamos a tener problemas cuando todo lo que uno hace es tratar de salir adelante”, continúa Susana, mientras se limpia las lágrimas y abraza a su hijo.
Daniel dice que los pandilleros lo acosaban y lo seguían a la salida de la escuela. Cada vez era peor la persecución para presionarlo a ser parte de la pandilla, recuerda con la mirada perdida. Ante la negativa, los pandilleros le dieron un ultimátum: “Me dijeron que me iban a matar”, dice el joven.
La gota que derramó el vaso cayó el día que los pandilleros llegaron hasta la casa donde vivían Susana y Daniel para hacer más notoria la amenaza de muerte. Según dice la mujer, con esto la situación se volvía insostenible porque no iba a poner en peligro la vida de su hijo y porque sabía que la advertencia no era un juego.
Susana habló con su esposo que vive en EEUU y acordaron que lo mejor era salir de El Salvador para guardar la vida de su hijo. El hombre envió el dinero para que ella junto a Daniel partieran lo más pronto posible hacía Estados Unidos.
“Íbamos solos porque en México estaba la persona que nos esperaba. Mi esposo habló con esa persona y le dijo que con sólo cruzar la frontera mi niño tenía todo arreglado porque por esta persecución podía pedir asilo estando en Estados Unidos y las autoridades iban a dejar que se quedara con su papá”, dice la mujer.
Sin embargo, el viaje para Susana y Daniel terminó antes de siquiera llegar cerca de la frontera entre México y Estados Unidos. Fueron detenidos en Puebla, en un control policial, enviados a un albergue en Tapachula y deportados hacia El Salvador hace dos semanas.
La mujer asegura que van a esperar poco tiempo para intentar de nuevo llegar hasta Los Ángeles. Susana considera que ésta es la única forma de poner a salvo a su hijo, proteger la vida de ambos y reunirse de una vez con su esposo que salió de El Salvador hace más de diez años buscando mejorar la vida para su familia.
La idea de una solución legal para los niños que cruzan la frontera y logran llegar a Estaos Unidos no sólo la tiene Susana. Varios padres que esperaban a sus hijos afuera de las instalaciones de la Dirección de Atención a Migrantes, donde llegan los niños deportados, confían que los niños tiene la situación legal resuelta en el país del norte por el hecho de ser menores de edad.Estos padres de familia aseguraron que los coyotes con quienes enviaban a sus hijos les explicaron que los niños migrantes son acogidos por las leyes estadunidenses una vez que alcanzan a tocar el suelo del país norteamericano.
“Es que así es… para los niños la situación es diferente, porque las autoridades de allá (Estados Unidos) toman en cuenta que son niños. Señorita, si no fuera así no nos arriesgaríamos en salir nosotros con los niños o mandarlos a ellos con otras personas”, dijo José, un hombre que esperaba a su sobrino que también había sido deportado.
Autoridades y ONG lanzan campaña de “concientización”
Los padres que deciden enviar a sus hijos con coyotes hacia Estados Unidos pagan entre $3 mil y $3,500 por el viaje. Por lo general los padres pagan la mitad del dinero en El Salvador antes de iniciar el trayecto y la otra mitad la pagan los familiares cuando reciben al niño en Estados Unidos.
El director de Migración de El Salvador, Héctor Rodríguez, ha dicho a los medios de comunicación que en los últimos meses el número de padres de familia que tramitan el pasaje para hijos, así como el flujo de niños que sale del país en forma legal o ilegal ha aumentado considerablemente.
De acuerdo a algunos datos de Migración de El Salvador, el 30% de los niños que viaja hacia Estados Unidos de forma ilegal proviene de San Salvador, la capital del país y un 50% más de zonas rurales y urbanas de los departamentos de San Miguel y Morazán, ubicados al oriente del país.
Ante el problema creciente, el presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, anunció el sábado que el gobierno lanzará en las próximas semanas una campaña para concientizar a los padres de familia sobre los costos y riesgos reales que corren los niños que son enviados con traficantes de personas hacia Estados Unidos.
“Los padres deben tomar conciencia del peligro. Los niños sufren, las niñas son violadas, todas las familias deben conocer la situación verdadera cuando los niños son enviados de forma ilegal a Estados Unidos”, dijo el presidente durante un acto de acercamiento con comunidades de escasos recursos en la capital salvadoreña.
La semana pasada, la alcaldía de San Salvador junto a UNICEF, la Fundación Visión Democrática, Fundación Sigma Alfa Landa y algunas universidades privadas del país, lanzaron la campaña “Sueños vs. Pesadillas, el dolor no conoce las fronteras” para hablar a los chicos sobre los riesgos de este tipo de viajes.Según los organizadores de esta campaña, con ella pretenden generar pensamientos para que los niños y jóvenes no abandonen el país y busquen oportunidades en el lugar que los vio nacer.La campaña es de divulgación y los organizadores visitarán las escuelas y comunidades de la capital para dar charlas informativas sobre los riesgos de iniciar un viaje de forma ilegal hacia Estados Unidos en manos de coyotes.
“Tenemos primero que concientizar a los niños y jóvenes para que no se vayan de El Salvador. Deben cuidar lo más preciado que es su vida y no deben permitir que la pongan en manos de los coyotes quienes mienten al decir que automáticamente tienen la ciudadanía al llegar a Estados Unidos”, señaló Gabriela Carias de la fundación Sigma Alfa Landa.
Gobiernos deben atacar causas reales
El presidente del Instituto Salvadoreño del Migrante (INSAMI) y ex funcionario del gobierno, Leonel Flores, dijo al Programa de las Américas que las campañas de concientización como la recién lanzada por el gobierno y las autoridades de la Cancillería Salvadoreña, no son suficientes.
Flores considera que deben combatirse las causas reales que originan la migración infantil, como la violencia. Según los datos del INSAMI seis de cada diez niños migrantes se han visto obligados a dejar su país por la violencia.
“Esta acción es importante (las campañas) pero mínima ante todo lo que se tiene que hacer para abordar el problema migratorio de los niños que viajan sin documentos a Estados Unidos.
“Mientras no se combatan las causas reales y no se hagan cambios estructurales en cuanto a las políticas económicas, sociales y políticas en los países de origen y la desigualdad sea mayor no habrá frontera que detenga a quienes buscan alimentar a sus hijos o quienes buscan huir de la violencia”, explicó el presidente.
Flores que es un salvadoreño migrante que logró formar su carrera de médico en Estados Unidos, considera que la importancia de este tipo de campañas radica en informar a los padres y a los mismos niños sobre los riesgos o peligros que corren los niños en el camino conocido como la “Ruta del Migrante”.
De acuerdo a Flores, Estados Unidos debe aprobar la reforma migratoria “integral” lo más pronto posible, ya que desde hace mucho tiempo antes de este crisis los migrantes latinoamericanos y los más de 2.5 millones de salvadoreños que viven en Estados Unidos han sido agentes productivos y de desarrollo en el país norteamericano.
“Estados Unidos debe de una vez por todas llevar a cabo una reforma migratoria integral, se ha demostrado que los migrantes son agentes de productividad cuando la migración se da de forma ordenada. Se debe declarar crisis humanitario regional para que los organismos internacional modifiquen los tratados con el fin de proteger a los menores de edad no acompañados que son detenidos en el camino o en la frontera”, agregó Flores.
El presidente aseguró que el principal objetivo que deben tener estos tratados internacionales debe ser la protección de los derechos de los niños y adolescentes para garantizar en los controles migratorios, albergues o centros de detención los derechos humanos de los niños, así como el respeto a su condición de vulnerabilidad.
Muerte en los dos lados
Mientras El Salvador, Guatemala y Honduras centran esfuerzos conjuntos e independientes para crear conciencia en los padres de familia que tienen la idea de enviar a sus hijos hacia Estados Unidos de forma ilegal con coyotes, el problema de la migración infantil ya está cobrando vidas.
Gilberto Francisco Ramos Jiménez, de 11 años es la primera víctima mortal que reportan las autoridades. El niño originario de Huehuetenango, Guatemala, murió en los primeros días de julio, poco tiempo después de haber cruzado la frontera de México y Estados Unidos.
Su cuerpo fue encontrado por agentes de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas. De acuerdo a la información que ha proporcionado la Cancillería de Guatemala, el niño murió varios días antes que las autoridades encontraron su cuerpo y se presume que fue a causa de asfixia por el calor y la deshidratación.
Gilberto, salió un mes antes de su casa, su padre dijo a las autoridades que pagó $2,500 para que su hijo iniciara el viaje y se reencontrara con su hermano que vive en Chicago. El niño fue identificado luego que las autoridades fronterizas se comunicaran al número telefónico que estaba anotado en el cincho de su pantalón.
Después que la Cancillería guatemalteca se comunicara con el hermano en Chicago, el padre reconoció en unas fotografías la ropa que vestía el niño desde que salió de Guatemala: una camisa de “Angry Birds”, pantalón, negro y una botas de cuero negro.El cuerpo de Gilberto fue entregado a sus padres el viernes pasado en Guatemala.
Menos conocido internacionalmente, el sábado pasado la muerte de un niño de diez años conmocionó a los salvadoreños. El cuerpo de David O. fue encontrado semienterrado en una zona boscosa cerca de su casa en el departamento de Cabañas ubicado al norte de la capital salvadoreña.
Los padres del niño residen en Estados Unidos desde hace varios años y entre sus planes estaba llevarse a su hijo este año por la situación de violencia. David vivía en una zona rural del departamento, se dedicaba a estudiar, criar ganado y a las actividades agrícolas.
Al día siguiente de la muerte de David, pocas personas asistieron al cortejo fúnebre por temor. Pocos minutos después de que las autoridades encontraron el cuerpo del niño se corrió como pólvora la noticia.
Según la primera versión de la Policía Nacional Civil (PNC) David vivía en territorio dominado por pandilleros de la MS 13 y estudiaba en territorio del Barrio 18, el eterno rival de los salvatruchos (adjetivo con el que se conoce a los miembros de la MS 13).
La Policía de la zona explica que el simple hecho de vivir en dos territorios controlados por pandillas rivales es suficiente para que los pandilleros sospechen de que todos los habitantes del lugar son pandilleros rivales, colaboradores o informantes. El informe policial dice que David no tenía ningún record delictivo, ni tampoco estaba perfilado como pandillero.
El niño de diez años fue privado de libertad el viernes. La abuela dijo a las autoridades salvadoreñas que poco antes del anocher fue para comprar tortillas. La mujer se empezó a preocupar cuando entró la noche y su nieto no regresaba.
Según dijo a la policía, junto a otros familiares salieron a buscarlo pero no lo encontraron. Al día siguiente uno de los familiares que participó en la búsqueda regresó a un lugar donde la noche antes lograron ver a varios sujetos cavando un hueco en el suelo y justo en el lugar encontraron el cuerpo del niño.
Según el informe policial, el niño fue apuñalado y torturado. Después los asesinos lo decapitaron y desmembraron su cuerpo para enterrando. Esta práctica de barbarie es común en los crímenes cometidos por pandilleros de la MS 13, explica la Policía de la localidad.
El viaje del pequeño de diez años hacia Estados Unidos se había pospuesto una vez, pero tanto sus padres como sus familiares pensaban que la familia se reuniría este año al tener a David con ellos en el país norteamericano.
Llegan los primeros niños salvadoreños deportados de EE.UU
El primer grupo de niños salvadoreños llegaron en un vuelo privado junto a sus madres y otras mujeres desde Nuevo México. La embajada de Estados Unidos en El Salvador confirmó hoy la deportación de cuatro niños salvadoreños, sus madres y 22 mujeres. Todos fueron detenidos al cruzar la frontera de México, con el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés).
De acuerdo a la información proporcionada por la embajada, los niños y las mujeres que fueron deportados estuvieron en el centro de detención de Artesia, en Nuevo Mexico, luego de ser capturados.
Estos cuatro niños son los primeros menores que son deportados del territorio estadounidense luego que las autoridades de ese país y centroamericanas advirtieran sobre una crisis migratoria en las fronteras entre México y Estados Unidos.
En medio de las deportaciones, la Cancillería salvadoreña confirmó el viernes por la tarde la participación del presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén, en la reunión con el presidente Barack Obama y los mandatarios de Guatemala, Otto Pérez, y de Honduras, Juan Orlando Hernández.
Los presidentes se reunirán el 26 de julio próximo con el presidente Obama para tratar el tema de los niños migrantes y la situación de la crisis migratoria.
Carmen Rodriguez es periodista de El Salvador. Colabora con el Programa de las Américas www.americas.org