La Aldea Global de las Alternativas, construida a las afueras de Paris mientras siguen las negociaciones de la COP21, ofrece una crítica severa a las políticas actuales y una visión de lo que se puede hacer para frenar el cambio climático si existe la voluntad, la creatividad y el compromiso. Aquí, docenas de organizaciones sociales de países en todo el mundo exponen sus perspectivas y muestran sus soluciones, basadas en tradiciones antiguas y tecnologias nuevas. Soluciones colectivas, y viables.
La Confederation Paysanne francesa instaló en la aldea un tianguis de productos del campo cultivados y elaborados bajo el modelo de la soberanía alimentaria.
Representando a millones de campesinos de todos los continentes, Grain y La Vía Campesina presentaron su propuesta de Soberanía Alimentaria: Cinco Pasos para Enfriar el Planeta y Alimentar a su Gente, basada en un estudio propio que afirma que entre el 44 y el 57 por ciento de los gases de efecto invernadero provienen del sistema industrial de producción de alimentos.
Los pasos de la propuesta son: 1) proteger los suelos, 2) usar fertilizantes y plaguicidas no dependientes del petróleo, 3) consumir alimentos producidos por la agricultura local, 4) regresar la tierra a los campesinos y 5) desechar las falsas soluciones, como los cultivos transgénicos y los agrocombustibles.
La energía nuclear también es una falsa solución frente al cambio climático, según afirma la Red de Acción Climática, integrada por la oficina europea de la Fundación Henrich Böll, Amigos de la Tierra, France Nature Environment, Greenpeace y la red «Fuera la Energía Nuclear». En primer lugar porque —contra lo que casi todo mundo cree— la generación de electricidad a partir de la fisión del núcleo atómico también genera gases de efecto invernadero en los procesos de extracción y enriquecimiento del uranio, en la fabricación, transporte y almacenamiento del combustible, así como en la construcción y el desmantelamiento de las plantas nucleares. Por supuesto que son emisiones inferiores a las de carbón, petróleo y gas de esquisto.
La principal desventaja de la energía nuclear es que crea enormes problemas comparados con los que resuelve: contaminación radiactiva, armas nucleares, terrorismo, desechos tóxicos (hay 300 mil toneladas de combustibles usados depositados en basureros radiactivos en varios lugares del mundo, cuyos efectos perdurarán por miles de años) y la eventualidad nada lejana de terribles accidentes (de Three Mile Island a Chernobyl y Fukushima).
El mapa de Francia, país que genera el 86 por ciento de su energía a partir de fuentes nucleares, es impresionante, con sus casi dos decenas de plantas nucleares activas y suspendidas, múltiples residuos de la minería del uranio, almacenes de materiales radiactivos y centros de actividades relacionadas con el armamento nuclear. Más un portaviones para propulsión de misiles nucleares y seis submarinos de guerra de propulsión nuclear
Las voces de Fukushima también resonaron en la aldea global. Más de 160 mil personas fueron evacuadas, tras el accidente nuclear. Se estima que habrá unos 5 mil casos de cánceres fatales provocados por la radiación. Más de 12 mil trabajadores fueron expuestos a altos niveles de radiactividad. Treinta de cada 100 mil personas han desarrollado cáncer de tiroides, que contrasta con el índice de 1.7 en el resto de Japón. Se incrementó la mortalidad infantil en 2012.
Desde África llegó el rescate de la bóveda nubiana, una técnica de construcción antigua basada en materiales locales adaptada al cambio climático, aplicada en Senegal, Mali y Ghana, donde está generando vivienda digna y empleo. Cumple además con criterios de mitigación porque no requiere varillas metálicas ni concreto, fuertes emisores de gases de efecto invernadero.
La Marcha Mundial de las Mujeres recorrió la aldea con su divisa: sin feminismo, no habrá justicia climática. Ellas parten de la concepción de que el capitalismo utiliza las estructuras patriarcales y los procesos de acumulación para mantener la dominación de clase, de raza y de género y la explotación irracional de los recursos naturales. Mantendrán y extenderán su lucha por transformar las estructuras que generan las condiciones de iniquidad y pobreza y causan también la crisis del clima.
El African Women’s development Fund celebró a la mujer rural africana como guardiana de las semillas, la alimentación y el conocimiento tradicional para la adaptación y resistencia a los estragos del cambio climático. Tradicionalmente el conocimiento de las mujeres ha ganado estatus en sus comunidades porque juega un papel central en el sistema alimentario, en las prácticas rituales y en la gobernanza.
Ellas afirman que el colonialismo trajo consigo una visión victoriana acerca de las mujeres que las concebía más adecuadas a las cuestiones domésticas, mientras que los hombres asumieron el trabajo más serio en las esferas económica y política. Las políticas del libre mercado han abierto la puerta a las corporaciones extranjeras y sus bienes y servicios han quebrado a los productores locales incrementando la pobreza.
La visión ecológica ha cambiado los términos para trabajar junto a las comunidades con el fin de rescatar y proteger el conocimiento originario, las semillas y los sitios sagrados y para restaurar los derechos de las mujeres y su rol central en la vida de las comunidades.
Attac ha jugado un papel fundamental como una organización que se moviliza contra la hegemonía del capital financiero y la mercantilización del mundo, por la construcción de una democracia activa, la convergencia de los movimientos sociales y por la toma del poder por los ciudadanos en sus vidas.
Destaca que la globalización neoliberal, basada en la “liberalización” del comercio y de los mercados financieros, ha conducido a la dominación total de las finanzas sobre la sociedad en su conjunto. Es un sistema diseñado para fomentar el enriquecimiento de una pequeña minoría de inversionistas a expensas del resto de la población y el planeta. Sus efectos son perjudiciales para los derechos sociales, la biodiversidad la solidaridad Norte-Sur y para la democracia.
Attac afirma que existen alternativas contra los estragos de la globalización y el cinismo de las élites. Concebido como un movimiento de educación popular vertido en la acción cívica, su voz se ha escuchado fuerte en la aldea global contra el TAFTA, el tratado comercial y de inversiones trasatlántico entre la Unión Europea y los Estados Unidos.
De aprobarse, el tratado disminuiría la protección arancelaria y vulneraría las normas sanitarias y ecológicas de la Unión Europea, provocaría la mercantilización de nuevos sectores de la economía y un ataque sin precedente contra la democracia. Las multinacionales paralizarían la transición ecológica.
Con motivo de la cumbre climática, Attac distribuyó una «Pequeña guía militante frente a los crímenes climáticos» y junto con el Observatoire des Multinationales editó el Lobby Planet Paris, criminales del clima y la mercantilización de la COP21. “¿Quién financia la COP21 ? ¡Los más grandes contaminadores de Francia !”: Michelin, Airfrance, Engie, Axa, Generali, Renault-Nissan, Suez y otros.
Michelin está implicada en el acaparamiento de tierras y señalada como especialista en greenwashing (lavado de imagen usando falsas motivaciones ambientalistas). Airfrance promueve los mercados de carbono y combate las medidas para limitar las emisiones contaminantes de los aviones. Engie es beneficiaria de la industria del carbón y otras energías sucias. Axa especula con las catástrofes climáticas. Generali es gran financiadora de energías contaminantes. Renault-Nissan es pro nuclear y presiona contra las limitaciones a las emisiones de los automóviles. Suez encabeza el cabildeo en favor del fracking. Y otras por el estilo.
Attac forma parte del Colectivo por una Transición Ciudadana, junto con 14 organizaciones más, como Alternatiba, Los Amigos de la Tierra, Énergie Partagée y la Association pour la Maintien d’une Agriculture Paysanne. Todas comparten al menos tres presupuestos: está en marcha una transición social, ecológica y humana; hay múltiples dinámicas ciudadanas creando efervescencia en los territorios; la gente está actuando en todas partes de un modo concreto reinventado nuestras maneras de producir, compartir, vivir, alimentarse, moverse, educar bebés.
Frente a la crisis del sistema, corren tiempos de amplificar los asuntos de interés general y darle impulso a una transformación profunda de la sociedad.
El paraíso de los contaminadores es el mundo ideal creado por los tratados comerciales que sabotean la transición energética. Primero imponen las cláusulas de los tratados y después las usan para torpedear países mediante demandas legales ante tribunales internacionales a modo. Es la conclusión de un estudio de la AITEC (Asociación Internacional de Técnicos, Expertos e Investigadores).
Oil Watch llamó a establecer el Anexo Cero en el nuevo tratado sobre el clima. Dicho anexo contendría las naciones, regiones y localidades, sobre todo de pueblos indígenas, campesinos, pescadores y comunidades tradicionales que están haciendo verdaderos esfuerzos por proteger el clima. Ese anexo o grupo debe ser creado para los pueblos y territorios que se están ocupando de la verdadera causa de las emisiones: la adicción a los combustibles fósiles, y establecer protección, reconocimiento e incentivos.
Los criterios e indicadores para los miembros de este anexo serían: mantener los combustibles fósiles en el subsuelo, practicar formas de vida basadas en un respetuoso diálogo con la naturaleza, luchar contra el carbón y otras explotaciones con efectos en el clima, establecer pasos para el debate de las energías que se requieren —para qué, por quién y cuánta— en el ejercicio de la soberanía de los pueblos y territorios, rechazo de mercados de carbono REDD+ y otras falsas soluciones al cambio climático y tener claro compromiso con la no extracción y emancipación de los combustibles fósiles.
El Comité de Solidaridad con Cajamarca promueve el apoyo a la resistencia de las comunidades del norte de Perú contra el mega proyecto minero de la trasnacional CONGA en Los Andes. Cuatro años de resistencia bajo el lema ¡Agua sí, oro no! y el pueblo de Atahualpa no se raja e inspira las luchas contra el extractivismo en América Latina y el mundo.
Cualquiera que ve el gráfico de los efectos de la industria extractiva en el sistema alimentario, elaborado por The Gaia Foundation y la African Biodiversity Network queda apabullado. Son numerosos y a cual más nocivos los impactos de la minería en la agricultura, al contaminar de diversos modos la tierra y los ecosistemas, el agua, el aire y el clima.
Los daños se dividen según las etapas: exploración, desarrollo, operación y clausura y van desde emisiones de CO2 por la maquinaria, deforestación, filtración de contaminantes, reducción masiva de agua disponible, ácidos, metales pesados, desechos radiactivos, envenenamiento de ríos, lagunas y mantos freáticos, partículas suspendidas, compuestos orgánicos volátiles y muchos más.
Enercoop, el grupo de la energía militante, sostiene que es posible cambiar a una generación de energía 100 por ciento de fuentes renovables. Para demostrarlo promueve la formación de cooperativas para la producción de energía hidráulica, eólica, fotovoltaica y de biomasa.
El estatuto de cooperativa garantiza un funcionamiento transparente y democrático. Permite además, a través de la sociedad, el involucramiento de todas las partes: consumidores, productores, colectivos, trabajadores, etc., en las decisiones de la cooperativa cuyos beneficios repercuten en el desarrollo de su territorio.
Este año Enercoop habrá producido más de 110 mil GWh de energía para unos 25 mil clientes.
En Francia hay una Federación de Usuarios de Bicicleta dedicada a auxiliar a los ciclistas y proteger sus derechos. También distribuye materiales con recomendaciones específicas para evitar riesgos al conducir, demanda mejores condiciones de vialidad en las ciudades e informa de las ayudas financieras vigentes.
El Centro para la Economía Comunitaria y el Desarrollo Social de Rajasthan, India, re-imagina alternativas para el pueblo en la lucha contra los efectos del cambio climático. Define la crisis del clima como una crisis entre la crisis de la opulencia y la crisis de los deseos. A menos que resolvamos los déficits de desarrollo de la mayoría y la desigualdad, la resolución de la crisis climática será muy difícil.
El papel de las políticas en la solución de la crisis del clima es enorme y algunos aspectos de la justicia no pueden ser abordados a nivel mundial y nacional a menos que las comunidades ricas proporcionan espacio atmosférico a las comunidades en crecimiento, sin embargo, no hay conflicto en mirar en la tradición las soluciones y alternativas locales.
El Centro realizó en noviembre en Bhopal el foro Calentamiento global y crisis climática, una salida, que contó con 15 ponentes.
El acaparamiento mundial de los océanos es un tema poco conocido traído aquí por el World Forum of Fisher People, movimiento social mundial que representa a millones de personas de pueblos pescadores de todo el mundo. Gobiernos, organizaciones ambientales y grandes corporaciones están entre los principales actores que impulsan reformas y políticas basadas en el mercado que permiten el acaparamiento de los océanos.
Este hecho está destruyendo gran parte de los recursos pesqueros del mundo de los que depende el 12 por ciento de la población mundial. Personas y comunidades son despojadas de sus derechos consuetudinarios de acceso a caladeros de pesca y masas de agua así como a las tierras costeras. El cambio sistémico que se propone debe dar prioridad a los derechos comunitarios y reconocer que los recursos marinos no pueden medirse en términos económicos sino en función de la soberanía alimentaria y la dignidad humana.
En calidad de abajofirmantes en un impreso volante (algunos también en persona) llegaron a la Aldea Global, Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz, 1980), Desmond Tutu (arzobispo emérito), Esther Vivas (investigadora y activista) Gilles-Éric Séralini (científico), Leonardo Boff (teólogo), Marie-Monique Robin (documentalista), Michael Lowy (sociólogo), Nnimmo Bassey (Nobel Alternativo), Pierre Rabhi (agrónomo), Txetx Etchevery (sindicalista), Vandana Shiva (física), Noam Chomsky (lingüista) y muchos más.
Son los signatarios de un esclarecedor manifiesto titulado Congelar la extracción de combustibles fósiles para detener los crímenes climáticos. “Nos encontramos en una encrucijada. No queremos ser obligados a sobrevivir en un mundo que se ha hecho apenas habitable. (…) A través de la acidificación del océano, la sumersión de islas del Pacífico Sur, la migración forzada en el sur de Asia y África, las frecuentes tormentas y huracanes, el ecocidio actual afecta a todas las especies y los ecosistemas, amenazando los derechos de las generaciones futuras.
“No todos estamos siendo afectados de igual manera por el cambio climático: los pueblos indígenas y campesinos, las comunidades pobres del Sur y el Norte están en la primera línea y son los más afectados por estos y otros impactos de la alteración del clima.
“Concretamente, los gobiernos tienen que poner fin a los subsidios a la industria de los combustibles fósiles y congelar la extracción de combustibles fósiles, dejando intacto el 80% de todas las reservas de combustibles fósiles conocidas. (…) No vamos a esperar a los gobiernos para que esto ocurra. La esclavitud y el apartheid no terminaron porque los estados decidieron abolirlos. Fueron masivas movilizaciones las que dejaron a los líderes políticos sin otra opción.”
Por su parte, Zero Carbon Britain, repensando el futuro, asegura que el Reino Unido tiene la tecnología para generar su propia energía cien por ciento renovable para dejar a salvo y habitable el clima para sus niños y las futuras generaciones.
El catalán Joan Martínez Alier y Pablo Solón pisaron juntos la aldea. El boliviano criticó el proyecto de Acuerdo de París, de 48 páginas, que ha sido presentado a los ministros para ser analizado la última semana de la COP21.
El texto rehúye las palabras «combustibles fósiles», no contiene propuesta para limitar la extracción de carbón, petróleo o gas en los próximos años, tampoco para detener la deforestación. No cuestiona las promesas nacionales de reducción de emisiones. Un texto que si se aprueba como va, en realidad aumentará la brecha de las emisiones de gases de efecto invernadero de un superávit de 12 gt de CO2 en 2020 a alrededor de 25 gt de CO2 en 2030.
“Pero si usted piensa que quemar el planeta es malo, hay quienes están incluso planeando convertir esta tragedia en una oportunidad de negocios”, dice Solón. Esto es exactamente lo que representa el 3er artículo del proyecto de acuerdo, el cual establece un Mecanismo de Apoyo al Desarrollo Sostenible que por su referencia a los artículos 6 y 12 del Protocolo de Kioto introduce subrepticiamente los mercados de carbono.
Solón subraya la ironía: el Protocolo de Kioto está muerto. Se trata de un zombi que sólo ha sido ratificado por 55 países, y no por los 144 requeridos. Pero en cuanto a los mercados de carbono, su legado vivirá, reforzado por el acuerdo de París.
Enviado desde Paris. Alfredo Acedo es periodista, comunicador y asesor de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), de México, integrante de La Vía Campesina. Colabora con el Programa de las Américas, www.americas.org/es. Esta nota forma parte de la serie “Crónicas de la COP”.
Para más información:
Visita a la Aldea Global de las Alternativas a la crisis del clima
https://www.americas.org/es/archives/17953
“Con el acuerdo de París arderá el planeta”
https://www.americas.org/es/archives/17713
Los movimientos sociales en París se niegan ser daños colaterales a las medidas de seguridad
https://www.americas.org/es/archives/17689
La COP21 en París, el día anterior
https://www.americas.org/es/archives/17617
Desafíos de la COP21 y los movimientos sociales
https://www.americas.org/es/archives/17018
Desafíos de la COP21 París y los movimientos climáticos
https://www.americas.org/es/archives/15377