No hay vacaciones para la reforma: La comunidad inmigrante de Chicago se organiza

Seis años atrás, Yolanda Zorayda Ávila se habría considerado entre las personas con menos probabilidades de posibilitar que los inmigrantes se reuniesen con los líderes congresales.

“No creía en ese tipo de trabajo. Las cosas no se hacen así en mi país,” dijo Ávila, quien se trasladó a Chicago desde Michoacán, México en 2007 y ahora es la Directora de Programas de la Federación de Clubes Michoacanos en Illinois (FEDECMI). “Los legisladores [mexicanos] no reciben [visitas de la gente].”

Pero al trabajar para cambiar la actitud de los legisladores estadounidenses sobre la cuestión de la reforma migratoria, Ávila Toledo también ha modificado la suya. Hoy es de la opinión de que las reuniones con los senadores son “muy efectivas”, después de haber colaborado en su planificación durante las últimas semanas

El esfuerzo organizativo de la comunidad de Ávila es uno de los muchos que se están realizando en las calles, los barrios y las oficinas de todo Chicago.

El debate sobre la reforma migratoria ha vuelto al centro del escenario público después de que el presidente Obama anunciara en agosto el programa de Acción Diferida para Inmigrantes que Llegaron en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), adquiriendo mayor importancia a raíz del interés hacia los votantes latinos tras las elecciones de noviembre, y culminando con la expectación ante una propuesta de ley sobre inmigración que iba a presentar un grupo de senadores conocido como la “Banda de los 8”. Ávila habla de un sentimiento de “felicidad y esperanza” entre las comunidades de inmigrantes, un espíritu que les ha llevado a renovar sus esfuerzos organizativos esta primavera, pidiendo el fin inmediato de las deportaciones y atrayendo la atención sobre los objetivos más amplios de la reforma migratoria. Las últimas acciones en Chicago coincidieron con la suspensión de la actividad parlamentaria durante dos semanas con motivo de la Semana Santa, y con otras formas de organización que se estaban realizando a lo largo del país, donde la gente trasladó su caso a los representantes que habían regresado a sus distritos para las vacaciones.

Ávila explica que hubo un momento de calma cuando apenas se logró cambiar nada con las manifestaciones a favor de la reforma migratoria que tuvieron lugar en todo el país en 2006 y 2007. “La gente decía, ‘¿para qué molestarse?’ ‘No va a pasar nada.’ Pero el fuego se ha avivado de nuevo. La gente busca la manera de colaborar con el movimiento.”

Desobediencia Civil

La Banda de los 8 había prometido tener preparada su tan esperada ley migratoria para el 21 de marzo, antes del receso de Semana Santa. Pero el grupo bipartidista no cumplió con la fecha límite que se habían marcado, lo que empujó a los miembros de la Coalición de Illinois para los Derechos de Inmigrantes y Refugiados (ICIRR, por sus siglas en inglés) a organizarse.

“[Los senadores] no cumplieron con la fecha señalada y se sigue deportando a personas”, manifestó Mónica Treviño, portavoz de la ICIRR. “Nuestro objetivo era decirles que las acciones tienen consecuencias.”

La ICIRR hizo oír su mensaje reuniendo a 74 manifestantes en el exterior de la oficina del senador Mark Kirk (R-IL) en el centro de Chicago el 22 de marzo, un día después del fin del plazo no respetado por la Banda de los 8. Los manifestantes formaron una línea a lo largo de la calle y se negaron a moverse de allí incluso cuando intervino la policía. Diecinueve de ellos, incluyendo tres ancianos, fueron multados por bloquear el tráfico, según los informes.

“La desobediencia civil se planteó en todo momento como una manera de atraer la atención hacia la [reforma] migratoria,” dijo Treviño.

Al tiempo que “las acciones tienen consecuencias,” es la inacción la que provoca angustia en los inmigrantes y sus familias. De acuerdo a la ICIRR, diariamente son deportados 1.100 inmigrantes, lo que significa que el hecho de que la Banda de los 8 incumpliera el plazo habría supuesto la expulsión de 20.000 personas durante el receso congresal.

Además de la frustración por el retraso del Senado en elaborar la legislación, el grupo expresó su preocupación por otro asunto: la petición de la senadora Lindsey Graham (R-SC) de dar prioridad a las visas para trabajadores altamente cualificados sobre aquellas para hermanos e hijos adultos de los inmigrantes. La concentración reunió a un grupo muy diverso de manifestantes, incluyendo a líderes de las comunidades asiática, africana, musulmana y latina, y a miembros del clero de diferentes credos.

“Fue estupendo ver otras voces [distintas] ahí fuera hablando sobre la reforma migratoria,” comentó Treviño. “Los grupos asiáticos y africanos se están volviendo más activos. El tema del visado les afectará directamente.”

La ICIRR reconoció el acto de desobediencia civil como una medida necesaria dentro de los continuos esfuerzos que se están realizando a favor de la reforma migratoria e hizo una declaración manifestando que “continuará organizando, participando en actos de desobediencia civil, y elevando las voces de las familias afectadas por nuestra injusta legislación migratoria hasta que se presente un proyecto de ley inclusiva.”

La concentración de los niños

El 27 de marzo, varios miembros de la Banda de los 8, que participaban en una conferencia de prensa en la frontera Arizona-México, dijeron que confiaban en que podrían presentar la legislación a primeros de abril. (Informes más recientes indican que la fecha sería a mediados de abril.)

“El 90% de la reforma está concluido,” aseguró el senador Charles Schumer (D-NY) a la agencia Reuters el 27 de marzo.

Sin embargo, las más de 500 personas que se concentraron en la Plaza Federal de Chicago ese mismo día (muchas de ellas niños que participaban por primera vez en una acción organizada) no estaban dispuestos a ampliar el plazo del que disponían los senadores.

“¡Escúchenme con atención y no me ignoren: ha llegado el momento de aprobar la reforma migratoria!”

Esta declaración tan contundente partió de una pequeña voz: la de la niña de 9 años Liz Márquez, una jovencísima voluntaria del Proyecto de Acción de los Suburbios del Oeste, una organización comunitaria en el suburbio de Melrose Park, IL y miembro de la ICIRR.

“Mi papá tiene una orden de deportación, y todos los días temo que intenten separarle de nosotros,” dijo Liz a la multitud. “Esto me afectaría muchísimo porque mi papá y mi mamá cuidan muy bien de nosotros. Mis padres son personas muy trabajadoras que nos quieren mucho. Mis padres no son delincuentes y no debería ser tratados como tales.” (Ver la declaración de Liz en un video subido por el Chicago Tribune.)

Liz representa a los niños inmigrantes que tienen mucho que perder con la inacción del Congreso en lo que se refiere a la reforma migratoria: más de 200.000 padres inmigrantes de hijos nacidos en Estados Unidos han sido deportados en el transcurso de los dos últimos años, dejando a más de 5.100 niños en hogares de acogida, de acuerdo con el estudio efectuado por Color Lines

“Queríamos compartir el rostro humano de la reforma migratoria, sensibilizar sobre el hecho de que los niños están siendo deportados directamente, y también se están viendo afectados los niños nacidos en Estados Unidos con padres sin documentación,” explicó Treviño.

Una comunicación del Proyecto de Acción de los Suburbios del Oeste, conocido como PASO, expresa la frustración y la angustia de los inmigrantes y defensores: “Cuando os reunáis con vuestras familias el Domingo de Pascua, por favor tened presente en vuestros pensamientos y en vuestras oraciones a todas las familias que no podrán sentarse juntas y disfrutar de la cena porque han sido separadas por nuestro sistema migratorio roto.”

“Elevando las voces latinas”

Mientras los miembros de la ICIRR se manifestaban en el centro de Chicago pidiendo al Senado que mantuviera su promesa sobre la adopción de la legislación oportuna, miembros de la Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALAC, por sus siglas en inglés) viajaron hasta los barrios de las afueras y los suburbios de Chicago para promocionar una agenda a más largo plazo.

“Una verdadera reforma integral en el tema de políticas públicas es siembre un objetivo a largo plazo,” explicó Óscar Chacón, director ejecutivo de NALACC. “[La reforma que actualmente se está debatiendo] ni siquiera busca reformar lo que en nuestra opinión está más roto en la política migratoria estadounidense.”

La campaña de NALACC “Levantando las voces latinas, compartiendo nuestras historias” puso en contacto a miembros de Chicago, Boston, Los Ángeles, Houston, Greenville, NC, Omaha, Miami, Nueva York y Las Vegas con los senadores de sus oficinas locales. Como FEDECMI es miembro de NALACC, los esfuerzos organizativos de Ávila fueron parte de la campaña.

“Las reuniones nos dan [a los inmigrantes] una oportunidad de poner en común nuestras perspectivas, de explicar a los legisladores lo que ha sido nuestra experiencia en este país. También nos permiten entender cómo podemos ayudarles a conseguir apoyos para nuestra causa,” manifestó.

NALACC aborda las mismas cuestiones centrales de la unidad familiar, el fin de las deportaciones y el acceso equitativo a la ciudadanía, que la semana pasada sacaron a la calle a otros defensores. Y, además de pedir acción inmediata, la campaña “Levantando las voces latinas” insta a los legisladores a estudiar en profundidad el asunto.

“Lo que encontramos cuando realizamos las visitas congresales es que existe una ignorancia atroz sobre cómo está estructurada y cómo funciona la política migratoria. La mayoría de la gente no tiene ni idea de la mezquindad de nuestra política actual,” manifestó Chacón. “Lo que ha sido propuesto hasta ahora a modo de [legislación pendiente de la Banda de los 8] se queda demasiado corto respecto de lo que hay que cambiar si queremos tener una política migratoria verdaderamente nueva, humana y funcional.”

NALACC pide a los representantes que se aproximen a la inmigración desde una perspectiva transnacional, atendiendo a la necesidad de considerar las fuerzas profundas de la oferta y la demanda laboral en vez de tratar la política migratoria simplemente como un asunto de seguridad nacional. La organización también critica el “obsoleto, equivocado” sistema de cuotas y preferencias, y cuestiona el marco político punitivo establecido la Ley de Reforma de la Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante (IIRIRA, por sus siglas en inglés) de 1996,

Claudia Lucero, miembro de NALACC y presidenta de Durango Unido en Chicago, colaboró en la planificación de las reuniones con los legisladores. Ayudó a los participantes a examinar los nombres de los miembros del Congreso para identificar “quién está de nuestro lado y a quién habrá que convencer.” Lucero dijo que ella recibió informes de las delegaciones en los que se afirmaba que los legisladores fueron “muy receptivos y que al menos estaban dispuestos a apoyar una reforma migratoria en general.”

Líderes desarrollándose

NALACC también trata de educar a sus propios miembros, especialmente a la luz del renovado interés de la comunidad en apoyar y organizarse.

“Cuando hay una oleada enorme de publicidad como la que existe alrededor del actual empuje que está recibiendo la reforma, el nivel de interés de nuestros miembros crece enormemente,” explicó Chacón. “Nuestro trabajo es conseguir que la gente se involucre y, al mismo tiempo, esté mejor preparada para entender los matices del debate sobre la reforma de política migratoria.”

El Instituto de Liderazgo de NALACC viaja por todo el país para ayudar a los miembros a entender el ambiente actual de la reforma y a desarrollar la organización comunitaria, los medios digitales, y (fundamental dentro de la reciente campaña de NALACC) la capacidad crítica.

“Nuestros líderes entienden que ellos [no tienen que] aplaudir entusiasmadamente lo que la Banda de los 8 está proponiendo”, explica Chacón.

Lucero ve la educación de la comunidad como una parte esencial del movimiento, sobre todo dado el renovado interés por el activismo que está surgiendo entre los miembros de la comunidad, que quizás no entienden los pormenores de las propuestas de reforma.

“No toda la comunidad de inmigrantes está bien informada. Es importante que ofrezcamos oportunidades de acceso a la información a la comunidad. Con o sin papeles, nos preguntan, ‘¿Cómo puedo involucrarme? ¿Qué pequeño papel puedo desempeñar?’”

Reflexionando sobre su propia experiencia como defensora comunitaria, participando en las multitudinarias manifestaciones que tuvieron lugar en Chicago en 2007 y, más recientemente, planificando reuniones con los legisladores, Ávila piensa que esta última ronda organizativa en Chicago puede dar sus frutos.

“Los esfuerzos van de la mano. Las grandes marchas sirven para que los legisladores vean el número de gente que está preocupada por este tema, el número de personas afectadas. Mientras que las conversaciones directas nos permiten opinar sobre las decisiones que están tomando.”

Ávila explica que la mayor oportunidad de éxito por parte de los movimientos a favor de la reforma descansa en la acción comunitaria continuada.

“Hay muchísimos inmigrantes [en este país]. Si no nos organizamos, seguiremos siendo invisibles.”

Sara McElmurry trabaja con el Latino Policy Forum, una de las organizaciones miembro de NALACC. Colabora con CIP Program de las Américas www.americas.org/es

Traducción de Sara Plaza

TE RECOMENDAMOS