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Miles de personas se reunieron en el monumento de la Revolución en la Ciudad de México, exigiendo justicia climática y respeto por el medio ambiente, previamente a las negociaciones de clima (COP21) en París. Una variedad de organizaciones ambientales, familias y ciudadanos se reunieron en ciudades de todo el mundo el 29 de noviembre, anticipando la llegada de líderes mundiales de más de 190 países a la conferencia de clima para discutir la crisis actual y ponerse de acuerdo sobre los planes para erradicar el cambio climático.
En la soleada mañana de otoño, pancartas pintadas a mano identificaban a los grupos incluyendo al Fondo Mundial para la Vida Silvestre, Avaaz, Greenpeace, el Tíbet México, Cáritas Mexicana (La Comisión Episcopal de Pastoral Social), Sin Maíz No Hay País, la Alianza Mexicana Contra el Fracking, Sin deprimido Mixcoac (en protesta por la deforestación en nombre del desarrollo urbano), Acción 2015, el Centro de Estudios Ecuménicos, entre otros. Las pancartas de colores hechas con materiales reciclados expresaban frases como “Fin del Ecocidio Nacional”, “Monta tu bicicleta, y deja tu coche” y “El aire limpio equivale a una vida saludable”.
Delante del monumento, un grupo esperaba la marcha bailando bachata. Otros trabajaban en la sombra, terminando sus pancartas. Los organizadores recorrían el lugar entregando brillantes pulseras verdes de la marcha.
Una de las manifestantes, Carmen Garza, argumentaba una sencilla razón por la que estaba allí: “Amo el mundo. Amo al planeta. Amo las plantas”, explicó.
Este año la COP es especialmente importante para lograr un acuerdo sobre la reducción de emisiones de efecto invernadero. Las conferencias COP no han podido llegar a acuerdos capaces de frenar el calentamiento global.
Olivia Pineda, directora de la Fundación de Desarrollo Social Integral para el Futuro y una de las organizadoras de la marcha en la Ciudad de México declaró: “Esperamos que en la COP21 se firme efectivamente un acuerdo internacional para reducir los combustibles fósiles y promover el uso de energías limpias”.
Pineda agregó: “La justicia climática está fuertemente ligada a los derechos humanos. Y sin embargo, tenemos mucho trabajo por hacer para lograr esto”.
“El primer paso es conseguir la Ley de Transición Energética”. Muchos de los carteles de los manifestantes repetían la demanda al Congreso a aprobar la nueva ley.
La Ley de Transición Energética forma parte del último paquete de reformas energéticas de México, que se compromete a convertir el 35% de la generación eléctrica del país en energía limpia para el 2024. También se compromete a reducir las emisiones de efecto invernadero, en conformidad con la Ley General de Cambio Climático de México y sus compromisos internacionales presentados en COP21.
El panorama actual indica que el 80 por ciento de la energía de México proviene de los combustibles fósiles que tienen un impacto negativo en el medio ambiente y el clima. La Ley de Transición Energética es la única parte del paquete de reforma energética con un plan detallado para incentivar y crear energía limpia.
Hasta hace poco el Senado no había aprobado la ley. Luego el 30 de noviembre, un día después de la marcha global del clima el Senado aprobó la ley, pero no sin aplicarle cambios de última hora.
Algunos de estos cambios consistieron en la reducción de las obligaciones de las empresas y reemplazar la expresión “energía renovable” por “energía limpia” para que la industria del acero, de donde deviene parte de la resistencia a la ley, pueda seguir utilizando el gas natural. Los críticos afirman que estas modificaciones en la propuesta legislativa original, exponen que el gobierno mexicano está más interesado en la preservación de los beneficios y las inversiones a corto plazo que en el cambio climático. Los Senadores Dolores Padierna y Manuel Bartlett declararon que la actual ley reformada sirve para “proteger a los negocios, no el medio ambiente”.
Para Pineda, y muchos otros en la reunión de la Ciudad de México, este es un asunto de vida o muerte. Ella dijo: “Vamos a terminar sin planeta… ¿Y qué dejamos para las generaciones futuras? Nada”.
En todo el mundo, los manifestantes se pronunciaron para crear una presencia global durante las negociaciones de COP21 en París, especialmente teniendo en cuenta que las manifestaciones han sido prohibidas debido a los ataques terroristas que se produjeron el mes pasado.
Los manifestantes en la Ciudad de México y los 785.000 estimados en todo el mundo han demostrado su capacidad para organizarse por la justicia climática. En países alrededor del mundo los ciudadanos están asumiendo la responsabilidad de educar a las comunidades y presionar a los gobiernos a efectuar cambios drásticos para acabar con el calentamiento global.
No resulta claro lo que aportará la COP21 a la lucha de la justicia climática. Pero aquellos manifestantes escépticos de los resultados en París se han comprometido a continuar esta lucha en casa.
Garza, quien ha estado siguiendo las conversaciones oficiales, declaró: “Yo no tengo grandes expectativas para la COP21, pero sí creo que la presión de la gente se ve y se siente”.
Nicole Rothwell es pasante del Programa de las Américas y escribe sobre los movimientos globales sociales, la educación y los derechos humanos en la región.
Fotos de Nicole Rothwell.
Traducido por Viviana Vitulich
Para más información:
Crónicas de la COP:
https://www.americas.org/es/archives/category/cronicas-de-la-cop