“Hoy inauguramos una nueva fase en las relaciones bilaterales en el área de defensa. Con los dos acuerdos en vigor trazamos una agenda positiva de avances en la cooperación militar y tecnológica entre los dos países”, afirmó el ministro de Defensa de Brasil, Jaques Wagner, al finalizar la reunión que tuvo en el Pentágono, el 29 de junio, con Ashton Carter, secretario de Defensa de los Estados Unidos[1]. Como veremos, el ministro Wagner no exageraba.
Un día después el presidente Barack Obama no dudó en declarar su “absoluta confianza” en Dilma Rousseff, cuando se concretó la cumbre bilateral en la Casa Blanca. “Ella, que siempre fue muy honesta y franca conmigo, cumplió con lo que había prometido”.
Según la corresponsal del diario Clarín, Eleonora Gosman, Obama “se refería a dos convenios militares que la presidenta logró que le votara el Congreso poco antes de viajar a Washington. Eran acuerdos que había pedido el propio jefe de la Casa Blanca, para quien además eran un tema clave en esta cumbre bilateral”[2]. Pero Obama fue más lejos: “Brasil es un socio absolutamente indispensable en el enfrentamiento de los desafíos mundiales (…) no es apenas un
líder regional; es un líder global”[3].
Dilma correspondió a Obama –a quien se refirió como “querido presidente”- al señalar que “garantizó” que no habrá más espionaje. “Yo creo en el presidente”, dijo Dilma, y agregó que la suma de los acuerdos con Brasil y la aproximación a Cuba marcan un cambio en toda la región: “Es un momento decisivo en la relación con América Latina. Cambia el nivel de relación con toda la región”.
Nicholas Lemann, en un artículo en The New Yorker, destaca que “no es probable que Dilma haya perdonado a los Estados Unidos, pero ella necesita una tabla de salvación y no tiene muchas opciones”[4]. Según el periodista, en medio de los graves problemas que enfrenta el gobierno de Brasil, “esta semana por fin encontró a un amigo: Joe Biden. El vice-presidente la llamó para sugerir que visite Washington, y ella aceptó con entusiasmo, con las fechas y los detalles exactos que se determinen”.
De ese modo, Brasil y Estados Unidos recompusieron sus relaciones que estaban dañadas desde octubre de 2013 cuando Dilma suspendió su viaje a Washington ante las revelaciones de que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA por sus siglas en inglés) espiaba a la presidenta. Aunque es evidente que el viaje de Dilma estuvo motivado por la crisis que atraviesa su gobierno, con menos del 10% de apoyo en la sociedad, las consecuencias se resumen en un completo viraje de su política exterior.
La mayoría de los analistas coincide con la corresponsal de Clarín en el sentido de que estamos ante “un rediseño en las relaciones continentales (entre América del Norte, del Sur y Central), como se vio en la Cumbre de las Américas en Panamá y, especialmente, en la reanudación de los vínculos diplomáticos, comerciales y políticos, entre Washington y La Habana”[5].
Los acuerdos de Washington
La página oficial del Palacio de Planalto divulgó la lista de acuerdos firmados el 30 de junio entre Obama y Rousseff, que incluyen siete áreas: comercio exterior, medio ambiente y energía, previsión social, defensa, agricultura, educación y ciencia, y tecnología. Destaca que Estados Unidos es el segundo socio comercial de Brasil detrás de China y “el mayor inversor extranjero en Brasil” con un stock de 116.000 millones de dólares[6].
En cuanto al comercio exterior Dilma propuso doblarlo en la próxima década. La Declaración Conjunta sobre Cambio Climático establece el compromiso de ambas naciones de llevar al 20% la participación de fuentes renovables en la matriz energética para 2030. Brasil se compromete a reforestar 12 millones de hectáreas de selvas y alcanza en 2030 el “deforestación ilegal cero”, en tanto los Estados Unidos se comprometen a reducir del 26 al 28% la emisión de gases de efecto invernadero para 2025.
El acuerdo sobre medio ambiente fue el más difundido por los gobiernos. Acordaron también la libre importación de carne vacuna brasileña, después de 15 años de negociaciones, ya que hasta ahora sólo podía ingresar carne procesada. La medida favorece, según Planalto, al 95% de la agroindustria de exportación de Brasil. En el área de la cooperación científica y tecnológica se firmaron siete acuerdos, que van desde los desastres naturales hasta las energías limpias.
En el área espacial se acordó la participación de investigadores brasileños en centros de la NASA y la participación de científicos en los estudios estadounidenses sobre el sol (heliotermia) y el clima espacial.
En cuanto a la defensa, los dos países “van a desarrollar un proyecto de defensa conjunto, que debe incluir acuerdos tecnológicos y asociación entre empresas brasileñas y estadounidenses en el área de la defensa para, por ejemplo, la compra y venta de equipamientos y armamentos”[7].
El Comunicado Conjunto emitido el mismo día 30, menciona los diversos foros bilaterales existentes entre ambos países, destacando el Diálogo de Asociación Global, el Diálogo Económico y Financiero, el Diálogo Estratégico de Energía y el Diálogo de Cooperación en Defensa, así como foros sectoriales como el de Altos Ejecutivos Brasil-Estados Unidos que se reunió en Brasilia el 18 y 19 de junio, y varias comisiones comerciales.
El comunicado destaca que Dilma mencionó el “lanzamiento de un nuevo ciclo de concesiones para inversiones en el sector de infraestructura de Brasil, que abre oportunidades para empresas estadounidenses de 64.000 millones de dólares, a lo largo de varios años”[8]. Llama la atención la apertura a de un sector que hasta ahora venía siendo monopolizado por las constructoras brasileñas, hoy cuestionadas por las denuncias de corrupción en Petrobras.
Otra mención importante en el comunicado, se refiere a papel de la OEA: “Los presidentes reconocen la importancia de la Organización de los Estados Americanos en la defensa y promoción de la gobernabilidad democrática y de los derechos humanos”. A la vez, congratulan al nuevo secretario general, el uruguayo Luis Almagro, ex canciller del gobierno de José Mujica, y se comprometen a “trabajar con él para revitalizar la Organización, de modo ayude efectivamente a los Estados Miembros a hacer frente a los desafíos hemisféricos”.
En contraste con esa importante mención, apenas se alude a la Unasur por su “promoción del diálogo político en Venezuela” y su supervisión de las elecciones legislativas de diciembre. Parece evidente que la diplomacia brasileña ha definido un viraje en el que comienza a privilegiar a la OEA frente a la Unasur y a la Celac, que ni siquiera es nombrada en el comunicado. En los próximos meses podremos ver si, efectivamente, Unasur es relegada a un papel consistente en resolver problemas menores, mientras los grandes temas quedan en manos de la OEA.
El enigma de los acuerdos de Defensa
Antes de viajar al encuentro con Obama, el gobierno brasileño se empeñó en que el parlamento votara dos acuerdos que habían sido firmados en Washington el 12 de abril de 2010. Que esos acuerdos estuvieran pendientes de aprobación parlamentaria durante cinco años, es un hecho significativo.
Si bien el Acuerdo sobre Protección de Informaciones Militares tiene especificaciones claras sobre la creación de un cuadro jurídico para el intercambio seguro de informaciones, que incluye el intercambio de tecnologías, el Acuerdo Bilateral sobre Cooperación en Materia de Defensa, suena muy general y poco específico.
En el comunicado oficial, se dice que el Acuerdo “permitirá la realización de entrenamientos conjuntos, cursos y pasantías, y facilitará las negociaciones comerciales de equipamientos y armamentos”[9]. También incluye el encuentro de instituciones de defensa, intercambio de estudiantes, instructores y personal de entrenamiento, visitas de navíos y desarrollo e implementación de programas y proyectos de tecnología de defensa[10].
El ministro Wagner acudió con 17 empresarios de la Asociación Brasileña de Industrias de Materiales de Defensa y Seguridad, presentó los principales programas de defensa a la Cámara de Comercio de Estados Unidos y dejó claro el deseo de su gobierno de “agilizar los acuerdos bilaterales que estimulen una mayor asociación estratégica”.
En este punto, y ante la falta de aclaraciones de los gobiernos, aparecen una serie de dudas y especulaciones. Por un lado aparece, con total claridad, el deseo de vender más equipamiento militar a Estados Unidos. Brasil importó 42,4 mil millones de dólares y exportó a Estados Unidos 31,4 mil millones. Esa disparidad en la balanza comercial de defensa quiere ser reducida por el gobierno de Rousseff.
Pero el Acuerdo va más allá, aunque no se ha informado cuál será el “proyecto en el área de defensa” que ambos países van a desarrollar. Sin datos oficiales, sólo caben aproximaciones que suelen provenir de los medios especializados donde trabajan ex militares o periodistas afines al mundo militar.
Según un análisis de Defesanet, una de las principales analistas de los temas militares, señala que “una de las premisas básicas de los Estados Unidos, según especialistas, es la separación de Rusia del programa espacial brasileño”[11]. El análisis asegura que Estados Unidos no quiere que los rusos participen en la producción de vehículos de lanzamiento de satélites o transfiriendo su tecnología de misiles balísticos al brasileño Programa Nacional de Actividades Espaciales.
Antes de viajar a Washington, el ministro Wagner visitó durante una semana empresas e institutos en São José dos Campos, el polo industrial-militar de Brasil. En especial, visitó las empresas Mectron y Avibras para “identificar posibilidades y programas de interés para los Estados Unidos”[12]. Ambas son empresas estratégicas en el área espacial.
Mectron está integrada en Odebrecht Defensa y Tecnología y fabrica armamentos inteligentes (como misiles de alta precisión), radares y sistemas de comunicaciones. Es la única empresa en América Latina con capacidad para fabricar misiles antirradiación y una de las tres del mundo que posee esa tecnología[13]. Odebrecht tiene a su director preso por el escándalo de corrupción en Petrobras, aunque aún no ha sido juzgado.
Avibras fabrica artillería y sistemas de defensa, cohetes y misiles. Su producto más conocido es el Astros II, un sistema de lanzadores múltiples de cohetes con alcance de hasta 300 kilómetros ampliamente utilizado por Irak en la Guerra del golfo y más recientemente por Arabia Saudita[14]. Se desempeñó en el Centro de Lanzamiento de Alcántara en la construcción de cohetes, la principal base aeroespacial brasileña.
Ambas empresas trabajan juntas en el diseño y fabricación de misiles anti-navío para la Armada brasileña que tiene como uno de sus objetivos la defensa de los yacimientos de petróleo en la plataforma marítima, de la que ya se extraen 800.000 barriles diarios.
En las relaciones bilaterales han existido dos áreas críticas en temas de defensa: la nuclear y la espacial. Estados Unidos bloqueó el desarrollo de tecnología nuclear que Brasil estaba alcanzando gracias a un Acuerdo Nuclear con Alemania en 1975, con transferencia de tecnología[15].
Presionado por el gobierno estadounidense, el presidente Cardoso firmó en 1997 el Tratado de No Proliferación Nuclear que durante 29 años fue considerada en el país como “la legitimación de un orden internacional fundado en el desequilibro de derechos y obligaciones de los Estados” ya que consagraba privilegios a los cinco miembros del consejo de seguridad de Naciones Unidas[16].
En el área espacial los conflictos se iniciaron en el mismo período. En ambas áreas el Pentágono parece haber trazado una línea roja. Moniz Bandeira asegura que “el gobierno de Washington continuó bloqueando e impidiendo la adquisición de los componentes necesarios para la continuidad de los programas nuclear, espacial y del avión AMX”, un caza ítalo-brasileño[17].
En 1995 Brasil adhirió al Missile Technology Control Regime (MTCR) creado en 1987 por países de Occidente para prevenir la proliferación de misiles y tecnología espacial. y en 1992 retiró el programa espacial de la esfera militar[18]. Con esos pasos esperaba mejorar las relaciones con Estado Unidos en un período caracterizado por la ofensiva conservadora del “Consenso de Washington”.
El Centro de Alcántara
El Centro de Lanzamiento de Alcántara, en el estado de Maranhão, es el núcleo del programa espacial brasileño, que ha tenido muchos problemas y fracasos.
La nota divulgada por el Pentágono es tan ambigua como las que difundió el ministerio de Defensa de Brasil. “El secretario Carter y el ministro Wagner discutieron la importancia de profundizar el comercio y la tecnología de defensa señalando las oportunidades para la cooperación en el co-desarrollo y la co-producción en el futuro”[19].
Pero hay varios datos previos que hacen pensar que, efectivamente, los proyectos a desarrollar pertenecen al área espacial, lo que coloca la base de Alcántara en el centro de esta historia. La base se construyó en 1983 para sustituir al Centro de Lanzamiento de Barrera del Infierno, que tenía dificultades por su proximidad con centros poblados. Por su cercanía con el Ecuador, Alcántara es considerada una de las bases mejor situadas del mundo para lanzamientos de satélites[20]. Entre 1990 y 2000 realizó casi 30 lanzamientos de pequeños y medianos cohetes con objetivos científicos.
En el año 2000 el presidente Cardoso firmó un Acuerdo de Salvaguardas Tecnológicas con Estados Unidos que preveía que el Pentágono asumiera el control completo de Alcántara. El acuerdo otorgaba a Estados Unidos estatus de extraterritorialidad por el cual el Estado brasileño no podía controlar la base ni fiscalizar la entrada de equipos. Llegaba incluso a prohibir que los recursos por el arrendamiento de la base fueran usados para desarrollar el programa espacial brasileño[21].
Moniz Bandeira es uno de los más respetados analistas de la política exterior brasileña, y asegura que la cesión de la base a Estados Unidos tuvo “enorme resistencia dentro de las fuerzas armadas, donde gran parte de la oficialidad entendió que cerraría, al este, el cerco sobre la Amazonia brasileña, pues estaría situada, estratégicamente, en la entrada de la principal vía de acceso, este-oeste, lo que daría a los Estados Unidos facilidades para reunir medios de apoyo logístico en una eventual tentativa de ocupar el valle de los ríos Amazonas/Solimões”[22].
Debe decirse que las fuerzas armadas brasileñas consideran que la Amazonia es un espacio crítico cuyo control no debe ser dejado a ninguna potencia extranjera. En paralelo, los militares tienen una larga desconfianza de los Estados Unidos, intensificada bajo la segunda presidencia de Getúlio Vargas (1951-1954), que llevó al presidente Ernesto Geisel a denunciar, en 1977, el Acuerdo de Asistencia Militar firmado en 1952 por considerar que lesionaba los intereses del país[23].
En 2001, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados decidió no aprobar el Acuerdo de Salvaguardas Tecnológicas con Estados Unidos[24]. En 2003, al llegar Lula a la presidencia, el proyecto de acuerdo fue archivado definitivamente y el nuevo gobierno decidió, el 21 de octubre 2003, firmar un acuerdo de cooperación con Ucrania para impulsar la industria aeroespacial con la creación de la empresa Alcántara Cyclone Space.
Poco antes, el 22 de agosto de 2003, se produjo un accidente en Alcántara cuando se incendió un cohete matando a 21 técnicos y destruyendo la base de lanzamiento. Algunos medios aseguraron que se trató de un sabotaje estadounidense, pero la investigación de la fuerza aérea no pudo establecer con precisión las causas del cortocircuito que provocó el incendio[25].
En 2011 Wikileaks reveló cables del Departamento de Estado a la embajada en Brasilia de 2009, donde queda claro que no apoya el programa espacial y presiona a Ucrania para que no transfiera tecnología espacial a Brasil. Los telegramas dicen que Estados Unidos “no apoyamos el programa nativo de vehículos de lanzamiento espacial de Brasil”; agregan que no se oponen a la existencia de la base de Alcántara, “mientras tal actividad no sea el resultado de la transferencia de tecnología de cohetes a Brasil”[26].
El 9 de abril trascendió que el gobierno brasileño decidió cancelar el acuerdo de cooperación espacial con Ucrania que, en realidad, nunca consiguió despegar[27]. Finalmente, el 30 de junio se concretan los acuerdos bilaterales entre Estados Unidos y Brasil. En los últimos años Rusia venía avanzando acuerdos de defensa con Brasil. En 200,8 Rusia vendió un lote de 12 helicópteros de ataque MI-35 y estaba casi cerrada la compra de sistemas de defensa Pantsir para los Juegos Olímpicos, pero luego de tres años de negociaciones no se concreta su llegada.
En diciembre de 2014, el viceprimer ministro ruso Dmitry Rogozin, encargado del sector de defensa y aeroespacial visitó Brasil. La aeronáutica Embraer se negó a recibirlo, porque “la empresa teme una indisposición de Estados Unidos” que es su principal mercado[28]. En tento, Odebrecht le abrió las puertas de Mectron y además la comitiva visitó Avibras.
En los próximos meses los hechos hablarán por sí mismos. Uno de ellos es la cooperación militar en el área aeroespacial con Estados Unidos. Pero el otro, no menos importante, es si Petrobras seguirá controlando los yacimientos de petróleo en la plataforma marítima, conocidos como pre-sal. Vale recordar que destacados miembros de la oposición –que hoy pretende derribar a Dilma- prometieron a empresas estadounidenses modificar la legislación para facilitarles el acceso al petróleo brasileño, hasta ahora bajo control de la empresa estatal[29].
El retorno de la guerra fría en las relaciones internacionales, parece traducirse en nuevos alineamientos en la región latinoamericana, en gran medida fruto de las presiones cruzadas de las grandes potencias. En un momento en que Brasil atraviesa una fuerte inestabilidad económica y política, el acercamiento a Estados Unidos puede cortar las alas de una región que había dado sólidos pasos hacia su independencia y reafirmar su subordinación como “patio trasero”.
[1] “Brasil e Estados Unidos vão desenvolver projeto na área de defesa“, Ministerio da Defesa, 29 julio de 2015, en http://www.defesa.gov.br/noticias/16131-brasil-e-estados-unidos-vao-desenvolver-projeto-na-area-de-defesa
[2] “EE.UU. señala a Brasil como su principal socio en Sudamérica”, Clarin, 1de julio de 2015, en http://www.clarin.com/mundo/Dilma_Rousseff-Barack_Obama-Estados_Unidos-Brasil_0_1385861836.html
[3] “Consideramos o Brasil uma potência global, afirma Obama em encontro com Dilma”, Presidencia da Republica, 30 de junio de 2015, en http://blog.planalto.gov.br/consideramos-o-brasil-uma-potencia-global-afirma-obama-em-encontro-com-dilma/
[4] “The problem with Dilma Rousseff, The New Yorker, 27 de junio de 2015, en http://www.newyorker.com/news/news-desk/the-problem-with-dilma-rousseff
[5] “EE.UU. señala a Brasil como su principal socio en Sudamérica”, Clarin, 1de julio de 2015.
[6] “Conheça os acordos firmados por Dilma e Obama nos Estados Unidos”, Portal Planalto, 30 de junio de 2015 en http://www2.planalto.gov.br/noticias/2015/06/conheca-os-acordos-firmados-por-dilma-rousseff-e-barack-obama-nos-estados-unidos
[7] “Conheça os acordos firmados por Dilma e Obama nos Estados Unidos”, Portal Planalto, 30 de junio de 2015.
[8] “Comunicado Conjunto da Presidente Dilma Rousseff e do Presidente Barack Obama, Washington, 30 de junho de 2015”, en http://www.defesanet.com.br/br_usa/noticia/19602/BR-US—Comunicado-Conjunto—30-Junho-2015/
[9] “Brasil e Estados Unidos vão desenvolver projeto na área de defesa”, Ministerio da Defesa, 29 julio de 2015.
[10] “Condicionantes para a ajuda ao Brasil”, Defesanet, 9 de julio de 2015.
[11] “Condicionantes para a ajuda ao Brasil”, Defesanet, 9 de julio de 2015 en http://www.defesanet.com.br/br_ru/noticia/19682/BR-US—Condicionantes-para-a-ajuda-ao-Brasil/
[12] “Industrias de defesa de Sao José ficam entusiasmadas com acordos com os EUA”, Defesaner, 30 de junio de 2015 en http://www.defesanet.com.br/br_usa/noticia/19600/Industrias-de-defesa-de-Sao-Jose-ficam-entusiasmadas-com-acordos-com-os-EUA/
[13] http://odebrecht.com/pt-br/negocios/nossos-negocios/defesa-e-tecnologia
[14] https://www.avibras.com.br/site/pt/
[15] Aunque Estados Unidos impulsó el golpe de Estado de 1964, hubo fuertes choques de intereses geopolíticos entre Brasilia y Washington que se intensificaron en la década de 1970. Luiz Alberto Moniz Bandeira, As Relações Perigosas: Brasil-Estados Unidos (De Collor a Lula, 1990-2000), Editora Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 2010, p. 39-40 y 54.
[16] Idem p. 143.
[17] Idem p. 146.
[18] Idem p. 146. Para MCTR véase https://en.wikipedia.org/wiki/Missile_Technology_Control_Regime
[19] U. S. Deparment of Defense, Release No: NR-257-15, 29 de junio de 2015 en http://www.defense.gov/Releases/Release.aspx?ReleaseID=17361
[20] https://pt.wikipedia.org/wiki/Centro_de_Lançamento_de_Alcântara
[21] Un detallado análisis del acuerdo en Luiz Alberto Moniz Bandeira, ob. cit. pp. 193-203.
[22] Idem pp. 193-194.
[23] Idem p. 204.
[24] Idem p. 293 y http://www1.folha.uol.com.br/fsp/brasil/fc2108200114.htm
[25] http://super.abril.com.br/ciencia/sabotagem-do-tio-sam
[26] “EUA tentaram impedir programa brasileiro de foguetes, revela WikiLeaks”, O Globo, 25 de enero de 2011 en http://oglobo.globo.com/mundo/eua-tentaram-impedir-programa-brasileiro-de-foguetes-revela-wikileaks-2832869#ixzz3fj1SEsol
[27] “Brasil vai cancelar acordo com Ucrânia para lançar foguetes”, Folha de Sao Paulo, 9 de abril de 2015.
[28] “ Embraer rejeita visita de vice-premiê e gera mal-estar entre Rússia e Brasil”, Valor, 17 de diciembre de 2014, en http://www.valor.com.br/brasil/3826320/embraer-recusa-visita-de-autoridade-e-irrita-moscou
[29] https://wikileaks.org/Nos-bastidores-o-lobby-pelo-pre.html