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El 19 de noviembre, autoridades franceses indicaron que bajo el estado de emergencia las protestas previas y durante la cumbre del clima de París COP21 desde el 30 de noviembre hasta el 12 de diciembre, fueron canceladas. “Protesta” se define como cualquier reunión de más de dos personas con un motivo político.
Esta decisión obligó a los movimientos sociales en Francia y en todo el mundo, incluyendo a los organizaciones campesinas, sindicales urbanas, estudiantiles e indígenas, a reevaluar sus planes para las negociaciones climáticas. Ante este dilema, la primera acción el domingo en París mostró que las activistas decidieron expresarse—tanto dentro, como fuera de los límites de la prohibición de la protesta.
Attac Francia, una organización antiglobalización que es clave en la organización de las protestas de COP21, emitió un comunicado diciendo: “Rechazamos la sociedad del miedo, la estigmatización y la búsqueda de chivos expiatorios. Afirmamos nuestra determinación de seguir circulando, trabajando, divirtiéndonos, para celebrar reuniones y luchar libremente”. Otros grupos han pisado con más cuidado, pero con claras intenciones de hacer oír su voz fuera de la conferencia.
Las primeras consecuencias de la prohibición de protesta tuvo lugar entre el jueves y el viernes 24, cuando reconocidas activistas ambientales y climáticas fueron buscados en París y ciudades cercanas y puestos bajo arresto domiciliario, alegando que estaban programando protestas para el cumbre.
Con este precedente ominoso, los organizadores siguieron en marcha el domingo. Las acciones comenzaron temprano en la mañana. Activistas globales de Avaaz y socios tendieron 20,000 zapatos en la Place de la Republique, para representar las personas que hubieran marchando en París.
La plaza se encuentra entre varios de los lugares del tiroteo de noviembre 13 y está a pocos pasos del sede de concierto Bataclan, donde se mató a 90 personas. Al mediodía manifestantes formaron una “cadena humana” de miles en Boulevard Voltaire.
El día continuó en la plaza. La policía bloqueó las entradas a Voltaire y otras entradas a la amplia plaza bordeada de hoteles y cafés. El ambiente era festivo, con títeres, payasos y bailarines mezclados con los miembros del Bloque Negro y familiares con niños. Eran mensajes variados, desde la oposición a la energía nuclear, a la solidaridad con los refugiados de Palestina.
Sin embargo, conforme la tarde avanzaba, la policía se volvió impaciente, esperando a que la gente se dispersara. Alrededor de las 14:00 la policía comenzó a expulsar a los manifestantes de la plaza. Durante la siguiente hora, varios cientos de personas fueron acorraladas en una esquina de la plaza por la policía que también bloqueaba el acceso en todas las direcciones. La policía arremetió con gases lacrimógenos a la multitud, y el aire en la plaza se volvió espeso con el humo.
Los manifestantes expulsados de la plaza se demoraron, cantando y tratando de monitorear la situación dentro de las barricadas de la policía. “Policía en todas partes, justicia en ninguna parte”, gritaban en francés.
A la entrada del boulevard de la Plaza San Martín, los manifestantes se mantuvieron firmes durante más de 45 minutos, ya que la policía empujaba gradualmente la multitud. Alrededor de 15:30 la policía comenzó a echar gas lacrimógeno y lanzarse contra los manifestantes, con bastones en alto. Los turistas se agacharon para cubrirse mientras trataban de llegar a sus hoteles. Parejas que salían de los grandes tiendas departamentales con bolsas de compras navideñas en la mano corrían fuera del escenario.
En la plaza, la policía arrestó alrededor de 200 personas. Muchos de ellos siguen detenidos. Mientras que la mayoría de los reportes de los medios de comunicación querían retratar las disturbios como resultado de provocaciones “anarquistas”, en la plaza la policía atacó a los y las manifestantes indiscriminadamente.
La acción de cadena humana, organizada por grupos que con la intención de respetar la prohibición de protesta y contaba con un permiso oficial, fluyó orgánicamente hasta la plaza. Familias, turistas y activistas de todas las tendencias se vieron atrapados en la acción.
Los críticos han señalado que las marchas durante la cumbre climática fueran prohibidas bajo pretextos de seguridad, sin embargo, otras grandes reuniones públicas, tales como partidos de fútbol y conciertos, no han sido afectados. Los tiempos indican que la prohibición de la protesta es un cómodo pretexto para reprimir la protesta social durante la cumbre.
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Marchas durante la cumbre climática fueron prohibidos bajo pretextos de seguridad, sin embargo, otras grandes reuniones pública no han sido afectadas. Los tiempos indican que la prohibición de la protesta es un cómodo pretexto para reprimir la protesta social durante la cumbre.
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Mientras que algunas organizaciones ecologistas han reorientado sus actividades en París para no violar la prohibición, otros consideran esto un llamamiento a seguir con las protestas. Activista Danny Chivers observa en el Nuevo Internacionalista que “otra posibilidad es que la prohibición de la protesta francesa es simplemente inaplicable en el contexto de un grupo suficientemente grande de personas comprometidas y apasionados con bastante simpatía del público de su lado”.
Se han previsto una serie de otras acciones para la duración de la conferencia. A lo largo de la conferencia de Los Juegos del Clima son un experimento itinerante en la desobediencia civil. Este fin de semana es la Aldea Global de Alternativas en el suburbio de Montreuil. Luego, desde el 7 al 11 de diciembre, la Zona de Acción Climática, conocida como la ZAC, será un “centro de creatividad internacional … y un lugar central para la movilización de los ciudadanos”.
Después de las protestas del domingo, las negociaciones sobre el clima de París prometen movilizaciones callejeras vibrantes, a pesar de la ofensiva en contra de la protesta por parte de las autoridades francesas.
Enviado desde París. Martha Pskowski es periodista independiente que informa sobre la cumbre del clima de París COP21, en París para el Programa de las Américas. Es colaboradora del Programa de las Américas www.americas.org/es/. Esta nota forma parte de la serie “Crónicas de la COP”.
Traducción por Nidia Bautista
Para Más Información:
Crónicas de la COP
https://www.americas.org/es/archives/category/cronicas-de-la-cop