El esfuerzo por renovar la imagen de la ciudad fronteriza de Ciudad Juárez sigue a toda marcha. Con niveles de violencia bajos ya a finales del 2012, los líderes políticos y empresariales alaban el regreso de la seguridad al inaugurar obras públicas y abrir restaurantes nuevos. De acuerdo a la revista profesional de la industria electrónica maquilaportal.com, las fábricas que hacen ensamblaje para exportación, conocidas como maquilas, han contratado a más de 22,000 trabajadores, mostrando mejoría particularmente en las industrias de autos y de electrónicos.
Pero ¿qué tanta de esta campaña de relaciones públicas es un despliegue publicitario y qué tanto es una reflexión de la realidad?
Es posible que el concierto del legendario artista Juan Gabriel, “el divo de Juárez” el pasado 20 de noviembre, Día de la revolución, simboliza las promesas y las dificultades que existen en la Ciudad Juárez contemporánea. Juan Gabriel empezó su celebrada carrera en Juárez hace más de 40 años, mostrándole a la gente de provincia que la vida en la frontera era tranquila y sin preocupaciones con temas como “Arriba Juárez”, “La Frontera” y “Noa Noa”. Estas canciones mostraban una ciudad jacarandosa al umbral de la bestia al norte.
En una abarrotada función para inaugurar el nuevo estadio de beisbol llamado “Juárez Vive”, Juanga, como es conocido, hizo llorar a la audiencia de miles con su presentación. Los reportes en la prensa describieron que la superestrella hizo una dedicación “a las madres de Juárez” y se paró junto a Cesar Duarte, el gobernador de Chihuahua y Héctor “Teto” Murguía, alcalde de Ciudad Juárez, cuando soltaron una paloma blanca de la paz.
Reportaron además que el famoso cantante dijo, “Señor gobernador, con mi eterna gratitud como siempre, quiero brindar por la salud y bienestar de paz y tranquilidad de mi tierra, Ciudad Juárez…”
Pero afuera del estadio, las multitudes se abalanzaron contra una de las barreras y trataron de entrar por la fuerza al estadio que ya estaba a capacidad. La policía antidisturbios respondió con perros policías antes de que todo se calmara y algunos de los alebrestadores entraran al evento de cualquier forma. Después del concierto, algunas de las personas que estuvieron en el concierto descubrieron que les habían robado las baterías de sus coches que estaban estacionados en un estacionamiento cercano.
Recuperación económica –pero solo para algunos
En una reciente visita, por todos lados se sentía el murmullo del gentío, los humores oscilantes y los sonidos saturantes de Ciudad Juárez. A diferencia de hace 2 o 3 años, eran menos frecuentes las sirenas de ambulancia o ver militares o judiciales armados.
Los residentes estaban en la calle, saliendo de compras, jugando futbol, disfrutando de los parques y llenando restaurantes.
Pero aun así, había incontables edificios abandonados y el tráfico en la tarde era notablemente ligero.
En un negocio de lentes en Avenida Juárez, un par de trabajadoras dijeron que, a pesar de que el clima de seguridad ha “mejorado”, aun no han regresado los visitantes de El Paso, quienes en su momento venían a gastar su dinero en el distrito comercial del centro.
Las mujeres también dijeron que la situación económica no estaba mejorando para los trabajadores como ellas. Subieron los precios de la tortilla, los huevos y el plan mientras que los salarios que se quedaron fijos. “Ahora es un lujo comer huevos”, dijo una de las mujeres.
El centro de Ciudad Juárez es la cuna de plata del anunciado renacimiento de la ciudad pero también es territorio contendido. Un proyecto de renovación financiado con préstamos del gobierno está tomando forma rápidamente. Los trabajadores estaban ahí en domingo, acabando la demolición de una discoteca en Avenida Juárez que había sido reducida a un montón de ladrillos, escombros y alambres enredados.
Cerca de ahí, otros trabajadores empezaron a preparar el suelo para un nuevo paso subterráneo del tren que es una parte importante del plan para la transformación urbana que incluye, aparte, remover edificios viejos, la construcción de una mega plaza y un nuevo centro de convenciones cerca del puente de Santa Fe que cruza la frontera hacia El Paso.
La renovación ha generado controversia. Un grupo de por lo menos 14 comerciantes del centro, con el apoyo de muchos ciudadanos, han expresado su oposición al paso subterráneo y también estan en contra de la demolición de la cuadra del otro lado de la plaza junto a la catedral. Recientemente pusieron carteles en sus negocios que decían “Sí a remodelar, pero No a afectar.”
En peligro de ser demolido está el Café Nueva Central, un centro de resistencia comunitaria. Adentro del establecimiento que nunca cierra, que ha estado abierto por 54 años, los clientes llenan las mesas y la barra circular en lo que es entre una cafetería y una licorería. Toman café entre amigos, conversan con otros comensales, leen el periódico y firman peticiones en contra de la demolición. Aquí las personas no solo pueden degustar comida mexicana, sino también platillos chinos y españoles. La música en vivo entretiene a la clientela.
“Somos como una familia, no como clientes y comerciantes”, dijo la gerente del café, Lola Mariscal. Bien sabría esta encantadora mujer, quien lleva ya 37 años trabajando en Café Nueva Central. La Sra. Mariscal empezó su carrera en este negocio como cajera de jovencita y de ahí fue subiendo hasta convertirse en gerente. Dijo que cerrar el café dejaría a 75 personas sin trabajo y dispersaría a la comunidad. “Nuestros hijos dependen de este café para su educación y el gobierno no nos ayuda”. Esta juarense atacó al gobierno por “querer poner a nuevos comerciantes” en un centro remodelado.
El desplazamiento es un sustantivo que define al “Juárez Nuevo”, ya sea desplazamiento por la llamada guerra contra las drogas, desplazamiento por la demolición, desplazamiento por el desastre económico o desplazamiento por la deportación de los E.E.U.U.
De acuerdo a varios registros del gobierno y la prensa, la Gran Violencia de la Ciudad Juárez en el 2008-2012, dejo 11,000 muertos, de 8 a 10,000 niños huérfanos y cientos de miles de otros desplazados o personas traumatizadas por la violencia o el crimen.
Hay mucha controversia sobre el número de personas que han sido desplazadas de Ciudad Juárez por el martillo doble de la gran violencia y la gran recesión. Es imposible tener un número exacto de personas dada la naturaleza fluida y cambiante de la migración por la frontera del Paso del Norte, pero de acuerdo al censo mexicano del 2010 y el número de residencias abandonadas, es posible que unas 30.,000 personas hayan dejado la ciudad en algún momento durante los últimos cinco años. De esas, un número indeterminado ha regresado desde entonces.
Graciela de la Rosa, una maestra y psicóloga social jubilada, es una juarense desplazada. Ella culpa las condiciones hostiles por el hecho de que se haya ido de la ciudad, condiciones que iban más allá de actos por criminales individuales u oficiales de gobierno corruptos. Ella describió un condicionamiento social autoritativo y neoliberal y una psicosis social que envolvía a la ciudad cuya condición ya había sido internalizada en la población.
En su caso, de la Rosa dijo que sufrió “agresiones personales, insultos, denuncias absurdas y una total denigración humana por parte de varias personas”, lo cual le provocó que se enfermara. La antigua residente de la frontera siente pesimismo de que un cambio real y genuino ocurra pronto.
“El progreso y la abundancia tienen que ver con las elites educadas que entienden que todos tenemos el derecho a ingresos justos. Pero cuando no hay ingresos, ¿qué hace la gente? Juárez o el resto del país no va a cambiar desde arriba”, escribió de la Rosa en un correo. “Lo que si trae el cambio es la gente y cómo se organizan, lo atentos que están a sus alrededores, y eso solo pasa en el Distrito Federal y en algunas partes del sur. En el norte, han destruido a los pobres con el control que tienen sobre ellos, así que yo veo muy difícil la posibilidad del cambio en Juárez”.
De la Rosa añadió que el desorden de estrés post-traumático masivo está latente en Ciudad Juárez y no se le ha dado atención. Dijo también que “la primer señal colectiva de esto ha sido que la población ha estado viviendo con terror, miedo y desconfianza. La gente bien sabe que cualquier persona te puede matar sin ningún problema, impunemente…”
Un nuevo camino
Otros están tratando de salvar a la ciudad del abismo proponiendo un camino totalmente diferente. Decenas de organizaciones no gubernamentales, algunas que trabajan con el gobierno y otras que trabajan independientemente, tienen ya varios proyectos en diferentes secciones de la ciudad fronteriza.
Verónica Leyva, quien antes trabajaba en las maquilas y ahora es representante de la Red de Solidaridad México, esta trabajando con otros grupos para construir un centro comunitario, con recursos de base, en un terreno donado en una sección de la ciudad en la que hay mucha pobreza y violencia.
“Estamos recuperando nuestros derechos como ciudadanos, exigiendo el derecho de tener un centro comunitario donde las familias y los niños puedan reunirse”, dijo Leyva en una entrevista.
Para sanar y reconstruir a la comunidad, los residentes han formado ligas de futbol juvenil mixtas que ofrecen una alternativa positiva para los jóvenes y niños que usualmente son reclutados por las organizaciones criminales y para construir respecto hacia ambos géneros en una ciudad donde la violencia hacia las mujeres ha destruido la tela social, dijo Leyva.
De acuerdo a la activista, los problemas fundamentales de derechos humanos, justicia social y seguridad pública aun no se discuten. “¿De qué Juárez Nuevo estamos hablando? preguntó Leyva y añadió que “el hecho de que el número de muertos haya disminuido no quiere decir que los derechos humanos han mejorado”.
Leyva define los derechos humanos ampliamente, abarcando los derechos económicos además de la definición básica utilizada por los gobiernos e ilustrada, por ejemplo, por la creciente situación de que muchos residentes locales no pueden vender sus casas y están enfrentando ejecuciones hipotecarias.
Leyva tuvo mucho cuidado en añadir que el futuro de Ciudad Juárez, sin importar su geografía fronteriza y su relación subordinada con E.E.U.U., no puede separarse del futuro del país entero. Criticó, además, las políticas laborales del nuevo presidente Enrique Peña Nieto y la reforma laboral aprobada por el recién electo congreso mexicano, que han aflojado las leyes de un sistema de trabajo por contrato y ahora favorecen a los empleadores. Leyva dijo que, “la falta de participación pública en un proceso democrático de toma de decisiones, ejemplificado por la controversia de la renovación del centro, aun es parte del paisaje político”.
Aumenta el número de mujeres asesinadas o desaparecidas
Viéndola desde un punto de vista panorámico, la crisis en Ciudad Juárez ha servido como cortina de humo para esconder una crisis más grande en México, ya que la frontera es vista como el “patito feo” del país y sirve de distracción del colapso nacional, dijo Leyva, quien dijo además dijo que “lo que está pasando en Juárez, está pasando en otras ciudades del país”.
Hay muchas contradicciones sobre el tema de los derechos humanos. Mientras que unos residentes elogian el nuevo profesionalismo de la policía municipal, que han tomado poder de las funciones de seguridad que antes ejercían los federales, otros ciudadanos se quejan de los abusos que son muy comunes. El alcalde Murguía y el jefe de policía, un militar retirado llamado Julián Leyzaola, ambos fueron forzados por la creciente protesta pública a hacer declaraciones y/o tomar acciones en contra de supuestos policías abusivos.
El número de mujeres desaparecidas primero atrajo atención internacional en los 1990s antes de que oficialmente se redujeran y volvieran a aumentar después del 2008, cuando los hombres armados, con o sin uniforme, dominaban la ciudad. Los carteles con fotos de estas jóvenes desaparecidas aun atormentan a la ciudad, pero también son visibles los mensajes nuevos de una campaña del gobierno que proclama que “las desapariciones de Juárez han desaparecido”.
Recientemente la oficina del fiscal estatal anunció que había encontrado 11 de las mujeres desaparecidas y que estaban sanas y salvas. Por otro lado, los familiares de las jóvenes desaparecidas regularmente organizan protestas exigiendo que el gobierno haga algo para encontrar a sus seres queridos. El gobierno mexicano tiene un mandato a reducir e investigar la violencia contra las mujeres bajo una sentencia obligatoria de la Corte Inter-Americana de Derechos Humanos, que se dio a raíz de un caso de varias mujeres asesinadas en el 2001.
Pero el gobierno insiste que la violencia ha disminuido. Por su parte, el Departamento de Estado de E.E.U.U no está convencido de que Ciudad Juárez sea un lugar seguro para turistas norteamericanos y Ciudad Juárez fue incluida en una lista de aviso para los turistas. Esta acción hizo enojar al alcalde Murguía quien dijo que este aviso era “injusto” y que iba en contra de las políticas de colaboración que E.E.U.U. tiene con las municipalidades mexicanas y añadió que “este fin de semana tuvimos un gran número de turistas visitando negocios y tiendas y esto nos da mucha alegría. Avisos como los de E.E.U.U. solo se pueden contrarrestar al hablar bien de Juárez y diciendo la verdad”.
La Violencia
Aunque las masacres y el número de muertos en los cientos en el 2009 y 2010 parecen haber desparecido, la violencia continúa reclamando vidas a diario. Algunos reportes mediáticos recientes reportaron sobre un hombre que fue ejecutado a plena luz del día cerca de la popular Plaza Río Grande; otro hombre fue asesinado en un salón de belleza; uno más fue acuchillado hasta la muerte en frente de su acompañante femenina mientras caminaban por la antigua área turística Avenida Juárez; se encuentran cuerpos en barrios pobres regularmente.
A finales de noviembre las autoridades descubrieron los restos de por lo menos 20 hombres en narco-fosas, o tumbas clandestinas asociadas con el crimen organizado, al sur de la ciudad. Los restos de estas presuntas victimas del apogeo de la violencia de hace unos años se encontraban en la misma área donde se encontraron los restos de muchas de las mujeres desaparecidas.
En las noticias también se encuentran nuevos reportes de secuestros, extorsiones y robo de autos, que antes eran inusuales en Ciudad Juárez, aunque el gobierno estatal dice estar progresando en reducir estos crimines también.
Las más recientes ejecuciones se parecen de muchas formas a los patrones de homicidio antes del 2008, cuando la ciudad registraba 200 a 400 homicidios por año. Este número era alarmante para un lugar que tenía case 1,5 millones de habitantes antes de que empezara la crisis hace cinco años. Como antes, estos nuevos homicidios ocurren en barrios de bajos ingresos donde las pandillas crecen y donde las victimas marginadas y pobres son olvidadas rápidamente por la sociedad.
Mientras Ciudad Juárez se avalancha hacia el siglo 21, la pregunta es ¿quién ganará: la memoria histórica o la amnesia colectiva? E igual de importante es saber si la justicia finalmente le llegará a las miles y miles de víctimas de esta ciudad que ha sido puesta de cabeza por la muerte, el desplazamiento y el desastre.
Kent Paterson es periodista independiente y cubre el suroeste de Estados Unidos, México y América Latina. Colabora como analista para el Programa de las Américas
Traducción por Miriam Lara