Los amargos designios de Monsanto han dado otro golpe a los mieleros mexicanos que habían parado en seco a la trasnacional en su propósito de sembrar 253 mil hectáreas de soya transgénica en la península de Yucatán que pondría en riesgo la apicultura de la región, principal sustento de más de 25 mil familias. Leer mas aquí: https://www.americas.org/es/archives/6670
Una inteligente combinación de lucha social y gestión jurídica emprendida por más de 60 organizaciones de productores de miel había logrado suspender mediante el recurso de amparo la autorización de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), del gobierno federal, concedida a Monsanto para liberar al ambiente en fase comercial sus cultivos de soya genéticamente modificado que afectaría a apicultores de los estados de Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, principalmente.
Pero el poder de la trasnacional mostró una vez más sus efectos. La semana pasada, el Juzgado Primero de Distrito de Yucatán negó la protección federal a los productores de miel y dio luz verde a la siembra de soya transgénico de Monsanto en la entidad.
Los demandantes habían argumentado la inconstitucionalidad del permiso de la SAGARPA por la violación del derecho al medio ambiente y al principio precautorio, el quebranto del derecho de los pueblos indígenas a ser consultados, la negación del derecho al trabajo, así como la omisión de opiniones negativas a la siembra de soya transgénica emitidas por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad. La resolución final del juez desestimó el alegato.
La demanda de amparo había sido presentada ante los juzgados de distrito en materia administrativa el lunes 27 de febrero de 2012, suscrita por productores, indígenas, comercializadores y exportadores de miel de la península de Yucatán. En 1998, Monsanto inició la siembra experimental del soya transgénico, en 2010 pasó a la fase piloto y en mayo de este año SAGARPA le otorgó el permiso de siembra comercial, incluyendo el uso de 13 mil 75 toneladas de semilla. En junio fue otorgada la suspensión provisional y ahora los cabilderos de la firma estadunidense han echado abajo el recurso legal de los productores apícolas.
El flujo del polen transgénico del soya es una sombra sobre la calidad de la miel mexicana. México es el tercer exportador mundial de miel; 40% de la producción nacional se obtiene de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, y el 98% de la miel de la península de Yucatán se exporta a la Unión Europea. La liberación de transgenes al ambiente arruinará al sector apícola, que es fundamental no sólo para la economía y la agricultura sino además para la conservación de los ecosistemas. La Unión Europea prohibirá la miel contaminada por polen transgénico o exigirá venderla etiquetada como ya lo hizo a finales del año pasado, afectando a la población que depende de la producción y exportación de miel. Según un informe de la Secretaría de Economía, en 2011 fueron exportadas más de 26 mil 800 toneladas, con un valor de unos 90 millones de dólares. Pero nada de eso importa para la irresponsabilidad del gobierno federal y los intereses de la trasnacional.
Alfredo Acedo es director de comunicación social y asesor de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas. México