Las villas de Buenos Aires, los barrios donde viven los más pobres de la ciudad, autoconstruidos y defendidos durante décadas del acoso de la especulación inmobiliaria y el Estado, producen una de las mejores publicaciones que pueden encontrarse: La Garganta Poderosa, una revista mensual que es la expresión de un conjunto de cooperativas que dignifican la vida cotidiana de miles de personas.
“Decime tu nombre”.
“La Garganta Poderosa”, es la única respuesta que puedo escuchar detrás de una sonrisa provocadora.
“No. Cómo te llamas. Tu nombre”.
La sonrisa corta el aire helado que barre el patio donde cientos de villeros debaten en grupos, sobre los más diversos temas: desde la educación y los consumos problemáticos hasta las contradicciones de género y, por supuesto, el tema que los convoca, la urbanización de sus barrios. Es el III Congreso de la Corriente Villera Independiente, la organización que reúne vecinos de una decena de villas de la capital, que viene de una larga acampada de casi dos meses junto al del Obelisco de Buenos Aires, exigiendo respuestas del gobierno de la ciudad a una lista casi interminable de demandas.
“La Garganta Poderosa es el nombre que tenemos cuando hablamos con los medios, porque es la forma de evitar cualquier cooptación personalista, comercial o partidaria, porque lo que necesitamos es que crezca lo colectivo”1.
Las palabras se atropellan al salir de su boca, como empujándose unas a otras, sin puntos, ni comas, sin el menor respiro, como esas letras de hip hop que parecen escupidas jadeando, como escapando de la policía.
La Poderosa es una organización barrial que articula 15 asambleas en la Capital Federal y en ocho provincias. La revista es apenas una de las varias iniciativas. La Garganta Poderosa imprime entre 12 y 22 mil ejemplares una vez al mes, y llegó a los 50 mil en el número dedicado al Mundial de Fútbol. Pero tienen hasta 150 mil seguidores en facebook. La redacción funciona en lo que fue un centro de detención clandestino durante la dictadura, la Escuela de Mecánica de la Armada, convertido a partir de 2007 en Espacio Memoria y Derechos Humanos.
“Como revista empezamos hace tres años, fue un desprendimiento de la cooperativa de comunicación de La Poderosa, que es un movimiento de base que nació hace diez años como articulación de varias asambleas villeras, de la cual se desprenden una cantidad de iniciativas y cooperativas”, dice un integrante de la revista.
Entre las cooperativas, se destaca la de gastronomía, Sabores Poderosos, la de textiles que se llama Estilos Poderosos y la cooperativa de comunicación que publica La Garganta Poderosa. “Se llama La Poderosa porque así se llamaba la moto del Che y Alberto Granados con la que recorrieron América Latina. Representan la lucha de nuestros barrios”2.
Se consideran una organización “guevarista” (siguen el ejemplo del Che), defienden la Patria Grande (la integración de la región) y no tienen ninguna afiliación partidaria. “Nos encontramos un montón de compañeros que tal vez nos dividimos a la hora de votar, pero estamos de acuerdo en alfabetizar, en organizarnos, casi todos somos de las villas, a veces nos apoyan gente de afuera, nos identifican el Che y el padre Mujica”, dice en referencia al sacerdote que a fines de la década de 1970 se comprometió con la Villa de Retiro y fue asesinado en 1974 por los paramilitares de la Triple A.
Se sienten hermanados con la Corriente Villera. Practican la educación popular pero de otro modo, por ejemplo en el fútbol. En los barrios entrenan todos juntos, hombres y mujeres, pero ponen reglas especiales consensuadas antes de cada partido.
La publicación sorprende por muchos motivos. Está impresa en papel satinado, el mismo que utilizan las revistas de moda y negocios. La calidad de las fotos es excelente. En las tapas aparecen futbolistas como Maradona, Messi y Di María, muchos de ellos villeros, así como políticos de izquierda (Evo Morales, Mujica), rockeros y artistas críticos y solidarios. Todos Garganta Poderosa.
Está escrita de un modo especial, como las letras de hip hop, rimando, formando cadencias que dan vida a ritmos casi monótonos: “Detrás de las postales de las crónicas tradicionales, que siempre te muestran la mierda flotando, pero jamás se detienen en las cloacas que nos vienen negando, salimos a mojarnos bajo una lluvia torrencial, para entender cómo funciona el sistema pluvial de las favelas que rodean al Mundial”3.
“Gracias a la revista hoy nos reconocen en espacios como las universidades, que siempre desvalorizaron los conocimientos villero. La revista no es un fin, es un medio para luchar por la urbanización de las villas, que es el derecho a la vida”. Por urbanización, entienden el fin de la discriminación: impunidad policial, calles de tierra, inundaciones, violencia estatal y del narcotráfico, falta de escuelas y salas de salud, contaminación del aire y la tierra, aguas contaminadas o falta de agua, entre las más evidentes. En suma, pobreza y desigualdad.
No quieren que la revista se imprima en papel económico, porque sería tanto como decir que “lo que sale de la pobreza no puede ser de buena calidad”. Son 28 páginas mensuales en papel brillante, con 15 cooperativas de distribución, una en cada asamblea-barrio, que le dan trabajo a los chicos de las villas. “Es unánime que no puede tener anuncios, porque es la expresión del pueblo villero, de muchos que dieron la vida”.
Los militantes de La Poderosa se autoeducan en las rondas de conversación en los barrios. Sus ideas políticas nacen de la práctica. Con el dinero que consiguen vendiendo la revista, llevan a los niños del barrio a la playa en verano, algo que nunca podrían hacer sus familias. Cada año llevan 50 chicos de cada una de las 15 asambleas. El periódico lo venden a 18 pesos fuera del barrio (dos dólares), pero en la villa lo entregan al precio de costo.
Con la revista consiguieron el ingreso de recursos al barrio: “Hasta hace tres años los canales de financiamiento que teníamos eran las prácticas legitimadas de economía popular dentro de la villa: la rifa, el bingo, el festival, la choripaneada (venta de chorizos al pan), la jornada de truco, el roperito o feria americana, la pollada”. O sea, circulaba el dinero de la gente del barrio pero no conseguían que entrara dinero de fuera.
Larevista les dio la posibilidad de vender algo fuera, para que entren recursos a la villa, porque el problema de la villa no es que no circule el dinero de la gente, sino que no entra dinero. “El resultado es asombroso porque el afuera respondió muy bien, mucho mejor de lo que habíamos pensado”.
En la cooperativa que hace la revista trabajan 45 personas. Ya publicaron más de 40 números y entre los seguidores en facebook detectaron jefes de noticias de los grandes medios. “Ya no pueden decir que no saben lo que pasa en las villas, deben decir que eligen no publicarlo. Estamos en los kioskos, nos llamaron para que distribuyamos allí y acompañamos a la Asociación de Revistas Culturales Independientes”, donde se agrupan decenas de publicaciones que no se identifican con los medios comerciales y monopólicos.
“¿Cómo se ponen de acuerdo entre 45 para hacer una tapa?”
Sonríe. Duda. Se pone serio:
“A veces nos critican porque ponemos un famoso en la tapa, pero si no fuera así nadie se interesaría por leernos. Nacimos en esta sociedad de consumo, y eso no lo elegimos. Encontramos un hueco, ponemos a Messi en la tapa y eso vende. Pero lo ponemos con la camiseta de Mariano Ferreyra4, y eso lo hacemos con todos. Es nuestra manera de ver las cosas. Las tapas de Maradona y el Indio Solari fueron las que hicieron que se conociera la revista. Fue un parto que aceptaran y ahora Diego está a full con nosotros. Se discutió mucho sobre la tapa de Messi porque no nació en una villa”.
Se le ilumina la cara cuando relata que Messi estuvo jugando durante 40 minutos con un mapamundi de papel para la foto de tapa y se fotografió con la camiseta de Julio López5 y de Ferreyra. “Es nuestra forma de meter esos temas en los lugares donde nunca llegan. Lo que aprendimos, es que incluso en los peores medios hay compañeros valiosos que no nos resultan indiferentes lo que hagan en esos medios, y ellos fueron los que generaron grietas para que nos conozcan los lectores de esos medios. Eso es de lo más difícil”.
Vivir en la villa: muerte y fútbol
“En un barrio urbanizado Kevin no estaría muerto, un broncoespasmo no es causa de muerte, ni un preinfarto, porque podrían entrar las ambulancias. En nuestros barrios muere gente por incendios que en otros barrios no sucederían. En un año se murió María de 5 años por incendio. Se nos murió Kevin en Zavaleta en un pasillo de un metro de ancho. Facundo murió en la villa 31 porque le cayó un árbol encima del techo de la casa, Pascual en la villa 31 porque no entró la ambulancia a buscarlo, Rodrigo en Fátima…. Si viviéramos en un barrio donde entran las ambulancias, donde los niños están escolarizados….”.
El recuerdo de Kevin es el más doloroso. Era un niño de nueve años que vivía en Villa Zavaleta, junto a sus padres y cinco hermanos. El 7 de setiembre de 2013 hubo un enfrentamiento a balazos entre dos bandas de narcos. Llegó la policía, dieron una vuelta y se fueron diciendo: “Que se maten entre ellos”6. Una bala entró a la casa de Kevin y lo mató.
La asamblea de La Poderosa en Zavaleta levantó una casilla para que los vecinos puedan denunciar los abusos policiales. “Si la gorra se zarpa denunciala acá”, se lee en el mural7. Se trata de vecinos apoyados por otros vecinos que cuentan con el apoyo de una fiscalía, una red de periodistas, el Centro de Estudios Legales y Sociales y la Procuraduría contra la Violencia Institucional. “Con parte de lo que se obtiene por la revista La Garganta Poderosa y otras cooperativas del barrio, se pagará una retribución mínima a quienes intervengan, para que además hagan el mantenimiento la plaza”, explica un vecino a la revista MU8.
“Inseguridad es que se te burlen en la cara. Que se haya incendiado una casa que mató a una familia y los bomberos vinieran sin agua, y los de la ambulancia sin médico. O que directamente las ambulancias no entren”, dice Paola, una redactora de La GargantaPoderosa en Zavaleta9. Por eso nació el grupo Vecinos sin Gorra, recorrieron todas las casas para explicar de qué se trata y recibieron un apoyo casi unánime.
Paola merecería un libro. Fue abusada por su padrastro. La madre era cartonera. “Nunca me faltó nada, pero siempre me faltó mi mamá. Por eso me pasó lo que me pasó”10. Se incorporó a La Garganta Poderosa. Entrevistó a Maradona, Joan Manuel Serrat y otros famosos. Pero recuerda a Félix Díaz, el dirigente qom, y no se cree nadie especial por hacer ese trabajo. Su ética de vida, su historia, son mazazos en el ego periodístico.
En un clima de violencia y desesperación, el deporte es una salida. Deporte en las villas, es sinónimo de fútbol. Pero también en esto La Poderosa se diferencia del deporte comercial: “Antes de cada partido se hace una asamblea y se definen las reglas de ese partido. Como vimos que a las mujeres no les pasan la pelota, decidimos que el gol de la mujer vale doble. Y ahí empezó el debate sobre si eso es discriminación. Ahora cuando las mujeres juegan mejor, nadie dice que los goles de ellas valen doble, sería un insulto”.
Lo entienden como un fútbol solidario, pero lo juegan intensamente. “Aprendemos a respetar nuestras propias reglas. Jugamos sin árbitro, porque no hace falta; si somos leales no necesitamos un juez. Si alguien hace una falta los propios jugadores cobran. Antes del partido se nombra un moderador que se coloca fuera y si hay que parar el partido porque sucedió algo feo, se para y hablamos. Fue difícil imponer esta forma de funcionar, pero ahora está en muchos lados, en nuestra liga juega desde la comunidad indígena qom que está un equipo de Boedo, son todas organizaciones de base”.
Durante el Mundial vivieron durante un mes en la favela Santa Maria, en Rio de Janeiro. Jugaron un partido con Cidade de Deus para desmitificar el estigma y terminaron gritando “el pueblo unido”. Fueron a la favela porque querían unir su amor por el fútbol con la crítica a la FIFA y la represión durante el Mundial. “Así como los milicos usaron el Mundial del 78 (en Argentina) para tapar crímenes de lesa humanidad, nosotros usamos el Mundial como vidriera para mostrar todo lo que no se dice”.
Podrían hablar horas de fútbol y de esa experiencia increíble que hicieron en la favela. “Nunca un país fue local en un Mundial, el Mundial no se jugó en Brasil sino dentro de esa burbuja FIFA, con cultura FIFA, con precios FIFA, con seguridad FIFA y con racismo FIFA. Nosotros nos divertimos con la rivalidad. La gente de la favela gritaba los goles argentinos, otra cosa es lo que hacen los medios”.
Inevitable volver al principio: el anonimato, la disolución de cada individuo en el colectivo, por lo menos hacia afuera. Un principio de la construcción colectiva que no aprendieron en ningún manual sino, como todo, compartiendo en rondas de debates y, sobre todo, en la dura experiencia de confrontar a la policía.
“Llamarnos todos Garganta Poderosa, es como el pasamontañas de los zapatistas. Cuando ellos te individualizan, vos te volviste una pieza de un rompecabezas que no manejás y así destruyen a todo el colectivo. En los barrios, los policías individualizan en una persona a todo un colectivo y luego es más fácil destruirlo. Con nosotros no pudieron porque impedimos la individualización. Mientras no sean villeros los guionistas del circo mediático, nosotros no queremos ser actores de ese circo”.
Palabras sencillas para nombrar cosas fuertes. Como el ego, un lugar común entre los periodistas. “Hay que domar nuestro propio ego. Eso es un laburo del colectivo y de cada uno. Es algo difícil, en medio de las necesidades de salud, de los líos entre nosotros. Pero todos los luchadores que admiramos terminaron muertos a balazos o torturados. Eso nos da fuerzas para seguir adelante”.
En Zavaleta, las mujeres mayores hacen “control popular de los gendarmes” y de las fuerzas de seguridad para que cumplan con sus obligaciones. Para eso construyeron la caseta y se convirtieron en Vecinos sin Gorra con su Control Popular de las Fuerzas de Seguridad.
“Debe ser muy conflictivo, arriesgado”, indago con cautela.
La respuesta es un mazazo:
“Cuando la cosa se pone cómoda, algo anda mal”.
Raúl Zibechi es analista internacional del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales.
1 Todas las citas son parte de una entrevista realizada a miembros de La Garganta Poderosa durante el III Congreso Villero, el 26 de julio, en la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, en Buenos Aires.
2 Se puede consultar http://lapoderosa.org.ar/
3 “Alta suciedad”, La Garganta Poderosa, junio 2014.
4 Militante estudiantil y del Partido Obrero, asesinado en octubre de 2010 por un grupo de choque del sindicato Unión Ferroviaria mientras participaba en una protesta a favor de trabajadores ferroviarios tercerizados.
5 Ex preso político de la dictadura militar, desaparecido en democracia, en 2006, cuando era un testigo clave en un juicio que se seguía contra 62 militares y policías
7 “Si la policía se pasa, denunciala acá”.
8 MU, No. 70, octubre de 2013.
9 Idem.
10 Idem.