Horror y esperanza: acabar con la violencia sexual en conflictos armados

500.000 mujeres violadas en Randa, 64.000 en Sierra Leona, 40.000 en Bosnia-Herzegovina, 4.500 en la República del Congo.  “Los números son pasmosos”, advierte la Nobel Jody Williams. “Hay mujeres aquí que han experimentado violencia sexual en conflictos”.

Muchas cabezas asienten sombríamente en toda la sala de conferencias. Mujeres que han sido afectadas para siempre por la violencia de la clase más violadora. Mujeres que trabajan día a día con víctimas de crueldad inimaginable. Esta es una reunión donde el horror y la esperanza caminan de la mano.

La esperanza gana, sino ni siquiera estaríamos aquí.  La esperanza, alimentada por la férrea convicción de que es posible crear un mundo en el que la atrocidad de la violación en la guerra no exista porque las sociedades hayan estrechado filas, impedido nuevas crisis, detenidos los abusos y atendido sus consecuencias.

Empezamos con algunas definiciones de términos, presentados por tres convencionales: Las Laureadas con un Nobel Williams, Shirin Ebadi de Irán y Mairead Maguire de Irlanda del Norte.

Primero, “Esto no es una tentativa de hacer que las guerras sean seguras para las mujeres”, observa Williams.

No hay desacuerdo en esto, ya que todas compartimos la afirmación implícita de que la guerra no es segura por definición y no debería existir en absoluto.  El punto es necesario, sin embargo, porque sirve como recordatorio que la violencia de género en conflictos es una lucha profunda contra el militarismo, su lógica y sus manifestacioines. Los sistemas patriarcales que usan la violación como arma de guerra forma un pilar de esa lógica. Cuando resistimos y rechazamos la violencia sexual en el conflicto, estamos rechazando la lógica de la dominación.

Esta lógica está tan enraizada que sustentar la ley es también insuficiente como meta de esta onferencia.

Shrin Ebadi cuenta las formas en que la violencia contra las mujeres impregna las sociedades y en su país y otros incluso está codificada en las leyes.  Por cada mujer que ha recibido el castigo criminal de ser apedreada, hay otras cinco en lista de espera.  Ella instó al grupo a producir una hoja de ruta para combatirlo.  Aún con una hoja de ruta, nadie cree que el viaje va a ser corto o fácil.

A continuación habló una Premio Nobel desde una gigantesca pantalla de video. Hubo una energía pavorosa en las palabras de Aung San Suu Kyi, desde que surgieron en las praderas de Quebec desde detrás de los muros represores de una dictadura militar a medio mundo de distancia.

Ella describió la forma en que los militares de Burma usan la violación como arma preferida contra quienes quieren vivir en paz, especialmente contra nacionalidades étnicas.  Ella explicó cómo la violación en su país rasga tanto a los cuerpos femeninos como al cuerpo político.

“Cada caso de violación divide a nuestro país – entre personas, entre géneros, entre fuerzas armadas y ciudadanos comunes, entre nacionalidades étnicas…”.

A medida que transcurría la mañana, muchas mujeres en el salón se sintieron inspiradas, pero tal vez un tanto abrumadas. ¿Por dónde empezar una tarea tan gigantesca?  Mairead Maguire nos instó a “tener el coraje de tratar de pensar en una forma diferente… Es el pensamiento el que debe cambiar”.  Ella urgió a tomar formas alternativas de resolución del conflicto, dinero para educación, salud y medio ambiente en vez de para la guerra.

“Algunos dicen que estamos hablando para los conversos aquí, pero yo creo que cada persona es un centro para la no-violencia. Y he visto el poder de las mujeres”.

Este es un comienzo. La meta –acabar con la violación en la guerra- es ambiciosa, pero el objetivo inmediato es marchar juntas y en una dirección.

Si hay algo que cada una de las más de cien mujeres en este salón sabe cómo hacer, es ponerse de pie. En sus países ellas se alzan por la paz, ellas se alzan para decir “¡Nunca más!”, ellas se alzan para decir “¡Ya basta!”. Y ponerse de pie es el primer paso del viaje.

Este artículo apareció por primera vez en el sitio web de la Iniciativa de las Mujeres Nobel.

Laura Carlsen es Directora del Programa Americas para Política Internacional en la ciudad de México, en www.americas.org

Traducido por Maria Etchart

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