Miles de estudiantes marcharon de Tlatelolco, sitio del notorio masacre de universitarios en 1968, al Zócalo en la Ciudad de México el 20 de noviembre en solidaridad con los cuarenta y tres normalistas desaparecidos de La Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos en Ayotzinapa, Guerrero. Contingentes de universidades, preparatorias y escuelas normales marcharon juntos. Muchos estudiantes llevaban pancartas y gritaban consignas que vinculaban la represión de los normalistas de Ayotzinapa con la violencia que confrontan jóvenes a una escala nacional, mostrando como cada vez más los estudiantes intentan fortalecer las redes de resistencia y organización estudiantil.
Normalistas de todo el país participaron en la marcha, incluyendo todas las cinco escuelas ubicadas en la Ciudad de México. Claudia Rosas Rosas, estudiante de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, especializando en Educación Primaria, dijo que marchaba para solidarizarse con los normalistas de Ayotzinapa porque como normalista ella tiene miedo que algún día podría no poder continuar su educación.
“Siempre ha existido una solidaridad nacional entre normalistas. Sin embargo tras los sucesos de Ayotzinapa, hemos fortalecido este compañerismo con nuestra indignación colectiva.”
Rosas se expresa optimista con las protesta en México y reitera que estudiantes como ella juegan un papel importante en la movilizaciones. “Nosotros somos la mayoría y como jóvenes tenemos el poder. Tenemos el poder de hacer demandas – tanto de nuestros padres como del gobierno – a que nos hagan caso. Ante tanta barbarie, emprendemos un proceso de empatía. Nosotros podemos causar miedo en el gobierno, y no solo el gobierno en nosotros. Estamos causando una base fuerte.”
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“Nosotros somos la mayoría y como jóvenes tenemos el poder. Tenemos el poder de hacer demandas – tanto de nuestros padres como del gobierno – a que nos hagan caso.” Claudia Rosas, Benemérita Escuela Nacional de Maestros
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Estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, quienes han estado protestando en contra de reformas internas del currículo, también estaban presentes. Desde septiembre han organizado paros en los campus del IPN cuando autoridades aprobaron una reforma que cambiaría el currículo, desarrollaría un enfoque técnico, comprometería la calidad de docencia e impondría cuotas para actividades extracurriculares.
Daniel Antonio, estudiante de Ingeniería Civil de noveno semestre, destaco que la participación de IPN en la marcha del 20 de noviembre era la oportunidad perfecta de fortalecer la protesta estudiantil a escala nacional.
“La marcha de hoy es la unificación de las diferentes luchas. Las huelgas del Politécnico y las desapariciones de los estudiantes de Ayotzinapa.” Compañero de clases de Daniel, Edgar Jiménez, agrega que es importante consolidar la protesta estudiantil y destaca que la indignación de los estudiantes refleja un agravio social ampliamente compartido en el país.
“El descontento esta a un nivel nacional y se esta manifestando. Es el impulso que salgamos a las calles, que se sume la gente, y que la inconformidad salga a las calles. Los estudiantes estamos en el entendido que el gobierno tiene miedo. Esta dispuesto a usar la fuerza pública en contra de todos aquellos que están en su contra, desde 1968, 1972, y hoy,” dijo durante una entrevista en la marcha.
Israel Rodrigo Flores, estudiante de comunicación de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, expresó su solidaridad con los estudiantes del Politécnico y Ayotzinapa y preciso que como estudiantes deben presionar para lograr el cambio social.
“Nos encontramos en un momento coyuntural en México. Desafortunadamente nuestros gobiernos están reprimiendo a las poblaciones estudiantiles, están intentando modificar los planes de estudios de diferentes universidades. Nos movemos y nos movilizamos tanto que cuanto consideramos que no podemos quedar con los brazos cruzados,” explicó Israel.
“No solo somos normalistas, no solo somos de la UACM, no solo somos UNAM. Somos todo una comunidad que ha creído que a partir de la educación se puede cambiar la situación actual del país. Consideramos que haya 43 desaparecidos en Ayotzinapa, que son 43 de nuestros hermanos, hablando desde la comunidad y desde la colectividad, y por lo tanto esta lucha es por ellos. Estamos nosotros porque ayer fueron ellos, antier fue el ‘68, hoy o quizá mañana podemos ser alguno de nosotros. Tenemos que ir a la escuela y tener la licencia de regresar vivos a nuestra casa.”
Represión de estudiantes y jóvenes ha incrementado en los últimos dos años bajo el mandato de Enrique Peña Nieto. Durante su toma de protesta el 1 de diciembre de 2012, noventa y seis manifestantes fueron detenidos arbitrariamente bajo cargos de alteración a la paz social durante una marcha convocada por #YoSoy132 en protesta a la compra de votos y corrupción de las elecciones presidenciales. Desde entonces, las marchas masivas en la Ciudad de México, que incluye la marcha conmemorativa de la masacre de estudiantes 2 de octubre, se han caracterizado por detenciones arbitrarias de estudiantes y confrontaciones con la policía federal. Conforme ha aumentado la indignación social acerca la desaparición de los 43 normalistas de Guerrero, la confrontación entre policía y estudiantes también ha acrecentado.
“Estamos nosotros porque ayer fueron ellos, antier fue el 68, hoy o quizá mañana podemos ser alguno de nosotros. Tenemos que ir a la escuela y tener la licencia de regresar vivos a nuestra casa.” Israel Rodrigo Flores, estudiante de comunicación en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Durante la marcha, estudiantes del campus FES Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) anunciaron la detención arbitraria de su compañera Jacqueline Selene Santa López. Fue detenida el 15 de septiembre por el supuesto delito de asaltar a una agente de policía. Sus compañeros reportan que ha sido sometida a abuso verbal y física dentro de Santa Martha Acatitla reclusorio Femenil. Jacqueline participaba activamente en las marchas por la presentación con vida de los normalistas de Ayotzinapa.
Durante una reunión organizativa de las marchas del 20 de noviembre, oficiales federales entraron a Ciudad Universitaria y dispararon balas de goma a estudiantes fuera del auditorio Che Guevara. El ataque constituye una grave violación de la autonomía de la casa de máximo estudios.
Durante la marcha, estudiante Diego Lovera destaco que su principal razón por participar era porque el gobierno mexicano ha intensificado la violación de los derechos y autonomía de estudiantes. Lovera teme si no protesta el también correrá riesgo de perder su autonomía. “Si violaron la autonomía de la UNAM, ¿que nos harán a nosotros, que no la tenemos?”
Horas después, granaderos atacaron a manifestantes reunidos en el Zócalo, golpeando y arrestando a muchos. A medida que se movilizan en defensa de los presos políticos y contra la represión social, un nuevo capítulo se abre en las protestas estudiantiles y en la indignación organizada en el país.