Durante las violentas manifestaciones de ultra-derecha y supremacistas blancos, en Charlottesville, Virginia en los EEUU en agosto de este año fue posible ver camisetas con las palabras “Pinochet’s Helicopter Tours” (Viajes de helicóptero de Pinochet). El lema es en alusión a la Operación Cóndor ejecutada por las dictaduras sudamericanas y en Chile por el General Augusto Pinochet; en la cual las fuerzas armadas levantaban a disidentes izquierdistas y los tiraban al mar, apoyada por el gobierno estadounidense para evitar el supuesto crecimiento del comunismo en la región.
Ariel Dulitzky, abogado argentino, profesor de Derecho en la Universidad de Texas y ex miembro del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias (Working Group on Enforced or Involuntary Disappearances) de las Naciones Unidas, concedió una entrevista exclusiva al Programa de los Américas sobre cómo fue la Operación Cóndor, su influencia hasta hoy en día, las desapariciones actuales en México y su relación con las guerras de los narcos.
AP: ¿Cuál fue el papel de EEUU en la Operación Cóndor y cuál es su responsabilidad hoy?
AD: Estados Unidos estuvo involucrado de distintas maneras. Por un lado, participó directamente en el derrocamiento de varios gobiernos elegidos democráticamente. También proveyó inteligencia, armas y otro tipo de apoyo a varias dictaduras. Además, educó y entrenó a miles de oficiales que participaron en el terrorismo de estado y proveyó el fundamento ideológico a través de la llamada doctrina de la seguridad nacional. Hoy los Estados Unidos deben continuar con el proceso de desclasificación de documentos sobre esa época, particularmente aquellos en poder de la CIA y el Departamento de Defensa, deben repudiar explícitamente a esa política, deben apoyar los esfuerzos para investigar y sancionar los graves abusos cometidos.
De las dictaduras latinoamericanas involucradas, ¿cuál fue la más dura?
No se pueden comparar. Las técnicas represivas fueron diferentes. Por ejemplo, en Uruguay se utilizó mucho más la prisión política y tortura, y en Argentina la desaparición forzada. Pero el nivel de afectación individual y social no puede compararse. Tampoco las dimensiones numéricas de los distintos modelos represivos. Lo que hay que analizar es el impacto en cada sociedad, cada familia, cada individuo.
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“[La desaparición fozada] es un crimen de terror. Lo que busca es sembrar terror… Es un crimen permanente que perdura en el tiempo hasta tanto no se establezca la suerte o el paradero de la persona desaparecida.”
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¿Sigue habiendo países que trabajen juntos para desaparecer personas?
Sí, hay ejemplos. Hoy la Comisión Internacional de Juristas acaba de sacar un informe sobre rendiciones extraordinarias que son una forma de desaparición forzada. China hoy en día retorna a personas de Corea del Norte sabiendo que serán desaparecidas en dicho país.
¿Es posible trazar influencias de la Operación Cóndor en los desapariciones actuales?
Algunas posibilidades, sí. El programa de rendiciones extraordinarias de la CIA es un ejemplo.
¿Los métodos usados durante la Operación Cóndor por los ejércitos y policías militares siguen siendo utilizados hoy?
No en América Latina. Por lo menos la práctica de desaparición sistemática de personas no existe en los países del Cono Sur. Pero sí hay sectores autoritarios dentro de las fuerzas de seguridad que continúan vigentes. Y también hay desapariciones aisladas en múltiples países.
Usted estuvo involucrado en la búsqueda de justicia para las personas desaparecidas durante la Operación Cóndor, y el apoyo a sus familiares. ¿Cuáles son las diferencias y similitudes entre la desaparición forzada de esa época y la de hoy?
Las similitudes son las demandas por la verdad, justicia y reparación. La importancia del apoyo a los familiares. Pero también la sensación de abandono, de soledad y la indiferencia de muchas autoridades.
La diferencia es que en la mayor parte de los países existe una conciencia mayor sobre las desapariciones. Que las familias de hoy pueden aprender de las familias de los desaparecidos de la Operación Cóndor. Que hay un mayor y mejor entendimiento de lo que es una desaparición forzada y que existen instrumentos jurídicos para responder a las desapariciones.
¿Cuál es la función política de la desaparición forzada o es solo un crimen?
Es un crimen de terror. Lo que busca es sembrar terror. Es una de las manifestaciones de la violencia política. Además es un crimen complejo que debe ser tratado integralmente y además es un crimen permanente que perdura en el tiempo hasta tanto no se establezca la suerte o el paradero de la persona desaparecida.
¿Y en cuanto a la sociedad? Parece que en Argentina con las desapariciones del pasado, y en México hoy, se han organizado colectivos de familias que han obtenido avances en esta cuestión…
Sí, el rol de los familiares es central. Son las que han encabezado todas las luchas en contra de las desapariciones. En particular, las mujeres latinoamericanas.
¿Cuál es la posición de la ONU en cuanto a la situación Mexicana?
Es una situación extremadamente grave. Lamentablemente, el Estado no ha respondido adecuadamente ni a las desapariciones de la llamada guerra sucia ni a las actuales.
El rol de los familiares es central. Son los que han encabezado todas las luchas en contra de las desapariciones. En particular, las mujeres latinoamericanas.
Es común pensar en este problema en relación al periodo de las dictaduras sudamericanas, ¿los gobiernos siguen con desapariciones forzadas hoy en día?
Hay desapariciones generalizadas en países como México. Pero dudo que se pueda decir que hay un país en America Latina donde el estado practica de manera sistemática las desapariciones forzadas.
En las manifestaciones de ultra-derecha en Charlottesville en los EEUU fueron vistas camisetas celebrando a Pinochet y con la frase “Viajes de helicóptero de Pinochet” en abierta referencia a las ejecuciones extrajudiciales… ¿Esta estrategia es típica de una cierta ideología política?
Las desapariciones lamentable-mente han sido utilizadas por gobiernos de distintos signos políticos. Fueron utilizadas por los nazis, por las dictaduras, por gobiernos marxistas, por gobiernos de liberación nacional, por poderes coloniales…
¿Qué deben hacer los países para terminar con las desapariciones forzadas?
Simple. No desaparecer personas. No hay ninguna justificación posible para las desapariciones. Las desapariciones, a diferencia de otros hechos, no se cometen por error.
Ha de ser duro trabajar con un tema tan fuerte. ¿Cómo le ha afectado este trabajo a nivel personal?
Me afecta completamente. Tengo dos primas de mi madre desaparecidas en 1976 y 1977 en Argentina. Y me afecta el sufrimiento de los familiares, la indiferencia de los gobernantes. Pero todo eso me da más fuerza para continuar.