“Sabemos lo que puede pasar en una manifestación como ésta, puede ser que haya detenidos y heridos, hasta muertos, pero no tenemos miedo de estar presentes. Estamos dispuestos a llegar hasta las ultimas consecuencias para que se note más la rigidez de nuestra protesta en solidaridad con los normalistas de Ayotzinapa”, declara Yesenia Hernández, estudiante de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UNAM), antes de empezar la movilización en el aeropuerto internacional de la capital.
La acción estaba anunciada desde hace tiempo para la mañana del jueves, sin embargo el día anterior las más de 80 escuelas del país que integran a la Asamblea Interuniversitaria optaron por suspenderla. Un grupo de estudiantes decidió de todos modos llevar a cabo la acción.
La policía estaba lista para enfrentar a la amenaza de toma del aeropuerto y para bloquear sus calles de acceso. Al alejarse de la entrada del metro Oceanía, el pequeño grupo de jóvenes, en su mayoría encapuchados “por miedo al estado que nos puede desaparecer”, fue creciendo hasta contar unas 400 personas. Encontrada la primera valla de granaderos, los manifestantes decidieron regresarse y buscar vías alternativas para alcanzar el aeropuerto y no acabar encapsulados por los policías.
Después de unas dos horas, en el cruce de Circuito Interior y Zaragoza, empezó la confrontación con los granaderos, que causó heridas leves a algunas personas y una lesión al pie de un joven que fue llevado en una ambulancia, y quien aseguró no estar participando en la protesta cuando se encontró encapsulado por los granaderos.
Quince personas han sido detenidas en las cercanías del aeródromo, según el Comité Cerezo México, que ha recogido el testimonio de un manifestante que acusa a los policías de haberlo detenido injustamente, golpeado y despojado de algunas pertinencias.
De acuerdo al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México la movilización no afectó las operaciones aéreas. Sin embargo causó molestias a los pasajeros, que tuvieron que llegar con hasta cinco horas de anticipación para no perder sus vuelos, y encontraron salas de espera saturadas.
Orsetta Bellani @sobreamerica es fotoperiodista y miembro del equipo del Boletín Américas www.americas.org/es