El retorcido caso de la caída del narcotraficante más poderoso de México

Ismael «El Mayo» Zambada, presunto jefe del cártel mexicano de Sinaloa, fue detenido por agentes estadounidenses en Nuevo México el 25 de julio. Aún no sabemos realmente qué ocurrió. Quizá nunca lo sepamos. 

Por Malcolm Beith

Wanted poster with reward for information leading to the capture of El Mayo Zambada
Cartel de Se busca. Foto: Gobierno de EUA

Desde 2008, cuando el cártel de Sinaloa se fracturó debido a las desavenencias entre Ismael «El Mayo» Zambada, Joaquín Guzmán Loera «El Chapo» y los hermanos Beltrán Leyva, muchos de los líderes de segunda e incluso tercera generación del cártel de Sinaloa han sido detenidos o asesinados. El hermano de El Mayo, Jesús «El Rey» Zambada, fue detenido en México en 2008. Su hijo Vicente Zambada-Niebla, líder de la tercera generación del cártel de Sinaloa, fue detenido en 2009. El Chapo fue capturado en 2016 y sentenciado en Nueva York en 2019. 

Pero pocos agentes de la Administración para el Control de Drogas, DEA, pensaban que El Mayo escurridizo sería capturado alguna vez. Tenía diabetes, se decía, y vivía en las montañas. Nunca se arriesgaría a ser atrapado como los que fueron y vinieron antes que él.

El 25 de julio, este hombre de 76 años fue detenido por las autoridades estadounidenses en el aeropuerto internacional de Santa Teresa, en el condado de Doña Ana (Nuevo México), junto con Joaquín Guzmán López, hijo del encarcelado líder del cártel de El Chapo. Los medios de comunicación y las redes sociales estallaron con conjeturas sobre cómo el longevo líder del cártel de Sinaloa acabó bajo custodia estadounidense.  

La primera versión de los hechos afirmaba que El Mayo fue llamado a Culiacán, la capital del estado de Sinaloa, para inspeccionar una nueva propiedad en el norte de México y fue secuestrado por Guzmán López. El Mayo, en una declaración a los medios de comunicación el 10 de agosto a través de su abogado, Frank Pérez, dijo que había ido a un rancho a las afueras de Culiacán para reunirse con dos políticos locales y solucionar una disputa. Allí se reunió con Guzmán López, quien le dijo que le acompañara, según la declaración. El Mayo le siguió, dijo, confiando en el hombre de 38 años, de quien se dice  es su ahijado. 

En su declaración, El Mayo afirma que seis hombres con uniforme militar y Guzmán López le tendieron una emboscada, le tiraron al suelo y le esposaron. Le ataron las piernas y colocaron una bolsa negra en la cabeza. El anciano, que figura en la lista de los más buscados de Estados Unidos desde finales de los 80, fue supuestamente introducido en la parte trasera de un camión y obligado a subir a un avión, donde el propio Guzmán López lo ató al asiento. Cuando aterrizaron en Nuevo México, ambos fueron detenidos. «Me secuestraron», declaró El Mayo en la carta escrita desde la cárcel en Estados Unidos. 

El Mayo dijo que fue invitado al rancho en el noroeste de Culiacán para mediar en una disputa entre el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya y Héctor Melesio Cuén Ojeda (ex diputado, ex alcalde de Culiacán y ex rector de la Universidad Autónoma local de Sinaloa) y que esperaba encontrarse allí con el hijo mayor de El Chapo, Iván Archivaldo Guzmán Salazar, cuando apareció Guzmán López. 

¿Quién sabía qué y cuándo?

En una entrevista, el ex jefe de Operaciones Internacionales de la DEA Mike Vigil, que trabajó en México varias veces durante su carrera, me dijo que las afirmaciones de El Mayo eran «tonterías». No está seguro de por qué El Mayo salió de su escondite, pero cree que Guzmán López engañó a su padrino e hizo un trato con las autoridades estadounidenses para obtener una sentencia más leve. 

Vigil cree que la DEA no supo nada del vuelo y sus pasajeros hasta unas horas antes de que aterrizara. Aunque la DEA ayudó a redactar las acusaciones de narcotráfico contra El Mayo, los agentes de Homeland Security Investigations y del FBI, que en los últimos años han asumido un papel más importante en las investigaciones de narcotráfico con México, realizaron las detenciones en la pista de aterrizaje de Nuevo México.

Vigil tampoco cree que El Mayo hubiera aceptado reunirse con Iván Archivaldo en Culiacán, dado que la relación entre los Zambada y los hijos de Guzmán está rota desde hace tiempo. Rocha ha negado toda implicación, diciendo que ni siquiera estaba en Culiacán ese día, sino visitando a unos parientes en Los Ángeles. Un registro de vuelo filtrado a los medios lo corrobora. Cuén fue asesinado en Culiacán el 25 de julio, varias horas después de la supuesta reunión. Las autoridades estatales difundieron un vídeo de una gasolinera en el que una víctima -supuestamente Cuén- es objeto de un atraco y recibe un disparo. 

La Procuraduría General de la República (PGR) está llevando a cabo su propia investigación y encontró «irregularidades» en el informe de las autoridades de Sinaloa: la autopsia reveló que Cuén recibió cuatro balazos en la cabeza. La Fiscal General del Estado presentó entonces su dimisión. 

El Mayo también se pronunció: «Sé que la versión oficial que dan las autoridades del estado de Sinaloa es que Héctor Cuen fue tiroteado la noche del 25 de julio en una gasolinera por dos hombres en motocicleta que querían robar su camioneta.», escribió en su comunicado. «Eso no es lo que ocurrió. Lo mataron a la misma hora y en el mismo lugar donde me secuestraron.» Las afirmaciones de El Mayo sugerirían que altas figuras políticas están implicadas en el submundo criminal, o al menos que veían a El Mayo como un ciudadano influyente con poder para resolver una disputa sobre quién debía asumir el liderazgo de la Universidad. Esto podría ayudar a verlo como un pilar de la comunidad en los tribunales, pero no ofrece ninguna prueba real de la supuesta reunión ni sobre la línea de eventos.

En un comunicado de finales de julio, Pérez, el abogado, hizo hincapié en la versión del secuestro, afirmando que su cliente «no se entregó ni negoció ninguna condición con el gobierno de Estados Unidos. Joaquín Guzmán López secuestró por la fuerza [a El Mayo]». 

Dudas y certezas 

Sin embargo, algunas de las afirmaciones de El Mayo plantean dudas similares a las que han suscitado las declaraciones de testigos del cártel de Sinaloa ante los tribunales estadounidenses en los últimos años. El Rey Zambada, hermano de El Mayo, declaró que entregó al ex jefe de la policía mexicana Genaro García Luna millones de dólares en maletines, una cantidad que físicamente no cabe en una maleta. Luego cambió su testimonio para decir que pasó el dinero en efectivo en bolsas de gimnasio.

Aunque el caso de El Mayo está rodeado de especulaciones, nadie cuestiona el hecho de que Guzmán López se entregó a las autoridades estadounidenses. Estados Unidos ofrecía una recompensa de 15 millones de dólares por información que condujera a la captura de El Mayo, pero es probable que Guzmán López negociara por separado. Su padre, El Chapo, seguramente pasará cadena perpetua en Colorado, pero su hermano Ovidio, extraditado a Estados Unidos el 15 de septiembre de 2023, aún no ha sido juzgado. 

Es posible que Ovidio, Joaquín y tal vez incluso Iván Archivaldo intenten llegar a acuerdos similares a los que se dieron con el hijo de El Mayo, Vicente Zambada-Niebla. Desde que fue detenido en 2009, Zambada-Niebla intentaba negociar con la DEA. Cuando ingresó en prisión en Chicago, cooperó con la DEA con información sobre envíos de droga. 

Este acuerdo con el gobierno estadounidense se mantuvo en secreto durante cerca de un año a pesar de que la prensa se volcó con el caso. Zambada-Niebla fue finalmente condenado a 15 años en lugar de cadena perpetua. Después, tras testificar contra El Chapo en otro acuerdo en 2019, cumplió unos años más y fue liberado en 2021 y ahora vive bajo protección de testigos en Estados Unidos. 

Desde finales de los años 2000, el cártel de Sinaloa estaba tratando activamente de trabajar con la DEA en México a su favor. Según los agentes de la DEA que trabajaban en México a los que entrevisté para mi libro «El último narco», no había ningún pacto entre las autoridades y el cártel de Sinaloa: la DEA tomaba información sin ofrecer nada a cambio. «Tomamos información de donde sea que podamos obtenerla», me dijo en 2009 un agente de la DEA con sede en Ciudad de México. «¿Qué, nos llega una persona de alto nivel de una organización y no la vamos a usar?».

A través de intermediarios e informantes, el cártel facilitaba a la DEA información sobre sus rivales, con la esperanza de que los agentes estadounidenses y sus aliados mexicanos acabaran con sus rivales y permitieran al cártel de Sinaloa operar libremente. Cuando estaba en prisión, a finales de los 90, incluso El Chapo había intentado facilitar a la DEA información sobre sus rivales a cambio de que retiraran los cargos contra su hermano Arturo. 

En 2009, cuando las prioridades de la DEA y de México se habían desplazado a otros lugares -la violencia en Michoacán se había convertido en el problema número 1 en ese momento-, el cártel de Sinaloa se había beneficiado, aunque había pocas pruebas concretas de una complicidad generalizada entre el cártel de Sinaloa y las autoridades estadounidenses. Según el testimonio ofrecido por Zambada-Niebla y otros testigos tras la detención de Zambada-Niebla y confirmado por los agentes de la DEA que participaron en los intentos de negociación, El Mayo y El Chapo buscaban una forma de sacar a sus hijos del tráfico de drogas. 

La DEA se negó a discutir esta posibilidad, y Zambada-Niebla fue detenido por la policía federal mexicana tras una infortunada reunión en un hotel de Ciudad de México entre Zambada-Niebla, un informante y un par de agentes de la DEA. A pesar de las afirmaciones de periodistas, académicos, políticos e incluso algunos funcionarios de justicia de que las autoridades estadounidenses y mexicanas no estaban tratando de perseguir al cártel de Sinaloa, la pirámide de este cártel -encabezada por El Mayo y El Chapo- empezaba a desmoronarse. 

La droga, por supuesto, siguió fluyendo hacia Estados Unidos y Europa, independientemente de si la organización permanecía intacta o no, o de cómo se articularon otros grupos. Un año después de ser extraditado, el 18 de febrero de 2010, Zambada-Niebla llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia estadounidense. La DEA le dio un teléfono móvil a Zambada-Niebla para que se pusiera en contacto con El Mayo, a quien también le habían dado un teléfono a través de sus abogados. Los dos hablaron, la DEA controló las llamadas y consiguieron incautarse de algunos envíos, pero, según un agente de la DEA implicado en el proceso, nada sustancial. Y nunca pudieron rastrear las llamadas para localizar a El Mayo.

En noviembre de 2013, las autoridades mexicanas parecieron poner el punto de mira en El Mayo. Otro de los hijos de El Mayo, Serafín Zambada, de 23 años, fue detenido cuando entraba a Arizona. En diciembre de ese año, el principal lugarteniente de El Mayo -Gonzalo Inzunza Inzunza, alias «El Macho Prieto»- murió tras un tiroteo de cuatro horas durante el cual helicópteros artillados mexicanos acribillaron su mansión en Puerto Peñasco. Ese mismo mes, otro de los operadores de El Mayo fue detenido en Ámsterdam. El 13 de febrero de 2014, las autoridades mexicanas lanzaron una redada en Culiacán y detuvieron a Jesús Enrique Sandoval Romero, alias «El 19». Se creía que Sandoval era el principal sicario de El Mayo. 

En los seis días siguientes, las autoridades mexicanas detuvieron al menos a otros diez presuntos miembros de nivel medio-alto del cártel de Sinaloa en Sinaloa y otros estados del noroeste del país. Obtuvieron más números de teléfono y más información sobre los escondites. Más miembros del círculo íntimo de El Mayo -familiares y hombres de confianza- caerían a finales de 2013 y principios de 2014. 

Luego parecieron cambiar bruscamente su objetivo de El Mayo a El Chapo. ¿Habría traicionado El Mayo a su socio convertido en rival en conjunto con las autoridades estadounidenses? Las autoridades y la prensa de México hicieron poco por disipar tales especulaciones, pero siguieron siendo especulaciones. El 22 de febrero de 2014, las autoridades mexicanas, con la participación de la DEA, capturaron a El Chapo en el balneario de Mazatlán, Sinaloa. Durante el juicio de El Chapo en 2019, los fiscales hicieron hincapié en que el acusado estaba a la altura de El Mayo en la jerarquía del cártel de Sinaloa o justo por debajo de él. Esto les permitiría mantener abierto el caso contra el cártel de Sinaloa después de que El Chapo fuera condenado argumentando que el mandamás aún no había sido detenido.

Diez años y docenas de giros, vueltas y traiciones después, las autoridades atraparon por fin a El Mayo. El Mayo, que actualmente se enfrenta a cargos en cinco jurisdicciones estadounidenses, compareció ante el tribunal federal de El Paso y ahora ha sido trasladado para ser juzgado en el Distrito Este de Nueva York, en Brooklyn. Se trata del mismo tribunal que juzgó los sonados casos de El Chapo y del ex secretario federal mexicano de Seguridad Pública, Genaro García Luna. 

Desde el arresto de El Mayo, las autoridades mexicanas han estado en vilo, esperando que la violencia estalle en Sinaloa como lo hizo el 17 de octubre de 2019, cuando soldados y policías mexicanos rodearon la casa de Ovidio Guzmán en Culiacán en un intento por arrestarlo. Cientos de pistoleros del cártel procedieron a atacar objetivos alrededor de la ciudad: militares, policías y civiles. Ovidio fue liberado después de que ocho soldados fueran tomados como rehenes. La violencia volvió a estallar cuando Ovidio fue detenido a principios de 2023. En el comunicado difundido a través de su abogado, El Mayo hizo un llamado «al pueblo de Sinaloa a la mesura y a mantener la paz en nuestro estado. Nada se resuelve con violencia». Sin embargo, el 29 de agosto estallaron enfrentamientos entre pistoleros del cártel y militares en Culiacán, y ha seguido habiendo enfrentamientos violentos. En las calles de la capital del estado ha habido más enfrentamientos de lo habitual, pero en Culiacán hubo cinco homicidios menos en agosto (45) que en el mismo periodo del año pasado.  

El Mayo se declaró «no culpable» ante el tribunal de distrito de Brooklyn el 13 de septiembre. Su juicio revelará más sobre el futuro del cártel de Sinaloa y lo que está en juego en cuanto a la participación de Estados Unidos en la guerra contra las drogas en el lado mexicano de la frontera. El Mayo se ha declarado «no culpable», pero también lo ha hecho Guzmán López, que al parecer llegó a Estados Unidos con el conocimiento de las autoridades para llegar a un acuerdo. Es posible que se haya declarado inocente públicamente, pero que haya aceptado cooperar en secreto, como hizo Zambada-Niebla. 

El 11 de agosto, la PGR informó de que había abierto una investigación penal contra Guzmán López «por los posibles delitos de fuga ilegal, uso ilícito de aeropuertos, violación a las leyes de migración y aduanas, secuestro, traición a la patria y los demás que resulten aplicables». El presidente saliente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha tenido una relación abiertamente tensa con la DEA. Queda por ver qué enfoque adoptará su sucesora, Claudia Scheinbaum, cuando asuma el cargo el 1 de octubre. 

La pregunta sigue en el aire: Si los fiscales estadounidenses mantuvieron abierta la investigación sobre el cártel de Sinaloa tras el juicio de El Chapo para llegar a El Mayo, y ahora han capturado a la mayoría de los hijos y altos mandos, ¿quién será su próximo objetivo prioritario y cómo afectará esto a la relación binacional y a la violencia continuada en el país?

Malcolm Beith es periodista freelance y escritor residente en Arlington, Virginia. Es autor de dos libros sobre la guerra contra las drogas: The Last Narco: Inside the Hunt for El Chapo, the World’s Most Wanted Drug Lord, y Hasta el último día.

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