La multitudinaria manifestación del 2 de octubre, a 46 años de la masacre en la Plaza de las Tres Culturas, estuvo marcada por el luto. Al fallecimiento reciente de Raúl Álvarez Garín, líder estudiantil del 68 —uno de los principales animadores de la memoria del movimiento y la lucha por el castigo a los asesinos—, se sumó la mortal agresión a los normalistas de Ayotzinapa.
Y aunque no hubo presencia formal de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, en paro contra la imposición de reformas a su currículum, las banderas politécnicas y los ¡Huélum! recorrieron la marcha de cabo a rabo.
Los jóvenes se sienten bajo ataque. Sus consignas, lonas y pancartas así lo expresan: “¡Si nos tocan a uno, nos tocan a todos! Dolor y rabia por los caídos en Ayotzinapa. No permitiremos que se repita la historia. Vivos se los llevaron, vivos los queremos. ¡Basta de represión a estudiantes! No somos rebeldes, somos revolucionarios, seguiremos en pie de lucha. Y marcharemos cuando nos dé la gana.”
Un cartel de emergencia muestra los retratos y nombres de los estudiantes desaparecidos y reclama su presentación con vida.
Hacia las 6 de la tarde, dos horas después de iniciada, la marcha abarcaba desde Tlatelolco hasta Bellas Artes y de ahí por la 5 de Mayo hasta el Zócalo, donde el orador principal Félix Hernández Gamundi reportó llena la plaza central mientras seguían llegando contingentes. El líder histórico demandó reabrir el juicio por genocidio contra el ex presidente Luis Echeverría por la matanza de 400 estudiantes en Tlatelolco.
A la marcha de jóvenes se sumó el Sindicato Mexicano de Electricistas que ha mantenido su resistencia durante 5 años contra la desaparición de su fuente de trabajo, también un grupo representativo de la tribu yaqui que llamó a un boicot contra Apasco, Ford, Coca Cola y Pepsi, beneficiarias del ilegal acueducto Independencia con el que la etnia sonorense está siendo despojada de su agua.
La Nacha
Ana Ignacia Rodríguez Márquez, La Nacha, fue integrante del Comité Nacional de Huelga, brigadista del movimiento estudiantil, sobreviviente de la masacre de Tlatelolco y presa política detenida tres veces y encarcelada durante dos años en Santa Martha Acatitla. Hoy está emocionada:
“Hace mucho que no veíamos una movilización de esta magnitud. Sabemos que es debido a que el movimiento politécnico ha convocado a muchísimos estudiantes y personas en general. Eso revitaliza al movimiento. Nosotros en 46 años no hemos dejado de manifestarnos. Algo que también ha convocado es el homenaje a Raúl Álvarez Garín. La Banda de Tlayacapan ha venido a tocar por él. Yo me siento muy triste porque él era nuestro amigo muy querido; ahora yo creo que la presencia de sus ideales sobrepasa su desaparición física y hace que todos estemos aquí reunidos. Yo se lo debo y voy a seguir luchando hasta el último aliento”.
Hay otra causa que ha sacado a los jóvenes a las calles, advierte la Nacha: la brutal represión a los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero que a la fecha arroja un saldo de 3 estudiantes muertos, 43 desaparecidos y masivas movilizaciones en esa entidad.
“Yo soy guerrerense —dice— y cuando me enteré me dio una rabia enorme pero ahorita lo que necesitan más que nada es nuestro apoyo. Tenemos que luchar fuerte para que aparezcan con vida los desaparecidos, no podemos permitirlo, acaba de suceder, la demanda debe ser fuerte para que aparezcan los normalistas y se castigue a los responsables. El gobernador (Ángel Aguirre Rivero) tiene muchísima responsabilidad en esto”.
“Luego está el caso Tlatlaya, con ejecutados a manos de militares. Se están juntando conflictos, pero eso no nos debe amedrentar, con esta fuerza que aquí se manifiesta tenemos que mantener la lucha”.
“Yo lucho por la Tita (Roberta Avendaño, destacada dirigente del 68) y por mí. Ella ya se nos fue hace tiempo y no le hemos dado el reconocimiento que merece. Estamos organizando llevar a la Facultad de Derecho sus cenizas y hacer un homenaje, porque los pinches priistas de entonces no nos permitieron hacerlo y ahora nos tienen que dejar. Estamos en la lucha. Yo acabo de cumplir 70 años, diabética, con la presión alta, y heme aquí.”
Esta vez, La Nacha no marchó, llegó directo al Zócalo al iniciar el mitin porque debió ir a Querétaro a inaugurar un congreso internacional de mujeres periodistas y escritoras. “En esta fecha simbólica, ellas se están llevando el extranjero todas estas impresiones”.
La Nacha considera que hay un movimiento estudiantil en ascenso y afirma que muchos jóvenes se han incorporado al Comité del 68 invitados por Álvarez Garín. “Ellos nos han influido mucho, hay que tomar en cuenta que por la edad y las enfermedades podemos a veces andar medio decaidones pero ellos están tomando la estafeta muy bien y qué bueno que gracias a ello nuestro comité puede seguir siendo el de los jóvenes del 68.”
Maylo
Durante los meses del movimiento, Ismael Colmenares Maguregui, Maylo, vivía prácticamente en Ciudad Universitaria. Le gustaba la guitarra y por las noches junto con otros estudiantes tocaba a los Beatles y lo que fuera. Hacían locuras con las canciones, las destruían, las (des)arreglaban, se divertían. Maylo cuenta que cierta noche, después de ser agredidos por granaderos, inició la reunión musical cambiando la letra de La balada del vagabundo, original del italiano Pierantoni. Y así nació La balada del granadero, la parodia más popular surgida al calor del movimiento estudiantil del 68:
—Papá, papá, ayer cuando estudiaba, pregunté a un hombre que miraba, quién es usted y dijo un granadero, papá qué cosa es un granadero. —Un granadero es un analfabeta, sin convicción y también sin conciencia, golpea estudiantes para ganarse el pan y nunca se lo dan si no asesina. —Aa, yaa, yaa, yay, jamás nosotros seremos granaderos…
De aquellas reuniones también nació la brigada musical de Los Nakos, de la que formaba parte el escritor Paco Ignacio Taibo II como orador y presentador.
Hoy Maylo ve la situación nacional como una olla de presión a punto de estallar: “Hay signos por todos lados, el gran éxito de esta manifestación es uno de ellos. El descontento se generaliza aceleradamente. El estado terriblemente neoliberal ha tratado de absorber a quien se deje cooptar y al mismo tiempo reprime salvajemente todo lo que resiste a sus políticas depredadoras. Pero ya está surgiendo una nueva generación, el movimiento empieza a reactivarse”.
“Los jóvenes reciclan la esperanza y renuevan su visión de la utopía, tarde o temprano permearán otras capas de la sociedad”, dice seguro.
Ilia
Ilia Adad Infante Trejo es estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y en algún tiempo cursó la Vocacional 9, por lo tanto, también es politécnico.
El 2 de octubre de 2013 fue aprehendido con 80 personas en las inmediaciones de la glorieta de Colón. Fue acusado falsamente junto con otras siete personas de haber hecho destrozos en un banco IXE y en un OXXO. El gobierno fue incapaz de demostrar la culpabilidad de estos jóvenes, más bien ellos demostraron su inocencia pero el gobierno de la ciudad y las autoridades judiciales se negaron a aceptar las pruebas. Ilia fue sentenciado a 7 años de prisión. Un amparo ante la justicia federal ordenó reponer el caso por fallas en el proceso.
Pero el juez poco antes de la movilización del 10 de junio reculó y lo dejó libre. Hoy varios de sus compañeros siguen presos. Dice Ilia que los jueces hacen cosas ridículas reponiendo las sentencias con modificaciones insignificantes. “Por ejemplo, la compañera Luna Flores, procesada, libre bajo caución, el día de ayer le acaban de dictar nueva sentencia y únicamente le redujeron mil pesos la multa, con sentencia de un año tres meses de prisión por el delito de ultrajes a la autoridad, bajo el dicho de que le aventó una botella de agua a un policía. Pero está demostrado en video que las detenciones ocurrieron en medio de una agresión instrumentada el 2 de octubre por la Secretaría de Seguridad Pública, Agencia 50, contra las personas que habían ido a buscarnos a los que estábamos detenidos.”
Desgraciadamente —lamenta Ilia—, la represión le ha obligado a tomar la estafeta del movimiento estudiantil del 68. “Yo he venido apoyando esta marcha por la memoria del movimiento desde hace más de diez años, pero fue la desafortunada situación por la que tuve que pasar la que me llevó a organizarme y ahora soy más digno de venir a esta marcha, ahora que tenemos organización, que hemos aprendido verdaderamente la lección que nos dejó el 68”.
“Hemos estado presas por motivos políticos 60 personas en la Ciudad de México, sin contar los de otros sexenios y estoy trabajando con organizaciones de derechos humanos en la defensa de nuestra libertad”.
Según Ilia, hay una estrategia para atacar al pueblo mismo, no sólo a sus líderes, a partir de la guerra iniciada por Calderón. Por lo tanto, recomienda que no solamente los jóvenes sino los pueblos, las minorías, los indígenas y campesinos retomen la lección del 68 y se incorporen a la lucha.
El reclamo del movimiento estudiantil 46 años después sigue vivo, actual. “Los oradores —en el mitin en el que desembocó la marcha, observa Ilia— están hablando de presos políticos, de represión, desaparecidos, asesinados y agresiones de todo tipo contra el pueblo de México”. Igual que en 1968.