El Estado de Florida descongela las relaciones entre Cuba y Estados Unidos

cuban-embargo-florida-cuban-americans-poll-722x541Una mayoría de los habitantes de Florida ahora está a favor de mejorar relaciones con su vecino, Cuba. Pero los poderes en Washington, atrapados por la lógica de la Guerra Fria y la intransigencia de unos pocos congresistas anti-castristas, parece no hacerle caso a la opinión pública.

En encuesta reciente se apoya el fin de las prácticas de la guerra fría que Estados Unidos ejerce sobre Cuba. Surge de un lugar inesperado: Florida, el Estado que ha sido el terreno preferido por décadas, para lanzar el activismo más fuerte en contra de Castro. La mayoría de la población encuestada en Florida favorece ahora que se deshielen las relaciones entre ambos países, una tendencia que se refleja a nivel nacional.

En las últimas semanas, ha habido un movimiento fuerte por parte del sector empresarial de  abrir relaciones comerciales y diplomáticas con la isla. Una delegación de líderes empresariales viajó al país caribeño a finales de mayo. Antes de partir, enviaron una carta abierta llamando a levantar las restricciones a viajar, entrar en diálogo con el gobierno cubano, y permitir transacciones financieras, entre otras recomendaciones.

Florida encabeza el cambio

La encuesta de Atlantic Council (Consejo Atlántico) muestra que 63% de los Floridanos están de acuerdo con que se normalicen las relaciones de Estados Unidos con Cuba, una cifra que incluso supera la cifra nacional de 56%.

Este apoyo a la normalización de las relaciones entre los dos países, fue mayor entre Demócratas e independientes, 60% cada sector; sin embargo refleja una mayoría también entre quienes respondieron siendo Republicanos. La población Latina también se manifestó por encima del promedio nacional, en favor de que se restablezcan las relaciones con la isla.

Las razones que hicieron posible este cambio registrado en Florida, llevan tiempo manifestándose. Las nuevas generaciones de Cubano-Americanos se oponen cada vez más a las políticas que restringen los viajes y la diplomacia, como así también el bloqueo comercial. Una encuesta de Florida International University (Universidad Internacional de Florida) luego de las elecciones presidenciales de 2008, totalizó en 55% a los Cubano-Americanos de Florida que apoyaban el fin del embargo.

Los cubano-americanos, que por años estuvieron en favor del embargo, ahora buscan se produzcan oportunidades de inversión en la isla y que se restablezcan los lazos familiares. En una entrevista del Washington Post realizada recientemente, que afloró pasiones en la comunidad de cubanos expatriados, el poderoso magnate azucarero Alfonso Fanjul, dijo que ha llegado el momento de “unificar la familia cubana”, a la vez que expresó su deseo de invertir en la Isla.

La comunidad comercial de los Estados Unidos, en su mayoría, se opone al embargo. La Cámara de Comercio de los Estados Unidos estima que dicha medida le significa a la economía estadounidense nada menos que entre $1.2 y $3.6 billones al año. Un editorial que apareciera en la Revista Forbes en 2013, señaló estas cifras e hizo un llamado a Washington para que ponga fin al embargo, expresando: “No tiene sentido imponer un embargo a perpetuidad a una nación en desarrollo, que se está moviendo hacia la reforma, sobre todo si los aliados de Estados Unidos se manifiestan abiertamente en contra del embargo”.

En la presentación de la encuesta de Atlantic Council en Washington, D.C., los Senadores Patrick Leahy y Jeff Flake hicieron un llamado a sus colegas “a poner fin a esta guerra fría”. El Senador Leahy indicó que dicha política ha sido costosa y nada de efectiva, agregando: “tiene menos posibilidades de ser un éxito ahora, que cuando comenzó”.

Al igual que Leahy y Flake, existe una cantidad en aumento de representantes del Congreso que no solo se oponen a la política actual de Estados Unidos hacia Cuba, sino que además se han unido a la campaña que busca cambiarla. Tienen razón en adherirse a esta causa. El embargo no refleja lo que piensa la mayoría de los ciudadanos de los Estados Unidos. Porque altera la coordinación entre vecinos y potencialmente viola las leyes internacionales.

Incluso ha supuesto un costo internacional muy alto, en especial en lo que se refiere a las relaciones de los Estados Unidos con los países de América Latina. La Organización de Estados Americanos votó en 2009 readmitir a Cuba entre sus miembros, a pesar de las objeciones de Washington. Las Naciones Unidas en 21 oportunidades caracterizó el embargo como una violación a los derechos humanos y a la ley internacional, llamando a Washington a levantarlo. El voto en 2013 registró una votación de 188 países que se unieron para llamar a poner fin al embargo. Sólo Israel estuvo de parte de la posición de los Estados Unidos. Como señalara el Senador Leahy, “En vez de aislar a Cuba, somos nosotros los que nos hemos aislado”.

Guerra fria en zona tropical

Estos cambios, hacen que la defensa del embargo de 53 años esté en manos de unos pocos legisladores de la línea dura, destacándose entre ellos el Senador por Nueva Jersey, Bob Menéndez, quien dirige el poderoso Comité de Relaciones Exteriores del Senado, junto a los Representantes por Florida, el Senador Marco Rubio, y la Congresista Ileana Ross-Lehtinen.

Ellos se adhieren a una posición atávica de guerra fría que de a poco va muriendo. De acuerdo a los resultados de las encuestas, ni siquiera representan el punto de vista de la mayoría de quienes representan.

Al parecer, a las guerras frías les cuesta morir. Mientras se sienten brisas cálidas en el Caribe, Washington anda bloqueado en su ciclo helado. En abril, Associated Press (Prensa Asociada) reportó sobre un programa clásico, aunque actualizado, de las prácticas de trabajo de inteligencia de la guerra fría, con el formato de red social tipo Twitter, desarrollado por USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), cuyo propósito era “minar el gobierno comunista de Cuba”.

Con base en una documentación de 1.000 páginas, los reporteros entregaron detalles del programa encubierto, implementado por el Departamento de Estado y contratistas estadounidenses –incluso la firma Mobile Accord de Denver y Creative Associates– con el fin de construir una red social de juventud cubana en internet, que cosechaba los antecedentes personales de los usuarios, a la vez que escondía cualquier conexión con el gobierno de Estados Unidos.

Dicho reportaje reavivó los debates sobre el “cambio de régimen” y la discusión acerca de la desestabilización política en Cuba. Voceros del gobierno negaron que se tratara de una acción “encubierta”, que habría requerido autorización por escrito, llamándola en cambio una actividad “discreta”. Un vocero de USAID aseguró que la agencia no usó la información personal que reunió, sin embargo, el Departamento de Estado anunció que revisaría el programa –especialmente algunos mensajes que indican que la agencia usó la plataforma para incluir propaganda anticastrista. El programa, que se llamó ZunZuneo, alcanzó a incluir 68.000 usuarios de acuerdo a USAID, siendo descontinuado en forma abrupta en 2012, al parecer, cuando se descubrieron sus verdaderos propósitos.

Los contribuyentes de Estados Unidos pagaron la cuenta de $1.6 millones, por algo que no sólo resultó un fracaso colosal, sino que también una vergüenza internacional. El escándalo del ZunZuneo sucede en medio de inquietudes que van en aumento acerca del uso de internet por parte del gobierno de Estados Unidos, en lo que se refiere a vigilancia, espionaje, incorporación de mensajes falsos, que han conseguido alienar tanto a amigos como a enemigos.

Los políticos que manifiestan un fuerte anticastrismo, no van a cambiar sus rencillas históricas, ni siquiera bajo presión de sus constituyentes. Sin embargo, están perdiendo terreno en forma rápida. A la vez que Cuba afloja sus políticas de inversión extranjera y modera las restricciones de viaje a sus ciudadanos, las posiciones extremistas se han vuelto políticamente insostenibles.

Tom Hayden agrega que, con Menéndez debilitado por una investigación federal acerca de sus relaciones con supuestos desfalcadores ecuatorianos, ahora con un contribuyente importante de su campaña acusado de fraude masivo en Medicare, quizás al fin sea esta la oportunidad de que los demócratas escuchen a la gente y se alcen frente al obstáculo mayor en el camino de la normalización de las relaciones con Cuba: su propio Senador por Nueva Jersey.

Florida puede hacer resplandecer un camino nuevo. Con los Floridanos llamando a Estados Unidos a despejar las 90 millas que los separan de la nación isleña, Washington debiera ponerse a la delantera.

Laura Carlsen dirige el Programa de las Américas del CIP en la Ciudad de México www.americas.org. 

Traducción: Maria Stella Dabancens

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