Después de los esfuerzos de parte de los integrantes de la sociedad civil para proteger el arrecife de Cabo, presiones coyunturales obligaron al Presidente Felipe Calderón a anunciar la cancelación del permiso de la inversionista inmobiliaria española Hansa para construir el desarrollo turístico costero del llamado Cabo Cortés.
En la reunión del G20, los días 18 al 20 de junio, en Los Cabos, Baja California Sur, a unos kilómetros de Cabo Pulmo, miles de manifestantes protestaron contra el proyecto al igual que en la marcha del 15 de junio en la ciudad de México. Estos prenderían focos rojos en momentos en que la prensa internacional se encontraba en suelo mexicano para elevar la conciencia internacional en torno a los daños que implicaría el proyecto.
El riesgo de que las protestas pudieran afectar la imagen y tener un efecto electoral negativo para el partido del primer mandatario en las urnas el 1 de julio fue indudablemente un factor en la decisión.
El inquilino de Los Pinos, al anunciar la “cancelación de proyecto” el mismo 15 de junio, se fijó en que ahí se encuentra “el único arrecife coralino en el Golfo de California… un inigualable patrimonio natural de México y uno de los arrecifes con mayor cobertura coralina del mundo”.
Asimismo, dio cuenta que en 1995, más de 7 mil hectáreas de la superficie que incluye Cabo Pulmo, fueron decretadas como Área Natural Protegida con la categoría de Parque Nacional; que además, la zona fue declarada parte del Patrimonio Mundial Natural de la Humanidad por la UNESCO en 2005, y nombrada humedal de importancia natural a nivel internacional por los países firmantes de la Convención Ramsar en 2008.
Hansa Baja, la filial en México de la inversionista española, Hansa, contó Calderón, “inició trámites para la construcción de un mega desarrollo turístico llamado Cabo Cortés. Debido a la relevancia ecológica de Cabo Pulmo, la posibilidad de que se construyera el desarrollo de Cabo Cortés despertó inquietudes de comunidades locales, académicos y organizaciones ambientalistas”.
“La preocupación consistía en que un desarrollo de tal escala podría dañar la costa, la playa y generar daños severos al ecosistema arrecifal”, admitió.
Claro y contundente se expresó Calderón : “…el Gobierno de la República determinó que el Proyecto Cabo Cortés, tal y como fue presentado, es un proyecto que no demostró de forma clara su sustentabilidad por lo que se determinó anular la autorización de impacto ambiental condicionada del proyecto”.
Hasta ahí, los ambientalistas podrían congratularse porque sus argumentos llegaron a oídos del primer mandatario tanto como para detener el megaproyecto. Sin embargo, es pronto para que canten victoria.
Es decir, que Semarnat (la Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales), como miembro del gabinete presidencial que es, fue doblegado una vez por Hansa al emitir el permiso para la empresa, y otra vez por Calderón al ver su permiso revocado.
Más aún, el gobierno que Calderón aún representa está dispuesto a “acompañar” a los inversionistas a realizar un nbso online casino reviews nuevo proyecto, dijo.
“De ninguna manera, se dejará en estado de indefensión a los inversionistas, a los propietarios y a los poseedores de los predios. El gobierno federal está decidido a respetar los derechos de los inversionistas y a hacer valer sus activos. También está en la disposición de acompañar a los interesados a realizar un nuevo proyecto que permita generar beneficios a los habitantes de la zona a partir del turismo. Un proyecto que garantice, plenamente, la conservación del patrimonio natural del país”.
Además, el Presidente ofreció un discurso en que confirmó el crecimiento verde como un tema prioritario de la agenda de la Presidencia Mexicana del G20 que se abordó en la cumbre de Los Cabos, entre las naciones más influyentes del planeta, mismas que representan cerca del 90% del PIB mundial, el 80% del comercio global y dos tercios de la población total.
“Es posible seguir un modelo de desarrollo sustentable que permita aprovechar las ventajas naturales de nuestro territorio y que atraiga inversión y turismo, que genere los empleos sin afectar, de manera irreversible, los ecosistemas y su biodiversidad’, dijo. “De eso se trata el crecimiento verde”.
De acuerdo. Solo que eso no existe en el capitalismo salvaje en el que nos encontramos.
Mientras la formación cultural ancestral de la mayoría de mexicanos y su forma de vida se han distinguido por saber convivir con los recursos de su contexto ambiental: agua, aire, vegetación, y suelo, Calderón y sus similares casino se han distinguido por beneficiar a los grandes inversionistas a costa del bienestar de la población y de la conservación de la naturaleza.
En su discurso ante los G20, Calderón se vistió de verde. Sin embargo, al igual que sus antecesores, hace caso omiso del hecho de que la recuperación económica mundial, para ser sostenida, requiere transitar hacia un modelo de desarrollo que proteja el entorno online casino ambiental y se base en el uso eficiente de los recursos naturales. Ello implica la suma de esfuerzos de gobiernos, empresas y sociedad en general, con objeto de contar con los suficientes recursos financieros, tecnológicos y humanos para alcanzar un crecimiento racional.
En pos de la reunión del G20 y las elecciones presidenciales, habrá que ver qué es lo que realmente tratan de hacer en los pasillos del poder en esta nueva etapa de devastación de pueblos y recursos naturales, mientras buscan salvar al capitalismo para engrosar las ganancias de los dueños del mundo. El destino de Cabo Cortés sería la prueba.La presencia de Hansa amenaza y contradice las propuestas de las comunidades locales, de la comunidad científica y de organizaciones ambientales, en el sentido de que el lugar no necesita desarrollos ni mega desarrollos que vulneren la riqueza natural y la vida cotidiana de sus pobladores.
Cuando los lugareños consiguieron la declaración de Parque Marino Nacional en 1995, con lo que se protegieron 7 mil 111 hectáreas, de las que 99 por ciento corresponde a áreas marinas, los mismos pescadores que pidieron la reserva se comprometieron a no realizar actividades extractivas y comerciales en ella. Quedaron prohibidas las empresas que alteren las condiciones naturales del parque y las construcciones de obras públicas y privadas, haciendo de Cabo Pulmo un ejemplo del manejo sustentable de parques marinos.
Unos 17 años más adelante, en 2011, la organización Amigos para la Conservación de Cabo Pulmo, A.C. se convirtió en finalista del concurso Iniciativa México con una contra propuesta de Hansa, de un modelo de desarrollo sustentable para la zona.
Los residentes defienden la zona con la propuesta presentada a Iniciativa México, mediante recolección de firmas en oposición al mega desarrollo, y también a través de campañas de educación ambiental y programas de conservación.
Greenpeace España dijo que Hansa no cumplió con la legislación ambiental mexicana. Acusó al consorcio de que, al igual que otros, “ha causado un impacto gravísimo sobre las costas españolas, (y) busque exportar ese mismo modelo, que no sólo consume grandes cantidades de recursos naturales sino que busca hacerlo al margen de la ley”.
Siguen los riesgos de perder el trecho ganado. El regocijo espontáneo de las organizaciones de la sociedad civil, al enterarse de la supuesta cancelación, fue un júbilo merecido aunque apresurado. Lo más probable es que el proyecto sólo fue pospuesto por el calor del momento en el que el gobierno de Calderón quería parecer campeón del crecimiento verde y de la protección ambiental.
Talli Nauman es Co-directora de Periodismo para Elevar la Conciencia Ecológica (PECE) y columnista para el CIP Programa de las Américas www.americas.org/es.
Miguel Ángel Torres, co-director de PECE, contribuyó a esta columna