Por Santiago Navarro F. y Renata Bessi
El entrenamiento de policías militares y agentes da Policía Federal brasileña por la empresa americana Academi, antigua Blackwater, en abril, para contener acciones terroristas durante la Copa Mundial 2014, es apenas uno de los despliegues del acuerdo de cooperación militar Brasil-Estados Unidos, firmado en junio del 2010, durante el segundo mandato del gobierno de Luiz Ignacio Lula da Silva. La empresa es un ejército tercerizado de los EUA, quien ha utilizado mercenarios en guerras como la de Afganistán e Irak.
Un artículo de Folha de S. Paolo cita a un funcionario del gobierno estadounidense que dice que su gobierno ha gastado mas de $2.2 de dólares en los últimos dos años en la capacitación de la policia brasileño para megaeventos. Autoridades brasilénos revelaron al periódico que un grupo de 22 policias militares fueron entrenados por Academi en Moyock, North Carolina.
En la época en que se firmó este convenio, el gobierno brasileño sostuvo que el acuerdo permitiría “fortalecer el diálogo y abrir nuevas perspectivas de cooperación, sobre bases equilibradas y mutuamente benéficas”. Según el gobierno de Brasil se trataba de “perfeccionar la cooperación ya existente y futura en áreas como visitas de delegaciones de alto nivel, contactos técnicos, encuentros de instituciones, intercambio de estudiantes y personal de entrenamiento, visitas de navíos, eventos deportivos y culturales”.
El entonces ministro de la Defensa de Brasil, Nelson Jobim, declaró que era un acuerdo “muy general” y una suerte de “gran paraguas” bajo el cual se podrán “abrir muchas posibilidades en términos de negociaciones futuras”, pero no se detalló en que sentido serían estas negociaciones y que es lo que implicarían.
Si los términos del convenio son genéricos cuando se refiere a las actividades, el concepto de seguridad promocionado por EU y los servicios brindados por la empresa Academi se muestran mas concretos. “Es una lógica de comercialización, de privatización y tercerización de la seguridad”, afirma la profesora de Relaciones Internacionales, de la Universidad Federal de Sao Paulo, Esther Solano Gallego.
La industria que ha aprovechado del concepto de “terrorismo” ha potencializado la “seguridad” como una plataforma de mercado. En el marco de las iniciativas de “seguridad” del gobierno de los Estados Unidos, Academi ofrece en su pagina oficial desde asistencia a organizaciones militares extranjeras, para su formación en la lucha contra el terrorismo transnacional, hasta la interdicción de armas de destrucción masiva, entre otros servicios.
El concepto de “seguridad” que rige la Doctrina Militar Estadounidense ha influido y sigue influyendo en la firma de convenios internacionales en el marco de la guerra contra el “terrorismo”, donde el enemigo se encuentra entre la población común, un enemigo que hay que atacar con todos los medios posibles. “Los conceptos de enemigo y terrorismo como base de la seguridad, es una seguridad pensada con un alto componente ideológico”, afirma la profesora.
En un país sin historia de actos terroristas, “el potencial de amenaza terrorista en la Copa es pequeño”. Los riesgos de inestabilidad durante el evento son de otro tipo. “Manifestaciones que pueden ser violentas de algunos colectivos de la población brasileña que se están organizando para protestas y enfrentamientos con la policía”, explica Gallego.
Enemigo interno
El enemigo interno elegido por los medios de comunicación, gobiernos y la policía son los movimientos sociales, incluso el proyecto de Ley Antiterrorista que está en tramite en el Congreso Nacional define estas organizaciones como “enemigas”, justificando esta ley por acciones como las del Black Bloc, una organización internacional de jóvenes, catalogadas muchas veces como de radicales.
“No podemos entender el black bloc como un fenómeno terrorista. Es una categoría no aplicable. El problema es que se creó toda una neurosis social y política a partir de la actuación del Black Bloc en las calles. No hubo un debate serio sobre lo que estaba sucediendo y aparecieron estos proyectos de ley (como el PL Antiterrorista) sin coherencia interna, motivados por una jugada electoral y política, que no hacen mas que crear problemas más serios y aumentar el clima de tensión social”, enfatiza la profesora.
Soberanía?
Las acciones de Academi muchas veces son realizadas sin ninguna información de lo que está sucediendo. “El propio entrenamiento de los policías brasileños nos tomó a todos por sorpresa porque nada se había comunicado al respecto de la intervención de esta empresa mercenaria. Este es uno de los principales problemas, el sigilo informativo con el cual Academi actúa y hace muy difícil el control, la exigencia de respeto a la legislación y la “contabilidad” social”.
La profesora Gallego cuestiona “¿Hasta que punto es legítimo delegar las tareas de monopolio de la violencia y control de la seguridad a una empresa mercenaria sobre la que los ciudadanos no tienen control?”.
En ese mismo sentido se refiere a que no se consultó a los brasileños sobre esta iniciativa. “En el caso de la Academi es todavía más controvertido y polémico porque la empresa acumula denuncias y además es una empresa extranjera que exporta a Brasil un modelo de seguridad que los brasileños no han escogido. De alguna forma es una interferencia en la soberanía de los ciudadanos”.
La Secretaria de Seguridad para Grandes Eventos del gobierno brasileño, de acuerdo con el periódico Folha de San Paulo, afirma que “no hubo indicación previa de que habría tercerización de los instructores”, es decir, la contratación de servicios de Academi.
Tránsito libre
Jobim el ex—ministro de la defensa de Brasil, en el momento de la firma del convenio con el gobierno de EU, aclaró que tal acuerdo no implicaba autorización del uso de las bases o de derechos de circulación del personal estadounidense.
No obstante, en las vísperas del Mundial, está en tramitación en el Congreso Nacional el Proyecto de Ley Complementaria 276/02, del Ejecutivo, que permite al presidente de la República delegar al ministro de la Defensa y a los jefes de las Fuerzas Armadas la concesión de permiso o transito y la permanencia temporal de las fuerzas extranjeras en Brasil sin autorización del Congreso Nacional. El proyecto fue aprobado, el día 23 de abril, en la plenaria de la Cámara de Diputados por 270 votos a 1.
De acuerdo con el proyecto, el ingreso de las fuerzas extranjeras sería permitido para la participación en programas de perfeccionamiento; visita oficial o no oficial, inclusive las de finalidad científica y tecnológica; atención de situaciones de abastecimiento, reparo o manutención; y misión de búsqueda y de rescate. Ahora el proyecto en espera de ser aprobado por el senado.
Seguridad para el mundo
Academi ofrece un concepto de seguridad mundial en su web: “Su socio de confianza en la seguridad mundial. Seguridad de eficacia probada para cambiar el mundo”.
Esta empresa es considerada el ejército privado más grande del mundo. Desde su fundación con el nombre de Blackwater y justo después del 9/11 en New York, obtuvo contratos de seguridad privada con el gobierno de George W. Bush hijo, generando un monto total superior a los 1.000 millones de dólares, afirma en su libro Jeremy Scahill. Dos años después de su creación, esta empresa, responsable del asesinato de 17 civiles en Irak, cambió al nombre a Xe Services tratando de limpiar su mala reputación. Después en 2010 cuando la compañía fue vendida a un grupo de inversores privados, una vez más cambió de nombre Academi.
En el año 2010 esta compañía firmo contratos con el gobierno de Barack Obama con un valor de 10 mil millones de dólares para operaciones en Afganistán y un contrato con un valor de 250 millones de dólares para trabajar en operaciones con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por mencionar algunos, sin considerar los cientos de contratos establecidos con bancos y diplomáticos principalmente estadounidenses a quienes les brindan seguridad.
Han pasado 13 años ya desde el ataque 9/11 y parece ser que la guerra contra el “terrorismo” no tiene fin, no obstante, ha generado grandes ganancias para empresas privadas como Academi que venden seguridad privada, o para la industria bélica estadounidense, que tan solo en una década que ha durado la guerra contra el “terrorismo” en Irak y Afganistán, el presupuesto anual de defensa de este país, se ha duplicado a 700,000 millones de dólares y las ganancias se han cuadruplicaron a 25,000 millones de dólares. Es así como la seguridad se ha convertido en un mercado en sí mismo, y sólo los que pueden pagar tienen acceso a ella.
Santiago Navarro F. es periodista independiente y fotógrafo. Renata Bessi es investigadora y periodista independiente de Brasil. Son colaboradores con el CIP Programa de las Américas www.americas.org/es.