El acuerdo de París, según Pablo Solón, un veterano de las negociaciones climáticas, “será un acuerdo con el que arderá el planeta”.
El resultado de la COP21 (Vigésima primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático), iniciada el lunes 30 de noviembre y cuya culminación será el 11 de diciembre, “ya se puede anunciar, porque ya se conoce”, dijo en entrevista con el Programa de las Américas.
“Aquí en París no se está negociando la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero bajo criterios de la justicia climática y en función de la ciencia del clima; sólo se toma nota de las promesas de cada país y se las suma”, aseguró el ex embajador boliviano.
Casi todos los países, unos 186 a la fecha, han entregado sus promesas de reducción de emisiones y hay un reporte oficial de la sumatoria que constituye un verdadero anuncio del desastre.
En términos de temperatura promedio, el reto fijado desde 2009 en Copenhague era evitar rebasar los 2°C de calentamiento global. Este informe oficial considera que la temperatura se va a incrementar entre 2.7 y 3.9°C. Es decir, el calentamiento puede llegar al doble de lo establecido como límite máximo.
“Y los 2°C eran el techo del techo, porque muchas naciones han advertido que incluso con 1.5°C de incremento sus países pueden desaparecer, como es el caso de los estados insulares. Con el acuerdo de París vamos a llegar a más del doble de esa cifra”.
“Pero hay un informe que dice: ojo, pueden ser 5°C. Muchos piensan que se están negociando aquí en la COP las contribuciones de reducción de emisiones, ¡y no! Eso no se está negociando. Esta es una farsa, es una estafa, no le encuentro otro nombre”.
El acuerdo de París que va a salir de la cumbre climática es el acuerdo de Cancún con otro nombre, especifica Solón, en referencia a la reunión de la COP16 llevada a cabo en 2010 en esta ciudad caribeña. Aquél estaba basado en promesas voluntarias de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
El acuerdo que podría ser anunciado al finalizar la segunda y última semana de la COP21, tiene las mismas características que la COP16 sólo que ahora se les llama Contribuciones Previstas Nacionalmente Determinadas (Intended National Determined Contributions —INDC), pero son igualmente promesas voluntarias que no forman parte de un tratado vinculante.
Hay gobiernos que quieren hacer pasar este acuerdo criminal como si fuera un primer paso, porque se habrá logrado que todos acuerden. Pero ese no es el objetivo, sino que salvemos el planeta controlando el calentamiento global, cosa que este acuerdo no va a lograr.
La cuestión es si vamos hacia adelante o para atrás. Hay quienes dicen, sí, es insuficiente, pero es un paso hacia adelante. Sin embargo, en números absolutos la situación es la contraria. Hace cinco años, en Cancún, debieron aprobarse medidas para bajar las emisiones anuales hasta 44 giga toneladas (gt) de CO2 equivalente (incluidos metano y óxido nitroso) para el año 2020.
“Sin embargo, con esas promesas se va a llegar a 56 gt. La brecha será de 12 gt. Si este acuerdo redujera la brecha, yo diría, bueno, aunque poquito, estamos avanzando. Pero la realidad es que para el 2030 las emisiones deberían bajar a 35 gt y con los INDC conocidos y el informe de Naciones Unidas van a llegar a alrededor de 60, una brecha de 25 gt.,” dice Solón.
“No entiendo cómo se le puede llamar a eso ‘un primer paso hacia adelante, estamos avanzando’… No entiendo. Esto es un claro retroceso. Es un engaño.”
En el plano de la sociedad civil, no hay duda que hay avances, destaca Solón. Por ejemplo, la demanda de dejar el petróleo en el subsuelo, junto con las campaña de desinversión en combustibles fósiles, es cada vez mejor comprendida y defendida.
“Ha ido ganando respaldo y acciones, y eso es positivo. Pero en cuanto a los gobiernos, es como si ellos vivieran en otro planeta porque no hay un solo país que haya propuesto de manera oficial, en el texto, la propuesta de negociación que diga: se tiene que dejar bajo tierra el 80 por ciento de las reservas de combustibles fósiles conocidas; o al menos establecer un límite a la extracción.”
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‘No hay un solo país que haya propuesto de manera oficial la propuesta de negociación que diga: se tiene que establecer un límite a la extracción de combustibles fósiles.’
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“La COP es una cumbre de gobiernos esquizofrénicos porque dizque quieren reducir las emisiones pero no hacen mención de la fuente de las emisiones que es la extracción de combustibles fósiles y la deforestación. Lo que habría que hacer para ser coherentes en este tema es establecer un límite a la extracción de combustibles fósiles y un alto en seco a la deforestación. Si no se adoptan estas dos medidas, ¿cómo van a reducirse las emisiones? ¿Por arte de magia? Imposible.”
A estas alturas, el cambio climático ya no es un problema medioambiental, sostiene Solón. Ha entrado a la esfera del delito, es un crimen de ecocidio y genocidio, porque los gobiernos son absolutamente concientes de las implicaciones que sus acuerdos van a tener para la humanidad y para la vida en el planeta, no pueden negar que lo saben. Millones morirán por ello, no sólo seres humanos sino de otras especies.
Hay que denunciar esto, no hay que caer más en el engaño y si prospera la iniciativa de organizar una anti-COP el próximo año —como ha propuesto Nimmo Bassey, al seno de la Coalición Clima 21—, Solón está totalmente de acuerdo.
“Lo que tenemos que hacer es quitarnos las vendas de que algo está pasando en las COP cuando no está pasando nada, o peor aún, está pasando exactamente lo opuesto de lo que la vida en el planeta requiere.”
“Yo creo que de lo más importante ahora es salir de esta ilusión. La COP es como la película Matrix, cuyo eslogan era: una falsa realidad para ocultar la verdad. Ése es precisamente el fondo de la COP: una falsa realidad de negociación para ocultar la verdad de que no hay voluntad de resolver la crisis del clima.
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La COP es como la película Matrix–una falsa realidad de negociación para ocultar la verdad de que no hay voluntad de resolver la crisis del clima.
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“La gente piensa que adentro hay una negociación para resolver el problema del cambio climático y es una mentira, el tema de fondo no está en negociación”,enfatiza Solón.
“Entre las ONG y diferentes redes, como se puede ver, hay grandes diferencias: hay quienes dicen ya basta, y hay quienes quieren calificar esto como ‘algo es algo’. Tenemos que discutirlo a fondo porque de ello depende cuan unidos vamos a salir de estos encuentros. Y temo que al final de la COP21 vayamos a tener dos tipos de declaraciones viniendo de diferentes organizaciones sociales, unos diciendo que, aunque insuficiente, este habrá sido un primer paso, y otros diciendo: no más mamadas.”
Construyendo en estado de emergencia
Juliette Rousseau, vocera de la Coalición Clima 21, tampoco espera nada positivo de la COP21. “La cumbre oficial no me interesa. Mis expectativas están centradas en el movimiento que estamos construyendo.”
Entrevistada en el marco de las actividades que organiza la Coalición, Rousseau explica: “La COP es un espacio cerrado, con gobiernos, primeros ministros, presidentes y personas acreditadas, sin cabida para las demandas de la gente, y afuera nuestro derecho a manifestarnos ha sido negado. Estamos en un estado de emergencia que ha prohibido todas nuestras movilizaciones.”
No obstante, el 29 de noviembre la Coalición reunió 22 mil pares de zapatos en la Plaza de la República (incluidos los del Papa Francisco y de Ban Ki-moon) para representar a unas 400 mil personas que podrían haber participado en la movilización programada para la víspera del inicio de la COP21, y suspendida por el gobierno.
Asimismo unas 10 mil personas tomadas de la mano formaron una cadena humana a lo largo de la ruta de la marcha prohibida, sin cortar el tráfico de automóviles. De cualquier modo, la gendarmería reprimió a centenares de manifestantes.
La Coalición desde ahora está enfocándose al futuro, porque “claro que hay futuro” para el movimiento. Por lo pronto analiza estrategias, campañas y acciones globales para el próximo año. Rousseau coordinó la mesa de los debates en la primera asamblea de la Coalición con activistas de todos los continentes, de los que han venido a París a participar en las acciones por el clima.
“Todavía tenemos muchísimo para discutir, porque nuestra intención es construir un movimiento que no se agote alrededor de las COP. Aún hay que encontrarse, trabajar y platicar más porque en la Coalición Clima 21 hay una diversidad enorme de organizaciones, orígenes, culturas políticas.
Espero que este movimiento consiga construirse más, conectar las luchas y avanzar internacionalmente.”
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“Nuestra intención es construir un movimiento que no se agote alrededor de las COP. Aún hay que encontrarse, trabajar y platicar más…”
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Mientras tanto, las 130 organizaciones que integran la Coalición preparan el escenario de la Aldea Global de Alternativas frente a la crisis del clima, que abrirá entre 5 y 6 de diciembre en Montreuil, un suburbio al oriente de París. Y del 7 al 11, se establecerá la Zona de Acción por el Clima, “un espacio de encuentro, creatividad y alegre resistencia”, en el Centquatre, barrio popular del norte de la ciudad.
El seis de diciembre se llevará a cabo la Asamblea de los Pueblos sobre Financiamiento de la Transición Social y Ecológica, organizada por una red de organizaciones francesas (Attac, Amis de la Terre, entre otras) y personajes como Susan George y Edgar Morin, afuera del Ayuntamiento de Montreuil, durante el Foro Climático y la Aldea Global. En el acto, cinco voceros internacionales proclamarán la campaña del impuesto a las transacciones financieras y contra la evasión de impuestos para financiar la transición energética. Según Tax Justice Network los paraísos fiscales ocultan 20 billones de dólares.
La movilización en vilo programada para el 12 de diciembre (“La última palabra”), prohibida también por el gobierno francés, se mantiene en la discusión al interior de la Coalición y se analiza la viabilidad y posibles formatos de una manifestación durante los próximos días.
Enviado desde Paris. Alfredo Acedo es periodista, comunicador y asesor de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA), de México, integrante de La Vía Campesina. Colabora con el Programa de las Américas, www.americas.org/es. Esta nota forma parte de la serie “Crónicas de la COP”.
Para más información:
Los movimientos sociales en París se niegan ser daños colaterales a las medidas de seguridad
https://www.americas.org/es/archives/17689
La COP21 en París, el día anterior
https://www.americas.org/es/archives/17617
Desafíos de la COP21 y los movimientos sociales
https://www.americas.org/es/archives/17018
Desafíos de la COP21 París y los movimientos climáticos
https://www.americas.org/es/archives/15377