¿Este camino tiene corazón? Si tiene, el camino es bueno, si no, de nada sirve. Ninguno de los caminos conducen a alguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno torna el viaje alegre, mientras lo sigas serás uno con él. Las enseñanzas de Don Juan, Carlos Castañeda
Hay muchas formas de caminar. Nos echamos a andar por el mundo conocido, en un valiente ejercicio de crecer y poder probar aquellas cosas que nos están prohibidas: el vaso de vidrio de forma extraña. los lápices de colores para rayar paredes, el radio del abuelo, los collares de la madre, los dulces que ya nos dieron pero de los que nunca nos cansamos y a veces, los cuadernos de la hermana mayor con el fin de esconderlos, solo para verla enojada. Es nuestra forma de probar este mundo y abrazar la vida.
Caminar es más que un simple ejercicio de locomoción y traslado (tal y como nos lo enseñan en la escuela). Andamos por nuestra necesidad de ir a algún sitio, aún cuando ignoremos si efectivamente vamos a llegar. Cada persona que inicia una caminata lo hace solo confiada en la esperanza de llegar y luego de poder estar en un breve espacio de tiempo: llegar a una casa para descansar y tomar café por las tardes, llegar para poder al fin abrazar a una persona tanto tiempo extrañada, llegar para sentir el mar bajo nuestros pies o el olor de la tierra mojada, llegar para compartir risas, dolores y la voz de nuestras amigas.
Durante diez días hombres y mujeres de diferentes lugares caminaron en un recorrido de muchos kilómetros hacia la capital de Honduras, haciendo estaciones de cuando en cuando, siendo acompañados por compañeros y compañeras solidarias. Paso a paso por la Dignidad y Soberanía Nacional y nada más cierto que eso, ya que los y las caminantes exigen la Derogación de la Ley “Regímenes Especiales de Desarrollo” propuesta conocida como Ciudades Modelo que amenazan con partir el territorio nacional y venderlo al mejor postor, exigían también la liberación del compañero campesino Chavelo Morales, la derogación de la Ley de Minería y la cancelación de licencias ambientales que privatizan el agua, la energía y los recursos naturales.
En el centro de la caminata estuvieron mujeres indígenas, afro-descendientes y campesinas, así como feministas de diversas corrientes y procedencias que sintieron el compromiso de sumar sus pasos a los de los y las caminantes.
Al preguntarles que tenía que ver esta caminata con la agenda feminista, las voces fueron diversas: Gilda Rivera, coordinadora del Centro de Derechos de Mujeres, expresó, “En un contexto como el que vivimos donde nos han quitado tantas cosas, la dignidad hay que mantenerla. Las feministas estamos comprometidas con esta Honduras que amamos, con sus recursos y sus bienes, estamos comprometidas en la construcción de una nueva Matria”.
Sue, del Círculo de Estudios Feministas participó porque, “me movió el corazón ver a la gente con toda esa disposición de venir, luchar, porque la caminata no solo era por exigir a un gobierno que no está respondiendo a las necesidades de la gente, la caminata era para encontrarnos y encontrarnos unos con otras, darnos cuenta que estamos juntos en este proceso que estamos emprendiendo y continuando para tener mejores condiciones de vida”
Mientras Noemí del Foro de Mujeres por la Vida dijo, “Yo estuve en la caminata porque creo en la vida, en la alegría y en la esperanza. Creo que podemos cambiar esta realidad que nos oprime aunque nos digan que no se puede. Ese es nuestro camino y nuestro espíritu feminista”
Escuchándolas pensé en los diferentes caminos que nos unen y nos marcan y que elegimos seguir “caminos con corazón”, como diría el personaje real o ficticio de Don Juan Matus, viejo chamán mexicano. Caminos que solo podemos recorrer si nuestra alma está dispuesta a realizarlos, aún con pocas posibilidades de éxito. Porque no sabremos si en efecto esta protesta revertirá la situación de violencia, inseguridad y compra-venta del territorio nacional, pero se camina por la sola posibilidad de hacerlo, por creer en un mundo donde nuestro espíritu de lucha puede cambiar las cosas
Este día, 8 de marzo, las feministas y mujeres de varios lugares nos encontramos con las y los compañeros de la caminata en una fiesta de colores. Miles de palabra y cientos de cuerpos compartiendo un sueño, abrazando la vida y resistiendo bajo un solo camino, uno que sin lugar a dudas es uno de los muchos caminos que laten con fuerza en esta, nuestra Honduras.
Jessica Isla, hondureña, es periodista y columnista del Boletín Américas del Programa de las Américas, www.americas.org/es