Por Wagner Iglecias
Europa Viva 2024, la reunión de líderes de la extrema derecha occidental organizada por el partido político español Vox, se llevó a cabo en Madrid el 19 de mayo. Presidió Santiago Abascal, la figura más reconocida de la ultraderecha española y entre los invitados se encontraban José Antonio Ortega Lara fundador de Vox. De otros países, Marine Le Pen, líder francesa de Rassemblement National, André Ventura jefe del partido portugués Chega!, Amichai Chakli ministro de Asuntos de la Diáspora del gobierno de Benjamin Netanyahu, Juan Manuel Kast jefe del Partido Republicano chileno y el presidente argentino Javier Milei. Giorgia Meloni, Primera Ministra de Italia, Viktor Orban, Primer Ministro de Hungría y Mateuzs Morawiecki, ex Primer Ministro de Polonia, también participaron, a través de videos pregrabados. Donald Trump no participó en la reunión, pero estuvo representado por su ex asesora Mercedes Schlapp y representantes de la ultraconservadora Heritage Foundation.
Ante todo, el acto sirvió de escaparate para Vox de cara a las elecciones al Parlamento Europeo, que tendrán lugar el 9 de junio. También sirvió para que otros grupos de extrema derecha europeos enviaran el mensaje a lxs votantes de sus países que están unidos en torno a una plataforma que condena la inmigración y propone «el relanzamiento de Europa», en palabras de Le Pen y la «lucha contra el socialismo y la corrupción», según el portugués Ventura. La plataforma también destaca las críticas a la agenda 2030 de Naciones Unidas y sus diecisiete objetivos de desarrollo sostenible.
Presencia de líderes latinoamericanos
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que asumió un nuevo mandato tras ser reelegido en febrero del 2024 con el 83% de los votos, brilló por su ausencia. Su consolidación de un régimen político prácticamente de partido único en El Salvador ha sido puesto en América Latina como ejemplo para la extrema derecha. Tampoco asistió Jair Bolsonaro, el popular expresidente brasileño, que tiene prohibido por el Tribunal Supremo de Brasil viajar al extranjero en estos momentos debido a un proceso judicial en su contra relacionado con su papel en la insurrección en Brasil en enero 2023.
José Antonio Kast (líder del Partido Republicano de Chile), quien sí asistió en persona, criticó duramente al actual presidente chileno de la izquierda, Gabriel Boric. El derrotado candidato presidencial de la derecha afirmó que el gobierno de Boric «ha fracasado y sólo es comparable al nefasto gobierno de Salvador Allende». Días antes, en la Conferencia Política de Acción Conservadora en Hungría, organizada por la Unión Conservadora Americana (presidida por Schlapp), el político chileno de extrema derecha tachó a Boric de «presidente woke».
Contrariamente a su significado original, que en las luchas políticas de las últimas décadas se refiere a despertar y tomar conciencia de las formas de opresión, los conservadores dieron al término «woke» un nuevo significado peyorativo en el marco de las guerras culturales estadounidenses, refiriéndose a individuos y grupos que, en nombre de la justicia social y racial, supuestamente amenazan los valores fundamentales de las sociedades occidentales. Esta interpretación ha sido adoptada por la extrema derecha europea, junto con las líneas contra la inmigración, dada la oposición a la inmigración en el Viejo Continente, especialmente la procedente de países islámicos.
Según Kast, los gobiernos de izquierda en América Latina «destruirían nuestras sociedades, condenándolas a la pobreza, la marginalidad y la inseguridad». En su discurso de Madrid, el líder político chileno calificó a Boric de hipócrita, llamándole «travesti político». Dijo a los asistentes que “hace un par de años estaba en la calle encarando a militares y policías y hoy, como Presidente, se arrodilla frente a las viudas de los policías asesinados en su Gobierno”. También acusó al presidente chileno de hablar con dureza sobre la inmigración, pero en la práctica no hacer nada para detenerla. Kast afirmó que la extrema derecha es la única fuerza que ofrece una alternativa real «a los gobiernos de izquierda fracasados». Expresó su deseo de volver a Madrid dentro de dos años para Europa Viva 2026 como presidente de Chile y de reunirse con Santiago Abascal como presidente del Gobierno de España.
Javier Milei, por su parte, se presentó como un humilde promotor de la idea de libertad y criticó duramente el Estado del Bienestar, al que calificó de parasitario. En su opinión, cualquier gobierno con estas características es socialista y, por tanto, ineficiente, corrupto e inhibidor de la libre empresa. Milei afirmó que el socialismo, aparentemente altruista, es un régimen siniestro y dañino que conduce a la ruina de las sociedades.
«El papel del Estado, sí existe», dijo, «es defender la vida, la libertad y la propiedad privada». También criticó a las élites mundiales que, según él, son incapaces de «darse cuenta de lo destructivo que puede ser implantar las ideas del socialismo (…) y qué niveles de abuso de poder pueden generar», refiriéndose indirectamente al Gobierno de Pedro Sánchez.
Javier Milei, aclamado como una de las estrellas del encuentro, parecía el encargado de hacer la defensa ideológicamente más radical de las ideas de libre mercado. Sus reformas económicas, básicamente de carácter fiscal, han reducido la inflación en Argentina, un problema crónico en ese país que no ha sido resuelto en las últimas décadas por gobiernos neoliberales o progresistas. El precio, sin embargo, ha sido un fuerte aumento de la pobreza y la indigencia. Según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), la pobreza creció al 55% de la población en el primer trimestre de 2024 bajo las reformas de Milei, con un 18% de indigencia. Aún no se ha superado el récord del 60% de 2002, pero las medidas de Milei de recortar el apoyo público a políticas sociales como salud, educación y vivienda y los subsidios a la energía y el transporte público tienden a profundizar el impacto del aumento de la pobreza.
Milei ha asumido con entusiasmo el papel de enfant terrible de la extrema derecha mundial, atacando a los líderes de izquierda en todas partes. En poco más de un año, ya se ha referido al presidente brasileño Lula como «un izquierdista salvaje que apoya a dictadores», al presidente chileno Boric como «una persona con ideas equivocadas», al presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador como «un ignorante» y al presidente colombiano Gustavo Petro como «un comunista asesino». En Madrid provocó una crisis diplomática sin precedentes entre Argentina y España al llamar, indirectamente, «corrupta» a la esposa del Presidente Pedro Sánchez, un insulto que luego se convirtió en una serie de ataques.
Perspectivas para el futuro próximo
Sean cuales sean los resultados de los partidos de extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio, la reunión demostró lo que todo el mundo ya sabía: la extrema derecha occidental sigue estando muy articulada internacionalmente y cuenta con líderes capaces de seducir a una parte significativa de la ciudadanía. Explotan las debilidades de los gobiernos de izquierda y se aprovechan de las recurrentes crisis económicas, que entre otras consecuencias han provocado un aumento de los flujos migratorios desde los países pobres de África, Asia y América Latina hacia el continente europeo.
De ser una fuerza política irrelevante a principios de siglo, los partidos de extrema derecha se han convertido en un actor político decisivo en muchos países europeos y se espera que ganen escaños en el Parlamento Europeo. En España e Italia, la extrema derecha lucha duramente contra los sectores socialdemócratas, pero también critican a los de centro-derecha, ya que los consideran moderados. Y eso puede ganar votos.
En América Latina, históricamente caracterizada por la inestabilidad política y las crisis económicas crónicas, y más recientemente afectada por una ola conservadora de reacción a los gobiernos de izquierda de la llamada «ola rosa», se está produciendo un movimiento similar. Aunque Milei dependió del apoyo del ex presidente Macri para ser elegido y lo necesita para gobernar y Kast aparece en las encuestas de intención de voto para las elecciones chilenas del próximo año en segundo lugar detrás de un oponente de la derecha tradicional, en Brasil y El Salvador la extrema derecha parece haberse tragado a los partidos de centro derecha.
Ahora Europa se prepara para las elecciones del 9 de junio en medio de una intensa consolidación y movilización entre sus diversos partidos de extrema derecha, principalmente entre grupos a favor y en contra de la OTAN. Mientras tanto, en América Latina, varios partidos de extrema derecha han dejado de ser considerados exóticos y empiezan a participar en elecciones con posibilidades reales de obtener resultados positivos. En particular, Cabildo Abierto en Uruguay y Renovación Popular en Perú, podrían unirse a Milei, Kast, Bukele y Bolsonaro como opciones políticamente viables para llegar al poder en los próximos años. Merece la pena seguir de cerca esta tendencia.
Wagner Iglecias es Doctor en Sociología y profesor del programa de posgrado sobre Integración Latinoamericana de la Universidad de Sao Paulo en Brasil. Es Co-Coordinador del Grupo de Trabajo «China y el Mapa del Poder Mundial» del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).