Las imágenes se han vuelto casi un cliché —el pico y la pala, las herramientas rudimentarias que se usan para buscar cuerpos enterrados sin un adiós en campos dispersos por todo México, el país convertido en una gran fosa clandestina.
Pero las imágenes, las frases que se repiten y se gritan en foros y plazas —¡Hasta encontrarlos! ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos! ¿Dónde están, nuestros hijos, dónde están? — tienen un poderoso significado para las familias que buscan a un ser querido desaparecido. Son signos de identidad y de lucha. También son la prueba de que el dolor personal puede forjar uno de los movimientos sociales más importantes en el país hoy en día.
Las imágenes de la búsqueda ciudadana atraen porque tocan sensibilidades humanas muy profundas. Rompen el tabú de la muerte, buscando lo que la sociedad no quiere ver. Rechazan la ignominia de la sepultura oculta e indigna. Reivindican el dolor de la madre para exigir la verdad. Frente al intento por enterrar una realidad lacerante, excavan con las manos para sacar el consuelo del luto. Para muchos puede parecer poco consuelo, pero cuando la vida de un hijo, una hija, madre o hermano de repente queda suspendida en una macabra elipsis, es apremiante denegar el olvido y encontrar la certeza del luto.
Entre el 18 de enero y el 1 de febrero, la 4ta Brigada Nacional de Búsqueda se desplegó en el estado de Guerrero. Compuesta por más de 180 personas, la mayoría familiares organizados en colectivos de 19 estados de la república, la Brigada fue la más grande en la historia de esta forma de lucha que comenzó a nivel nacional con la primera brigada en Amatlán, Veracruz en 2016. Y el camino para llegar a las brigadas de búsqueda fue más largo, iniciando en las caravanas del Movimiento por la Paz y Justicia en 2011 y pasando por etapas marcadas por distintos tipos de movilizaciones, aprendizajes políticos y personales, obstáculos, avances, errores y logros. En fin, la construcción de un auténtico movimiento social. Este movimiento está conformado por víctimas, cada una con su caso personal. Construye sobre la base de lo individual para socializar el dolor y la indignación. Ha creado lo que ellos mismos llaman una familia, y lo que a todas luces es un esfuerzo colectivo que presenta un desafío frontal al sistema de la muerte que padecemos. Las buscadoras (fácilmente 70 por ciento de las personas que se dedican a este trabajo son mujeres) son rebeldes, son la vanguardia de la resistencia contra la deshumanización, signo de nuestros tiempos.
En este sentido, la búsqueda implica mucho más que buscar cuerpos o restos para proceder a la identificación y regresarlos a sus familias, aunque en un país que tiene reconocidas 40 mil personas desaparecidas, esta es una tarea importantísima y sigue siendo el centro del trabajo. La 4ta Brigada amplió no sólo el ámbito geográfico de la búsqueda, sino también el concepto. Agregó a los trabajos organizativos por primera vez dos ejes más: de iglesias y de escuelas. Por cada día que un equipo salió al monte con picos y palas, los otros salieron al pueblo con globos, cantos y palabras. Es parte de lo que llaman la reconstrucción del tejido social y la construcción de una cultura de paz. Implica romper el miedo para hablar abiertamente de la tragedia de las desapariciones y a la vez de la comunidad que queremos.
Se celebra el hallazgo de un cadáver porque este ser humano tendrá la posibilidad de regresar a una familia que lo busca para pasar por los ritos que marcan la transición de vida a muerte. También se siente de golpe el costo humano de la violencia de la guerra negada que vive México. La 4ta Brigada encontró siete cuerpos y casi 100 restos óseos en fosas clandestinos en Las Terrazas, Chilpancingo, Iguala, Cocula y Tetelilla, Guerrero. En un lugar, halló restos en pozos que ya habían sido procesados por el estado. Como ha hecho en múltiples ocasiones, la brigada denunció la negligencia e indiferencia de las autoridades.
Muchas organizaciones aportaron a los trabajos de la Brigada, entre ellos grupos de apoyo psico-social, derechos humanos, paz, religiosos y especialistas en técnicas forenses y de búsqueda. Enlaces Nacionales, coalición nacional de colectivos de familiares fundada por María Herrera, madre de cuatro hijos desaparecidos, y su familia, fue el principal en este caso con el Frente Guerrero por Nuestros Desaparecidos.
Fue la primera Brigada en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador y los integrantes notaron que “hubo muchos aciertos, pero muchos errores”. Un día el subsecretario de Derechos Humanos, Alejandro Encinas se sumó a los trabajos de búsqueda en campo y se comprometió a restructurar los programas que, señalan las víctimas, han sido costosas simulaciones. Por otro lado, hubo momentos críticos en que las autoridades no cumplieron con sus compromisos. La brigada y los colectivos de familiares han reprobado al gobierno por la política de guerra que desató la violencia, por el pésimo funcionamiento del sistema de justicia y por la re-victimización que enfrentan los familiares de desaparecidos. En gran parte, la formación de un movimiento autónomo fue resultado del hartazgo frente a las gestiones interminables con tres niveles de gobierno ineptos, indiferentes y en muchos casos, cómplices.
El anuncio de nuevos programas para combatir la desaparición y llevar a cabo búsquedas efectivas abre una nueva fase de trabajo. Sin embargo, los colectivos tienen muy claro que el estado no puede suplir el trabajo que ellos mismos han desarrollado “desde las familias”. Aunque las obligaciones deberían ser propiamente del estado, éste no tiene la capacidad, los conocimientos y sobre todo el nivel de compromiso de los familiares.
Y también porque el movimiento de familiares en búsqueda nunca ha buscado solamente restos humanos: busca una transformación social. Una transformación que humanice a la sociedad, esta sociedad tan descompuesta que miles y miles de personas yacen en fosas clandestinas y cada día el número crece.
La 4ta brigada enfrenta este horror con los únicos instrumentos que tiene: la organización, la solidaridad, el amor y, sí, el pico y la pala.
Publicado por Desinformémonos