Argentina y el FMI: un amor inviable

Argentina y el FMI: un amor inviable

Ariela Ruiz Caro

Lejos ha quedado el entusiasmo del mercado y del establishment internacional con el triunfo del presidente Macri en las elecciones de noviembre de 2015, así como con su rotunda victoria en las elecciones parlamentarias de octubre de 2017.

En contraposición al gobierno que lo precedió, Macri instauró un esquema de desregulación y liberalización cambiaria, financiera y comercial. Se eliminaron los límites de compra de moneda extranjera que el gobierno anterior había impuesto en 2011 para evitar la fuga de capitales, la obligatoriedad de liquidar en el país las divisas provenientes de las exportaciones, y el encaje de 30% a los capitales golondrina. Para atraer a estos últimos, se elevaron las tasas de interés y se inició un proceso acelerado e irresponsable de endeudamiento mediante la inundación de bonos en el mercado, con la convicción de que estas medidas atraerían una lluvia de inversiones extranjeras.

Pero salvo los especuladores financieros, atraídos por las altas tasas de interés pagadas por el gobierno para mantener bajo el tipo de cambio, y con ello contener la inflación, las inversiones productivas no aparecieron. Paralelamente, se produjo una salida creciente de divisas. Con el dólar “planchado”, los argentinos incrementaron sus gastos en turismo y, las empresas extranjeras, el envío de utilidades y dividendos.

Asimismo, al eliminar las medidas proteccionistas del gobierno anterior -que obtenía importantes superávits comerciales para evitar el endeudamiento externo- se generó un déficit comercial de más de 8 mil millones de dólares en 2017, el mayor desde 2002.

El inicio de la corrida cambiaria y el Acuerdo con el FMI

En 2018, el déficit de la cuenta corriente se acercaba a 6% del PBI, un signo muy preocupante en un escenario inflacionario. Con este panorama económico, el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos y la aplicación, desde abril, de un impuesto a la tenencia de bonos para extranjeros[i]fueron la chispa que hizo volcar a importantes inversores financieros al dólar para fugarlos de Argentina. La presión fue tan grande que, a fines de abril, el Banco Central, contraviniendo sus principios, tuvo que intervenir y vender más de 8 mil millones de dólares de sus reservas en dos semanas, y subir las tasas de interés del 27 al 40% para sostener, sin éxito, el valor del peso.

Las ingentes y continuas necesidades de financiamiento y el cierre de los créditos internacionales para Argentina obligaron a Macri a iniciar, el 9 de mayo, la negociación de un Acuerdo Stand-by por tres años con el FMI por 50 mil millones de dólares, el mismo que fue firmado el 8 de junio.[ii]Dos semanas después, el organismo desembolsó 15 mil millones de dólares correspondientes al primer tramo del crédito que el gobierno, desoyendo sus recomendaciones, utilizó para sostener el tipo de cambio mediante la subasta de dólares de parte del Banco Central de Argentina.

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Dos tercios del crédito por 15 mil millones de dólares desembolsados por el FMI, fueron subastados por el Banco Central en apenas dos meses, y adquiridos por inversores privados para fugarlos del país

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En opinión del organismo, no se debía intervenir el mercado cambiario para que este realizara el ajuste que, desde la política, el gobierno no hizo. Un dólar alto, incentivaría exportaciones, desalentaría importaciones, y revertiría la cuenta corriente del turismo. Esa visión subestima el hecho de que la devaluación se traslada a los precios: en un país con tarifas de servicios públicos dolarizadas, así como precios de la gasolina y alimentos básicos vendidos en el mercado interno a precios de commodities, la devaluación genera una crisis con repercusiones sociales impredecibles. Así, dos tercios del crédito por 15 mil millones de dólares desembolsados por el FMI, fueron subastados por el Banco Central en apenas dos meses, y adquiridos por inversores privados para fugarlos del país, sin poderse lograr el objetivo de estabilizar el peso.

La revisión del Acuerdo con el FMI

Presionado por la corrida cambiaria, la devaluación del peso y la pérdida de confianza de los mercados internacionales en la capacidad del gobierno para conseguir financiamiento externo, Macri anunció a fines de agosto que Argentina se encontraba en una situación de emergencia, por lo cual el FMI había aceptado renegociar el Acuerdo Stand-by, firmado el 8 de junio. A cambio de un adelanto de los fondos comprometidos para 2019 y 2020, el gobierno haría un ajuste fiscal mayor al 1.3% acordado para 2019 para alcanzar un déficit fiscal cero[iii].

Con el fin de mantener las posiciones en la moneda nacional, el gobierno elevó a fines de agosto la tasa de interés de referencia de 45 a 60% anual, pero ni siquiera esta medida recesiva detuvo la corrida cambiaria. El dólar se burló de Macri y la devaluación del peso continuó.

Una de las razones es que Wall Street tomó conocimiento de que el anuncio del presidente era desconocido por la Junta de Gobernadores del FMI. Durante la intempestiva visita del ministro de Hacienda argentino, Nicolás Dujovne, a Christine Lagarde, la máxima autoridad del organismo, se aclaró que el nuevo acuerdo se lograría recién hacia fines de septiembre luego de ser discutido a nivel técnico. Paralelamente, y mientras el dólar seguía su vertiginosa carrera alcista, se produjo una comunicación telefónica entre Trump y Macri, en la que Trump señaló que “alienta y apoya las negociaciones con el FMI” y que “el presidente está realizando un trabajo excelente frente a esta situación económica y financiera muy difícil”. De paso, agregó que el país era considerado “un aliado estratégico histórico y un importante aliado extra OTAN”.[iv]

Las medidas anunciadas por el gobierno argentino para lograr un déficit fiscal cero en 2019 no se centran solamente en recortes del gasto público. La gravedad de la situación económica dio lugar a que el presidente fuera infiel a sus promesas electorales de eliminar y reducir los impuestos a las exportaciones (retenciones). Ha anunciado que serán aplicadas a todo el agro, la minería, las empresas de servicios y la industria, sector que se encuentra en caída libre desde mayo.[v]

Las denominadas “retenciones” a las exportaciones fueron aplicadas durante el gobierno kirchnerista a las agroexportaciones y generaron repudio en el sector. Otra de las medidas kirchneristas anunciadas por Macri fue la inclusión de 155 artículos con precios cuidados, a los cuales se les fijará límites en el incremento de los precios. Los programas sociales, muchos de ellos establecidos en el gobierno anterior, no serían abandonados y se incrementarían impuestos a los bienes personales y a las ganancias.

Por el lado de los recortes del gasto, no queda claro aún cómo se concretarán. Se ha anunciado la reducción del número de ministerios de 22 a 10. Los mayores cuestionamientos surgen en torno a la conversión del Ministerio de Salud al rango de secretaría, que dependerá del Ministerio de Desarrollo Social; la desaparición del Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación, que pasará al Ministerio de Educación; y, la del Ministerio de Trabajo, que se integrará al Ministerio de la Producción. Algunos interpretan que la desaparición del Ministerio de Trabajo refleja la concepción del gobierno de tratar el trabajo como un costo de las empresas y no como un derecho.

En el marco de esta reestructuración ministerial no se ha anunciado un plan de despidos, pero estos se vienen produciendo de manera creciente, sin anuncios. En julio se despidió a 350 trabajadores, equivalente al 40% de la planilla de la Agencia Nacional de Noticias (TELAM) y, a fines de agosto, a 548 empleados del desaparecido Ministerio de Agroindustria.[vi]Según un relevamiento del Centro de Economía Política Argentina durante el primer semestre de 2018 se registraron 26 mil despedidos y suspendidos, un incremento de 17% en comparación con el mismo período del 2017.[vii]  Además, se vienen produciendo recortes en las partidas presupuestarias de las universidades, planes de salud, becas de estudios, de investigación en ciencia y tecnología, entre otros.

Un país convulsionado económica y socialmente

El mayor ajuste económico que vendrá de la mano del Acuerdo Stand-by revisado, ha convertido a Argentina en un escenario de movilización social creciente. Rutas y calles son cortadas por manifestantes que expresan la angustia de la vertiginosa pérdida del poder adquisitivo de sus ingresos, cuando no de sus empleos, así como las dificultades para acceder a insumos y servicios médicos y educativos que se vienen recortando. Además del ajuste fiscal, el incremento de las tasas de interés y la megadevaluación del peso (solo en agosto fue del 35%) están generando una disolución del aparato productivo con creciente desempleo.

El propio gobierno admite que hay recesión y que “la recuperación de la economía real será un proceso lento y doloroso”.[viii]Estimaciones oficiales pronostican un nivel de inflación de 42% al finalizar el año y una caída del PBI del 2,4%. Al respecto, la agencia Moody´s en Nueva York pronostica que la recesión económica que la Argentina empezó a transitar en abril podría extenderse incluso hasta 2020 y que “la caída va a ser mucho más fuerte de lo que se dice. Creemos será del 3% este año”[ix]

A ello se añade el indicador de riesgo país que mide el JP Morgan, el cual se incrementó en 40% el mes de agosto, ubicándose en torno a los 780 puntos básicos, como a fines de 2014. El deterioro se debe a la liquidación de importantes carteras de bonos argentinos por parte de grandes inversores locales e internacionales que perciben los riesgos que enfrenta la economía argentina. El gobierno ha entrado en una espiral creciente de endeudamiento externo para pagar intereses de la deuda y sostener la fuga de capitales. Es el mismo esquema aplicado por el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo durante el gobierno de De la Rúa quien, monitoreado por el FMI, que perseguía un déficit cero, fue el artífice del estallido social y el default de la deuda en 2001.

El problema económico y social se agudiza en un escenario de crisis política en el que las elecciones presidenciales están programadas para octubre del próximo año. La pérdida de credibilidad en el gobierno debido a los continuos desaciertos en sus pronósticos, dificultan el manejo económico bajo la tutela del FMI, cuyas características de ajuste fiscal, política monetaria restrictiva y flexibilización laboral continúan siendo el recetario indicado en estos casos.

El reto del gobierno consiste en que el Congreso apruebe la Ley de Presupuesto para 2019 tan pronto concluya la revisión del Acuerdo con el FMI. La división en el peronismo y el radicalismo facilita los consensos que está buscando el gobierno para llevar adelante el plan de ajuste que, en el escenario descrito, resultará inviable.

 

 [i]Se refiere a los títulos de deuda a corto plazo emitidos por el Banco Central. El 12 de abril se anunció que se aplicaría el impuesto a la Renta Financiera para No Residentes a partir del 25 de abril. Resolución General 4227 publicada en el Boletín Oficial.

[ii]En aquella oportunidad, el FMI se comprometió a desembolsar 50 mil millones de dólares en un plazo de tres años, a cambio de la instrumentación de un programa económico de ajuste que trascendería el período del mandato del presidente Mauricio Macri, toda vez que las elecciones presidenciales tendrán lugar en octubre del próximo año.

[iii]Deficit fiscal primario, sin contar el pago de intereses de la deuda.

 [iv]Donald Trump reiteró su “fuerte respaldo” a Macri, diario La Nación, Buenos Aires, 4 de septiembre de 2018. https://www.lanacion.com.ar/2168752-donald-trump-macri-esta-haciendo-trabajo-excelente

[v]Según el INDEC, la industria ingreso en un ciclo recesivo a partir de mayo cuando marco la primera caída interanual del año, con un declive del 1,2%. En junio la baja fue del 8,1% y en julio del 5,7%.

[vi]31 de agosto La Nación Despiden a 548 personas en el Ministerio de Agroindustria – Copyright © LA NACION – URL: “https://www.lanacion.com.ar/2167577-despiden-548-personas-ministerio-agroindustria

[vii]Declaraciones del presidente del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), Hernán Lechter, del relevamiento titulado “Sin rebote en el empleo. Anáslisis de los despidos en 2018”.

[viii]Declaración del presidente del Banco Central de la República Argentina, Dante Caputo, en la Convención del Instituto de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), 7 de septiembre de 2018. https://www.pagina12.com.ar/140646-calma-para-los-mercados-recesion-para-el-resto

[ix]Moddy´s no ve la luz al final del túnel Diario Página 12, Buenos Aires, 7 de septiembre de 2018

https://www.pagina12.com.ar/140675-moddys-no-ve-luz-al-final-del-tunel

 

Ariela Ruiz Caro es economista por la Universidad Humboldt de Berlín con maestría en procesos de integración económica por la Universidad de Buenos Aires. Consultora internacional en temas de comercio, integración y recursos naturales en la CEPAL, Sistema Económico Latinoamericano (SELA), Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL), entre otros. Ha sido funcionaria de la Comunidad Andina entre 1985 y 1994 y asesora de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR entre 2006 y 2008. Ha sido Agregada Económica de la Embajada de Perú entre 2010 y 2015. Es columnista del Programa de las Américas.

 

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