Ver el segundo debate presidencial fue sufrir pena ajena: Ricardo Anaya, con su sonrisa untuosa, vendiendo la mentira de que por ser joven ofrece algo diferente del desastre en que convirtió al país su partido-negocio durante sus doce años de gobierno; José Antonio Meade, con su estilo priista indudable que, a pesar de haber sido más ensayado esta vez, no logra convencer y sigue en el sótano de las encuestas. López Obrador lento, desperdiciando los pocos minutos con largas pausas y ataques a sus contrincantes que, aunque dan en clavo, no favorecen el debate como un foro de propuestas, insumo imprescindible del voto informado. Y un par de moderadores inmoderados, Yuriria Sierra y León Krauze, periodistas que a ratos asumían mayor protagonismo que los candidatos o se quedaban cortos al no hacer las acotaciones pertinentes.
Estuvo ausente, otra vez, la ciudadanía. Esa ciudadanía que sí quiere saber qué piensan los candidatos sobre los temas que le afectan, en este caso la migración, la política exterior y el comercio internacional. Se anunció un nuevo formato para incluir preguntas del público y asistieron unos cuantos invitados, seleccionados quién sabe cómo y por quién. En lugar de exponer sus inquietudes, leyeron mal preguntas escritas en papeles, aparentemente sin saber bien a bien qué leían.
Este resumen no incluye la intervención de Jaime Rodríguez “El Bronco”, porque está claro que su participacion en esta contienda es ilegítima, producto del torcimiento de la ley por parte del Tribunal Electoral, al ignorar que la mayor parte de las firmas para obtener el registro no fueron válidas.
Aquí algunas observaciones:
* El costal vacío. Esta vez los candidatos no trajeron las cartulinas de primaria que caracterizaron el primer debate, pero no faltaron otros recursos didácticos. Lo más extraño fue el costal vacío de Anaya, que sacó para hablar sobre cómo llegan las personas deportadas de Estados Unidos. La imagen del candidato con el costal blanco circuló ampliamente en las redes. Solo que la mayor parte de la historia es inventada. Entrevisté a Ana Laura López en mi programa de televisión Hecho en América el año pasado. Sí fue deportada (el 30 de septiembre de 2016), no se reunió con Anaya en un albergue para deportados (que no existen), no llegó esposada y como iba saliendo cuando la detuvieron, traía maletas no un costal. Por lo visto, un hombre con mucha imaginación, Anaya también mostró dos portadas de la revista Proceso contra AMLO y Meade, una de ellas alterada.
* El Trump-iezo. Si hay un punto en que acertó Anaya es que “fue un error histórico de haber aceptado a Donald Trump en Los Pinos cuando el señor llevaba un año en campaña, insultando, vejando, agrediendo a los mexianos.” Fue un golpe fácil, ante una población que si en algo se une es en su indignación frente al ocupante de la Casa Blanca. Sin embargo, no hizo mención alguna de la vergonzosa sumisión a los planes de Washington de su propio partido, con la Iniciativa Mérida y la desastrosa guerra contra las drogas que inció el panista Felipe Calderón. Mientras tanto, Meade ni se atrevió a decir lo obvio —que fue un error garrafal sacar la alfombra roja al candidato más anti-México de la historia contemporánea— por temor a ofender a su mentor Enrique Peña Nieto y al vendepatrias, Luis Videgaray. López Obrador destacó que “Trump ha ofendido el pueblo de México y ha ofendido el gobierno de México”, pero en este momento del debate no ofreció “un parámetro medible” de respeto que pidió explícitamente el moderador en la pregunta.
* La mentira contra Nestora Salgado. En este punto, Meade se metió en un lío que aun no termina y que podría incluso llevarlo a juicio. Acusó a AMLO de proponer a una “secuestradora” para la lista de candidatos plurinominales al Senado. “Nestora Salgado va a ser senadora plurinominal por Morena. Una secuestradora que está libre por una falla de la policía”. Su declaración es totalmente falsa y difamatoria. En 2016, in tres jueces emitieron sentencias absolutorias a Nestora Salgado, comandante de la Policía Comunitaria de Olinalá, Guerrero. El Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de la ONU declaró que la detención de Salgado por el ejército fue arbitraria y exigió su liberación. Ella pasó dos años ocho meses en la cárcel, sin haber cometido ningún delito. Organizaciones de derechos humanos y juristas en todo el mundo montaron una campaña internacional para su liberación.
Formé parte de la gira Ponle Rostro y Nombre a las y los Presos Políticos con Nestora Salgado en 2016, cuando salió de la cárcel. En lugar de ir a su casa, ella salió a defender a las personas que seguían tras las rejas injustamente. Se ha convertido en un ejemplo de compromiso con su pueblo y su caso demuestra que la solidaridad puede derrotar los designios del gobierno de callar a las luchadoras sociales. A pesar de que miles de personas y notas periodísticas señalaron la calumnia del candidato priista, Meade– lejos de ofrecer una disculpa– reiteró la acusación falsa, tuiteando el 24 de mayo que “como Presidente, aseguraré a los mexicanos un verdadero Estado de Derecho, donde los delincuentes estén en la cárcel, no en las calles, y mucho menos en el Senado”. Sus palabras ponen en peligro a Nestora Salgado y han suscitado una campaña de odio en las redes bajo el hashtag de #NestoraSecuestradora, además de miles de muestras de solidaridad con la guerrerense y repudio al priista. Ese mismo día, Salgado demandó a Meade por daño moral ante el Poder Judicial de la Federación.
* El INM: ¿Tijuana o más allá?: La propuesta de López Obrador de cambiar la sede del Instituto Nacional de Migración (INM) a Tijuana tiene sentido para el desarrollo del trabajo migratorio y concuerda con su visión de descentralizar las funciones del gobierno federal, pero contradice su propia propuesta de eliminar, no trasladar, el INM. En su Proyecto de Nación propone “sustituir el INM por una Oficina Nacional de Migracion y Refugiados”. Dado el enfoque punitivo, la corrupción rampante y los sistemáticos abusos a los derechos de las personas migrantes cometidos por el INM, es una propuesta mucho más integral y pro-migrante. ¿Con cuál se queda?
* Distanciándose del imperio: Los tres candidatos marcaron su distancia (retórica) del gobierno de EEUU. La frase más contundente fue de López Obrador: “Yo quiero una relación de amistad con los Estados Unidos, pero no de subordinación.” Tiene una clara ventaja de no haber sido protagonista en la gran pérdida de soberanía nacional que caracteriza la relación construida por el PRI y el PAN con EEUU desde el 2007.
* Defensa de migrantes o puntos en las encuestas: Es sin duda un logro que un tema tan central como la migración tuvo lugar en el segundo debate. Sin embargo, los candidatos propusieron muy pocas propuestas concretas para enfrentar lo que será una crisis de dimensiones mayores en el próximo sexenio. AMLO dijo que a través de su propuesta embajadora, Alicia Bárcena, presentará denuncias ante la ONU contra las deportaciones del gobierno de Trump. De hecho, desde hace poco más de un año el candidato de Morena presentó una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y entregó una carta al comisionado de la ONU, contra la política migratoria de Donald Trump. Por otro lado, la propuesta de “procuradurías” mexicanos en el extranjero ha provocado cuestionamientos en el terreno jurídica.
Meade volvió a justificar el gobierno conservador de Trump, señalando que “la mayor parte de las deportaciones, se dieron durante el gobierno de Obama”, cuando es claro que Trump apenas está afinando la maquinaria para la detención y deportación masiva del país. Puso énfasis en progamas de dar a las personas migrantes licencias de conducir en EEUU, importante sin duda, pero que no constituye una nueva política para responder a la crisis. Sus propuestas de proporcionar acceso a crédito, programas sociales y servicios legales a los retornados no son de todo creíbles después de que su partido no lo hizo en los últimos seis años.
En el tema de la migración de Centroamérica, López Obrador puso la énfasis en las causas de la migración de la región y propuso una “Alianza para el Progreso” con EU y Canadá que lamentablemente se distingue poco en nombre y contenido (de lo poco que se sabe de la propuesta hasta ahora) de la propuesta neoliberal y militarista de John Kelly y Donald Trump, la “Alianza para la Prosperidad”, apoyados por el PRI y el PAN. Es necesario que México y los paises de Centroamérica se unan para mejorar las condiciones que obligan a la gente huir de sus paises, y las condiciones de tránsito y estancia en nuestro país, pero la “Alianza” afianzado en el Comando Sur con el gobierno de EPN de co-anfitrión, ha sido contraproducente desde su inicio en el gobierno de Obama. Hace falta una política propia con nuevas bases–derechos humanos, desmilitarización y que privilegia las necesidades del pueblo y no de los inversionistas extranjeros.
*¿Sabes dónde están tus hijos?: Anaya criticó a AMLO por tener un hijo estudiando en España, acusándolo de violar sus principios nacionalistas. Casi toda la élite política del país debió sentirse aludida, y los hijos de Anaya seguramente confiaron que en diez años su papi se olvide de su falso nacionalismo.
* English only: Para Anaya (y Meade, en su más reciente spot) los políticos mexicanos son obsoletos si no hablan inglés, al grado que no se puede entender el mundo sin hablar el idioma del vecino del norte. “Tus ideas son muy viejas,” achacó Anaya refiriéndose a que según AMLO “la mejor política exterior es la interior. Pero lo que pasa afuera —como no hablas inglés— el problema es que no entiendes el mundo.” Tomen nota, los millones de hombres y mujeres en el mundo que hablan algún otro idioma que no sea el inglés.
*El TLC, que sí, que no: AMLO dijo sí al TLCAN, pero renegociado por su eventual gobierno. Vale la pena recordar que el 10 de abril el morenista firmó un acuerdo político con el movimiento campesino Plan de Ayala del Siglo XXI, y en él se comprometió a “sustituir el TLCAN por un Acuerdo Trinacional de Cooperación para el Desarrollo que, a diferencia de aquél, no sacrifique nuestra soberanía alimentaria, además de que incluya la legalización de los indocumentados y el derecho a la movilidad transfronteriza”.
Meade y Anaya hablaron de la diversificación de comercio, sin entrar en detalles sobre el difícil proceso de renegociación que sigue en curso. Meade atacó a López Obrador por no apoyar al Acuerdo Transpacífico (TPP-rechazado por Trump después de haber sido negociado a la medida de los EEUU y sus empresas). La propuesta de poner la “seguridad fronteriza”, es decir la cooperación de México con el gobierno de Trump para criminalizar a las personas migrantes, como moneda de cambio en la renegociación del TLCAN es una aberración que merece el rechazo contundente.
*¿Para el vigor no hay edad?: En torno a este debate, el ataque de moda fue acusar a AMLO de estar viejo y enfermo, lo cual parece completamente fuera de lugar, tanto por ser una forma de discriminación, como por los hechos–la edición del diario Reforma el mismo día del debate contrasta el ritmo de actividades de las campañas: municipios visitados: AMLO, 120; Anaya, 20; Meade 48. Mítines: AMLO, 120; Anaya, 29; Meade, 58. Si bien al puntero de las encuestas el debate no se le da, la plaza pública parece ser su fortaleza.
Decepcionante, en una palabra, el segundo debate. Se preve que habrá un alto nivel de participación en estas elecciones. La gente se organiza para participar como observadores, votantes, representantes de sus partidos y busca informarse. Ojalá el tercer debate refleje un mejor nivel de preparación y seriedad por parte de los candidatos.