Foto: www.cimac.org.mx. |
En los años ochenta, un grupo de periodistas feministas en México empezó a juntarse para discutir una pregunta sencilla: ¿Cómo lograr que los medios miren lo que sucede con la mayoría de la población?
Parecía una pregunta obvia, indispensable desde el punto de vista informativo y el quehacer responsable de los medios. Sin embargo representaba en aquel entonces—y hasta hoy—una tarea enorme. Esta parte de la sociedad, las mujeres, estaba sistemáticamente excluida de las noticias principales. Sus actividades, sus aspiraciones y sus realidades quedaban, en el mejor de los casos, en un segundo plano o como parte de la “prensa rosa” relacionada con los sentimientos, y en otros casos totalmente invisibles. De esta reflexión, nació Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC).
De la inquietud a la acción
Existían algunos antecedentes importantes en el esfuerzo por hacer visible la lucha y la realidad de las mujeres. La feminista pionera, Alaide Foppe, había fundado en México la revista FEM, con el objetivo de cubrir la ausencia de noticias y reflexión sobre las mujeres. Las periodistas que se reunieron para lanzar el nuevo proyecto trajeron su amplia experiencia en el reportaje, y una conciencia compartida de los grandes obstáculos que enfrentaban a diario en conseguir la nota en un medio masculino. También compartían un compromiso con el movimiento de las mujeres en su país y con la lucha insoslayable por los derechos de la mujer. Desde 1988, el grupo de fundadoras empezó a trabajar para “promover en los medios de comunicación un nuevo punto de vista sobre la condición actual de las mujeres en México y el mundo, siempre vinculado con los principios de equidad, justicia social y democracia” y el proyecto fue consolidándose.
Identificaron varios objetivos. Primero, mostrar que lo que acontece a las mujeres es noticia. Argumentaron a sus jefes y colegas en los medios de comunicación que estaban “perdiendo una veta informativa, que era nada más ni nada menos que la mayoría de la población—52 por ciento,” narra Lucia Lagunes. Acordaron crear “un periodismo donde se mira la otra mitad de la población.”
Lagunes cuenta que allí comenzó un proceso de reflexión y un compromiso personal por parte de las participantes a escribir sobre la historia de las mujeres e intentar colocar sus notas con perspectiva de género en los medios en donde trabajaban. “A base de esta reflexión, ellas empiezan a escribir, una vez a la semana—una nota, una crónica, en algunos de los géneros periodísticos—y a tocar puertas en los medios para poder lograr que se publicara esa información…Utilizaron sus contactos en los periódicos, ese lugar que habían ocupado ellas en los medios de conocerse como reporteras.”
Uno de los primeros proyectos fue la creación del suplemento del periódico mexicano La Jornada, llamado “La Doble Jornada”. Otro fue ir juntando documentos históricos sobre las luchas y las experiencias de las mujeres en un centro de documentación abierto a todos los periodistas. En 1998, el centro de Comunicación e Información de la Mujer, A.C. (CIMAC) fue establecido formalmente.
Los principales logros de CIMAC
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Nuevas formas de organización
Basado en la experiencia de las participantes, se hizo la reflexión de que “cuando tú creas estructuras de poder se pierde la visión de lo que te une y empiezas a competir solo por las estructuras de poder. Muchas habían estado en organizaciones gremiales, venían de una ola de crear organizaciones de periodistas democráticos mixtas para la libertad de expresión, para la defensa de los periodistas, etc. con una estructura vertical clásica de presidentes, secretarias, tesoreros, etc. Vieron que éstas que habían empezado con una fuerza en términos de compromiso y después se había desdibujado y el compromiso se había colocado más en el aparato que en la visión,” cuenta Lagunes. “Nosotras no queríamos que eso pasara.”
Así que decidieron que la Red no tendría esta estructura clásica, y que todas serían parte de la Red, sin representantes, voceros o títulos. Decidieron incluir a los hombres porque tenían claro la necesidad de construir alianzas con ellos, sobretodo porque son ellos que tienen el poder en la mayoría de los medios—como editores, jefes de sección y dueños de los medios—y de ellos dependen la colocación de las notas.
Tomaron como punto de partida el calendario cívico relacionado con los derechos de las mujeres, promoviendo la cobertura del Día Internacional de la Mujer y otras fechas importantes en la historia del movimiento feminista.
El proyecto empezó sin necesidad de infraestructura y buscando la manera de integrar temas de mujeres en el trabajo cotidiano sin crear trabajo extra. “Una cosa maravillosa es que no había la preocupación de si había cajones o no había cajones, si tenían local o no lo tenían, porque siendo reporteras andaban en la calle todo el tiempo y esto fue un aprendizaje propio de ellas.
“Tenemos que hacer historias sin que sea una doble chamba para nosotras. Si yo estoy cubriendo la fuente obrera ¿cómo empezar a ver a las mujeres? Si tu estás cubriendo educación ¿cómo mirar a las mujeres en la educación? Las mujeres estamos en todos lados—eso es algo que reivindicamos en CIMAC. No necesitas dedicarte específicamente al trabajo periodístico. Si te preguntas permanentemente donde están las mujeres, entonces lo que ves es que detrás de la historia que todo el mundo ve, vas a encontrar la otra historia.”
Lagunes da un ejemplo concreto: “en una huelga donde todos los señores están allí apostados, nadie trabaja. ¿quién saca la familia adelante? Las mujeres, aunque no se ve. Lavan ropa, planchan lo ajeno, venden gelatinas para que ellos puedan seguir en la resistencia y la familia pueda sobrevivir.”
CIMAC tiene cuatro ejes de trabajo. El primero es la agencia de noticias que produce y coloca reportajes según la visión de género. Está también el centro de documentación de documentos históricos de la historia de las mujeres en el país. Se trata de rescatar las aportaciones y el conocimiento de mujeres en el pasado, ofreciendo fuentes de información valiosa a reporteros y reporteras.
El tercer eje estratégico de CIMAC es construir un puente permanente entre feministas y medios de comunicación y desarrollar una práctica cotidiana de informar a los medios y saber convencerles de la importancia de incluir a las mujeres y sus temas en la cobertura informática y reconocer como interlocutores válidas a la feministas en temas de violencia contra las mujeres, salud de las mujeres, etc. CIMAC tiene una oficina de prensa que trabaja en abrir este diálogo con todos los medios.
El cuarto eje es construir alianzas. Las mujeres periodistas dedicadas al proyecto pronto se dieron cuenta de que “solas no podemos”.
Redes nacionales e internacionales
Un primer paso en lograr una base más amplia para el trabajo fue la formación de la Red Nacional de Periodistas. “Toda la visión de CIMAC es poder entrar en los medios de comunicación masivos, democratizar el contenido de estos medios de comunicación que habían excluido a la mitad de la población,” relata Lagunes. La Red incluye hombres y mujeres. Para construirla, CIMAC empezó a recorrer el país contando su propuesta a las periodistas y los periodistas. Una pionera de este proceso fue una reconocida periodista con muchos años en el periodismo y un firme conocimiento y compromiso con el feminismo, Sara Lovera. CIMAC organizó un encuentro entre periodistas y políticas para discutir el tema de mujeres en los medios y la condición social de las mujeres.
La Red se fundó en 1995. CIMAC participó en la creación de redes de periodistas al interior de los estados de la República y de cuatro redes internacionales de periodistas: la Red de México, Centroamérica y el Caribe; la Red Tri-nacional de Periodistas: México, Estados Unidos y Canadá; la Red Latinoamericana de Periodistas y la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género, donde la RNP forma parte de la coordinación colegiada. En muchos estados mexicanos, las periodistas tomaron la iniciativa de crear redes estatales también. También colabora con Servicios de noticias de la Mujer de América latina y el Caribe (SEMLAC).
A partir de la experiencia mexicana, se han creado varias redes de periodistas con perspectiva de género en otros países de América Latina: en Guatemala en 1998, la República Dominicana 2001, Nicaragua 2003, Argentina 2006, Perú 2008 y una en formación en Colombia.
En la reunión de Beijing 5 “Igualdad de género, desarrollo y paz para el siglo 21” se reconoció como un logro importante el establecimiento de redes locales, nacionales e internacionales de medios de comunicación de la mujer que contribuyen a “la difusión de información en el mundo e intercambio de opiniones y la prestación de apoyo a grupos de mujeres que realizan actividades en los medios de comunicación.” También se propuso “la creación, promoción y acceso a redes, en particular mediante las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Los principales retos
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Los logros principales
Después de 20 años, CIMAC y la RNP han logrado abrir espacios permanentes en periódicos, noticieros de radios, Internet y televisión. Más allá de sus espacios propios como CIMAC, Lagunes señala que han logrado abrir medios de comunicación, “Ellos saben que si quieren, pueden recurrir a CIMAC. No es la intención que en todo aparezca el CIMAC sino que está atrás.” Dice que el cambio en la cultura política y informativa es igual de importante que los logros concretos. “No podemos descontextualizar nuestro trabajo informativo del proceso paralelo que es el movimiento feminista, de acompañar al movimiento feminista con las reivindicaciones por los derechos de las mujeres. Uno es un trabajo profesional, pero el otro es que se volvió políticamente correcto hablar de género. El feminismo es otra cosa—todavía les cuesta mucho trabajo la palabra feminismo.”
En su página de internet, CIMAC reporta, “Hemos llevado a cabo más de 100 misiones de estrategia de medios y comunicación social, entre asesorías a organizaciones e instituciones diversas; carpetas y talleres específicos en el tema; además de impartir más de 300 talleres para periodistas en México, Latinoamérica y el Caribe, sobre periodismo no sexista, ciudadanía, derechos sexuales y reproductivos, políticas de población, violencia y derechos humanos, investigación periodística, locución, radio, análisis de contenidos, género y autoestima, entre otros.”
Además de las redes mencionadas arriba, con iniciativa propia y muchas veces sin recibir pago por su trabajo, las mujeres periodistas abrieron espacios en los medios en que trabajaban. En un momento, había 40 suplementos regionales sobre temas de la mujer en los estados de Tabasco, Oaxaca, Baja California y varios más.
Los principales retos
A pesar de sus muchos logros, CIMAC identifica una larga lista de retos debido a la ambición y la dificultad de su proyecto (ver recuadro). El primer propósito sigue siendo un reto constante—”demostrar que lo que acontece con las mujeres es noticia.”
“Tenemos que cambiar la mirada que se tiene—no solamente en los medios, porque los medios son un reflejo de los momentos históricos de nuestras sociedades. Pero también pueden ser punta de lanza de transformaciones de nuestras sociedades. Siguen teniendo la idea principal que la historia de la humanidad está contado a partir de lo que hacen los hombres en las estructuras de poder—tanto el poder reconocido como los poderes fácticos. Es muy difícil lograr abrir esta mirada tan excluyente en los medios. Si concentras la atención en los poderes, dejas afuera a las mujeres, a la ciudadanía.”
Otro reto es la concentración de los medios en México, donde muy pocas personas son dueños de múltiples medios. “Esta concentración crea intereses económicos, políticos, ideológicos muy fuertes,” dice Lagunes. “Es muy difícil desafiar estos intereses.”
Otro problema muy grave es la vulnerabilidad de los periodistas en el país debido a la violencia. “Psicológicamente los atentados nos afecta, nos preguntamos ¿hasta dónde me meto en la investigación?, cuenta Lagunes. Uno de los casos más conocidos es el caso de Lydia Cacho, una reportera que escribió sobre redes de pederastas y fue perseguida y detenida. En un contexto de crecimiento de la violencia por el narcotráfico y el crimen organizado, las mujeres reciben amenazas no solo contra ellas sino contra sus hijos, como táctica de intimidación.
En el III encuentro de la Red Nacional de Periodistas, Marta Lamas, destacada feminista mexicana, señala la potencia de la palabra en la lucha por la libertad:
“Parecería que la única libertad posible, en el marco de restricciones sociales inevitables como las que impone cualquier cultura, es la libertad de expresión: la palabra no conoce fronteras, límite o freno y expresa cualquier trasgresión. Salta por encima de cualquier prohibición, invade los límites y es capaz de hurgar los recovecos insospechados del inconsciente”
Este artículo forma parte de la serie “Perfiles de Acción Ciudadana: 10 exitosos proyectos de comunicación de base”. El Programa de las Américas agradece a la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (World Association for Christian Communication) la financiación de este proyecto especial, así como a las organizaciones que graciosamente nos abrieron sus puertas y narraron sus casos a nuestros escritores. Ver la serie completa: https://www.americas.org/es/6657/