Radio Atipiri: Comunicación popular en El Alto

El camino de La Paz hacia El Alto sube en una serie de vueltas que atraviesan una barranca roja. No puede ser de otra manera: el ascenso por la montaña es casi vertical, dejando abajo la ciudad colonial para llegar de pronto al Altiplano, a más de 4,000 metros de altura.

Taller para reporteras populares

El viento avanza a paso recio por esta tierra plana y desarbolada. En los mercados las vendedoras vestidas con polleras tradicionales protegen sus mercancías de las ráfagas en miles de puestos a lo largo del camino, y los autobuses trasladan a la gente de abajo arriba y a la inversa a todas horas del día.

Esto es El Alto. Una ciudad integrada jurídica y económicamente a la capital pero completamente distinta en sus orígenes, sus características socioeconómicas y sus culturas. Es un asentamiento construido por sus habitantes, migrantes indígenas del campo, mineros, y obreros de la ciudad. Si en 1950 su población era de unas 11,000 personas, hoy se acerca a un millón.

Más de 80% de la población de El Alto es indígena, principalmente aymara. Según el censo de 2001, 70% de la población es “pobre por necesidades básicas insatisfechas” y miles viven en pobreza extrema. Muchas casas carecen de uno o más servicios básicos: drenaje, agua potable, electricidad, etc. Las calles trazadas en la expansiva ciudad son de terracería, excepto las avenidas principales y unas cuantas más. La mayoría de los y las habitantes trabaja en el sector informal.

El Alto es una sociedad muy estudiada debido a su alto nivel de organización, autogestión y autogobierno. Desde las primeras grandes migraciones, la gente se ha organizado para enfrentar la falta de servicios y los problemas cotidianos, y para construir y cambiar su sociedad. La creación de nuevas formas de organización, sobre todo las juntas vecinales, es ya parte de la cultura y la identidad de El Alto.

La falta de transporte, empleo, servicios, educación y salud afecta a toda la población, pero es mayor el impacto directo en las mujeres. Además de los desafíos de la sobrevivencia, se les excluye de muchos espacios culturales, sociales y políticos, e históricamente les han enseñado a callarse frente una infinidad de injusticias.

En este contexto, hablar del derecho a la comunicación resulta fundamental. La comunicación—diferente, autónoma y propia—es el eje de una lucha para una vida mejor en esta sociedad que sí sabe luchar. A través de los proyectos de comunicación, los habitantes del lugar se unen, discuten futuros, reflexionan, festejan y forjan identidades compartidas. Para las mujeres, el proceso les da herramientas para la vida y en muchos casos una experiencia de transformación personal.

“Yo siempre te he oído, ahora te toca escucharme”

La Radio Atipiri nace en 2006, en la Urbanización Atipiris, una zona periférica de la vasta ciudad de El Alto. Empieza con dos parlantes (bocinas) sobre una antena de 30 metros en la radio misma; y así, con anuncios en voz directa, empieza su larga y difícil trayectoria en la comunidad y la zona del altiplano.

Radio Atipiri es un proyecto del Centro de Educación y Comunicación para Comunidades y Pueblos Indígenas (CECOPI), organización constituida en 1997 que empieza a trabajar en estrategias de comunicación más intensamente desde 2003. Ahora cuenta con una emisora de radio en el 840 AM de 3 kilovatios de potencia y transmite de lunes a sábado cubriendo con su señal al departamento de La Paz, y llegando hasta el sector suroeste del departamento de Oruro. A través de Radio Atipiri, el CECOPI coordina una amplia gama de talleres de capacitación y actividades, y ha logrado establecerse en un edificio propio donde tiene su equipo de transmisión y producción, oficinas y unos salones para reuniones y talleres.

Los principales desafíos

  • El proyecto no cuenta con suficientes recursos para llevar a cabo todos los programas que quisiera
  • La pobreza de la comunidad es un obstáculo a la participación
  • Las mujeres de la población son en muchos casos monolingües y el colonialismo y control de los medios las excluyen
  • Las mujeres no están acostumbradas a tener voz pública
  • Bajo nivel de educación formal y alfabetización entre las mujeres de El Alto y de las comunidades del Altiplano

“La radio es una mezcla de información, de música, de voces diferentes, traducidos en una producción radiofónica permanente que rescata la memoria oral de la cultura aymara, en paquetes educativos de cuentos, microprogramas, mensajes educativos, etc,” dice Tania Ayma, actual Directora del CECOPI y Radio Atipiri. “Su programación puede ser tan variada como las personas que llegan a compartir sus voces y sus habilidades. Radio Atipiri pretende ser tal cual es la población alteña, diversa y bilingüe”.

Lo que distingue a Radio Atipiri es esto—las voces de las comunidades y barrios que conforman el equipo y la materia de sus transmisiones. Su objetivo es democratizar la comunicación y por ende funciona de manera muy diferente de los medios comerciales que siempre han excluido a las voces y mensajes de los pueblos indígenas.

“Hay otras radios aquí, que a pesar de tener una muy buena señal técnica y hasta años de tradición en el oficio radiofónico, aún mantienen sesgos en su política, pues no permiten que en sus espacios participativos, se hable en idiomas nativos como el aymara y el quechua, argumentando que estos idiomas los entienden muy pocos,” dice Ayma. En cambio en Radio Atipiri, la gente habla en el idioma que quieren. “Los niños vienen y hablan. Los abuelos vienen y hablan.”

Desde sus inicios, Radio Atipiri se ha dedicado a promover la democracia participativa y la equidad de género. Las fundadoras y fundadores tienen un compromiso claro de dar voz a las menos representadas y servidas por los medios masivos—las mujeres indígenas del Altiplano boliviano. En 2003 empiezan los talleres de capacitación de “reporteras populares” y a la fecha ha capacitado a un promedio de 200 mujeres al año en entrevistar a sus vecinos, redactar y editar notas, usar equipos de transmisión, y emitir programas al aire. Cuando las mujeres toman el micrófono, aprenden a alzar su voz y transmitir su propia realidad.

En un taller de cuatro meses, todos los sábados, las mujeres llegan y aprenden a recoger las palabras de su comunidad—sus quejas, sus demandas, sus anhelos. Por lo general, no cuentan con grabadoras o cualquier otro tipo de equipo, simplemente traen la información a la radio donde se difunde o transmiten sus reportes por teléfono. Los talleres tienen una dinámica multiplicadora que ha logrado que el programa siga creciendo. Ayma explica, “Esta demanda de las mujeres por la capacitación y esta necesidad, la siente otras mujeres que también viven en la misma realidad.”

“La tarea no es únicamente informativa. Al recoger la información, las reporteras recogen las demandas más sentidas de la gente y de las mujeres. Son demandas y necesidades expresadas que de otra manera difícilmente tendrán canales de difusión,” explica Ayma. “Vienen de lugares marginados y sectores de la población callados por el sistema neo-colonial que regia en Bolivia, despreciados por su idioma y su cultura.”

El edificio de Radio Atipiri

Ayma relata la historia de una reportera que recorre las zonas más alejadas donde no hay transporte público. “Camina a pie, recogiendo las demandas y las necesidades de la gente que jamás se hubiera imaginado de pronto llegar.” Además de la difusión, estas noticias sirven para enlazar a las comunidades con instancias organizativas que puedan canalizar sus demandas, como la Federación de Juntas Vecinales y otras.

El proyecto busca reivindicar el derecho a la comunicación y promover la voz de la mujer en la esfera pública. A las participantes les da herramientas no sólo para enfrentar las difíciles condiciones en que viven, sino para superar esta condición y abrir nuevos espacios. A la pregunta de si las mujeres de la radio forman parte de organizadas mixtas, como las juntas vecinales, Ayma responde, “Claro, pero no participan. En cambio, ahora se les da la oportunidad de que pueden participar.” En los proyectos de CECOPI y Radio Atipiri, ellas son las protagonistas y las organizadoras. En espacios propios, aprenden a perder el miedo, alzar la voz y recoger las voces de otras mujeres que viven en condiciones similares. Es así que se empieza a romper la subordinación de la mujer que existe en la vida diaria y hasta en las organizaciones de barrio.

La metodología de los talleres se basa en la tradición oral, el uso de gráficas más que la palabra escrita, el testimonio, y la propia experiencia como guía. Los ancianos de la región participan en programas que promuevan la recuperación de la memoria oral, los jóvenes hacen programas de hip hop, o rap en aymara, y las mujeres escriben radionovelas, o actuan con diálogos que giran alrededor de sus experiencias en salud sexual y reproductiva, relaciones de género y violación.

Además de la programación de la radio, el proyecto CECOPI/Atipiri ha empezado a incidir en la producción de documentales en video. Han producido casi 50 documentales, sobre temas escogidos por la gente de las comunidades y barrios que participan. También lleva a cabo investigaciones sobre la realidad que viven los habitantes de la región y trabaja en la sistematización de su experiencia para documentar y analizar la trayectoria del proyecto.

Uno de los retos principales que enfrenta el proyecto es la falta de financiamiento. Para enfrentarlo, Radio Atipiri ha buscado la cooperación internacional con grupos de comunicadores en otras partes del mundo.

Radio Atipiri no impone una cultura dominante desde arriba como es el caso de los medios elitistas que critica Ayma. Recoge, alimenta y transmite la cultura desde abajo—la cultura diversa, vibrante, dinámica de El Alto. En la voz de jóvenes y viejos se refleja la compleja mezcla de tradiciones milenarias y la cultura moderna de la calle.

Un buen ejemplo se ve en los videos de hip hop que hacen los jóvenes de Radio Atipiri. Cuando sus familias migran a El Alto, los jóvenes crecen entre las herencias y las necesidades, entre la discriminación y “el orgullo de ser aymara, alteños y sobre todo bolivianos.”

“Las mujeres alteñas somos dueñas de nuestros
cuerpos y hablamos con nuestras propias voces.”

Señala Ayma, “El hip hop que viene de los Estados Unidos, en El Alto se lo reelabora se toma el ritmo y los contenidos son de protesta, de muestra de su realidad, de su cultura. El hip hop es un ritmo, un estilo a copiar, pero es hip hop en aymara. La música refleja las contradicciones en una fuerte expresión de identidad propia. Y bueno, eso es El Alto en realidad— toda esta mezcla.”

Un proyecto integral para reflejar y verse reflejada

“La lógica de hacer producciones radiales tiene que ver con la misma que usamos para producir documentales audiovisuales, que cuando la gente vea nuestros productos, se vea reflejada y diga ‘sí, es cierto’.”

En Radio Atipiri, todos y todas hacen un poco de todo el trabajo que hay que hacer. El camarógrafo sirve de chofer, mensajero y—cuando haga falta—cuida a los hijos de los demás como parte de la lógica de trabajo colectivo.

Para la gente de Radio Atipiri, el proyecto de comunicación no puede separarse de la necesidad cotidiana de ganarse la vida. Sin el lujo de poder ofrecerles salarios a las reporteras y otras personas que participan en el trabajo, iniciaron talleres productivos como parte integral del proyecto.

Los talleres productivos enseñan a los participantes, hombres y mujeres, a coser polleras, las faldas tradicionales de las mujeres de la zona. Estas se venden para apoyar a la economía familiar y al proyecto. Es un espacio para ganar dinero pero también abre un espacio para convivir, platicar y reflexionar sobre sus vidas, sus sueños y sus demandas.

Vínculos locales y globales

Los principales logros

* Han consolidado el proyecto de la radio con instalaciones y equipo propio, y asegurar una programación continua dirigida a las necesidades de la comunidad.

*Han creado lazos de solidaridad y apoyos del gobierno andaluz, que a través de la coordinación con EMA RTV, han apoyado de manera permanente las iniciativas de CECOPI y de estos espacios de participación del colectivo aymara.

* Han desarrollardo un contenido bilingüe para promover la inclusión, participación y cultura de los y las radioescuchas.

* Han capacitado a más de 1,000 mujeres, en diversos rubros, desde los técnicos, hasta los que tienen que ver con aspectos comunicacionales en radio y audiovisual en El Alto y comunidades rurales del Altiplano.

*Han producido más de 50 documentales en video, algunos que han sido presentados en el Canal 7 de Televisión Boliviana.

*Tienen programas para niños, jóvenes y ancianos.

Radio Atipiri lucha siempre por mantener a flote el proyecto pese a la falta de recursos. Para resolver el problema, se ha asociado con grupos de comunicación y a favor del derecho a la comunicación en todo el mundo.

Uno que ha sido clave en el proceso es la Asociación de Emisoras Municipales y Comunitarias de Andalucía de Radio y TV (EMA-RTV). El CECOPI y la EMA RTV participan anualmente en concursos públicos del gobierno andaluz, para acceder a proyectos de desarrollo que se han traducido en el equipamiento de la planta de transmisión, y el CECOPI ha participado como socio en la capacitación de personal, así como en el equipamiento de la emisora y de otros insumos necesarios para trabajar.

Otro organismo que ha aportado fondos y capacitación al proyecto de El Alto es el PCI Media Impact, con sede en Nueva York. A través de becas, empezó el trabajo conjunto desde 2007 para la producción de radionovelas. Las radionovelas son una forma llamativa de contar historias elaboradas con los testimonios de la gente y las experiencias vividas de las personas involucradas. Una para jóvenes se llama “Los Colores de la vida” y trata temas de salud sexual y reproductiva. Otra para mujeres, se llama “Con nombre de mujer” y en sus veinte capítulos habla de los derechos sexuales, específicamente el derecho a decidir el numero de hijos que quieren tener, bajo el lema “Las mujeres alteñas somos dueñas de nuestros cuerpos y hablamos con nuestras propias voces”. Actualmente se está trabajando en la producción de la tercera radionovela con PCI Media Impact, “Buscando Amor”, destinado a las y los adolescentes del Distrito 8 de El Alto, con temas de salud sexual.

CECOPI también tiene relación con la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC, por sus siglas en inglés), institución con la que han logrado ingresar al área rural, formando a reporteras populares en los Municipios de Santiago de Callapa y Tiwanacu, así como en la misma ciudad de El Alto.

Más que relaciones de solidaridad, Radio Atipiri ha construido relaciones globales de trabajo conjunto, compartiendo valores y el compromiso con el derecho de todo el mundo a la comunicación como instrumento de lucha.

En sus más de cinco años de existencia en El Alto, el proyecto ha logrado mucho con muy poco. Pero los retos siguen siendo difíciles, y se sobrevive día con día. Es el compromiso del equipo trabajador y de todas las personas que participan en lo que consideran su proyecto, lo que garantiza que este medio propio transmita a diario la realidad de su entorno a todo la región y al mundo, entrelazando los sueños y las demandas de los pueblos indígenas para formar una voz de muchas voces.

Fotos: Radio Atipiri/CECOPI

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