Este primero de marzo, el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana realizó una huelga general ilegal de 24 horas. Alrededor de 200 mil trabajadores pararon actividades y tomaron las calles de varias ciudades del país.

La protesta obrera se realizó dos días después de que las autoridades laborales y los empresarios de la mina de carbón Pasta de Conchos, en el estado de Coahuila, declararon muertos a 65 mineros atrapados en el socavón por un accidente. La dirección sindical acusó a los dueños de la empresa de homicidio industrial y de mentir a los deudos.

La huelga general minera comenzada no busca obtener conquistas económicas, sino revertir la abierta intromisión del Ejecutivo en la vida sindical, al avalar el nombramiento gubernamental de un dirigente nacional del gremio en detrimento del existente. Con ello se reproduce un esquema de relación perversa entre Estado y movimiento laboral, iniciada con el charrazo al sindicato ferrocarrilero en 1948 y la imposición de líderes petroleros un año después. Esta es una variedad del modelo que se conoce como

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