Desde el octubre negro de 20031 "Refundar Bolivia" no sólo fue un grito de guerra o una promesa de campaña. Fue mucho más. Fue el horizonte político central que orientó al gobierno de Evo Morales desde enero del 2006 hasta acá. Se trató de un período en el que la calma no fue la norma, un tiempo en el que hubo masacres, intentonas golpistas, células terroristas y embates secesionistas.
Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera. Foto: www.elpais.com. |
Este "proceso de cambio" es lo que, todo indica, se terminó en Bolivia el domingo 6 de diciembre cuando la fórmula Morales-García Linera obtuvo una contundente reelección con el 63 por ciento de los votos para el período 2010-2015. Pero no se logró sólo eso, también se alcanzaron los imprescindibles dos tercios del congreso, cuya tarea inmediata será la de designar las autoridades judiciales y de los organismos independientes del Estado, así como la de redactar las leyes reglamentarias que materializarán la Nueva Constitución Política del Estado (NCPE).
Ha quedado atrás el periodo que el vicepresidente Álvaro García Linera llamó el "empate catastrófico". Definía así a una circunstancia en la que lo nuevo no terminaba de nacer, ni lo viejo de morir. El nuevo polo de poder emergente, liderado por esa peculiar alianza de sectores que representa el Movimiento al Socialismo (MAS), no lograba desplazar a las viejas elites.
Con el correr del tiempo el antagonismo se fue radicalizando y se volvió violento. Era preciso un nuevo orden de las cosas que solidificara la nueva correlación de fuerzas. Para eso, fue que desde el Palacio Quemado se convocó a la "Revolución Democrático Cultural". Y fue para eso también que se llamó a una Asamblea Constituyente que termine por institucionalizar los derechos de las mayorías indígenas en el país que llevaron al MAS al gobierno.
La resistencia de los elites políticas y económicas fue feroz , y la aplicación del proceso de cambio traumática. "Hemos logrado el gobierno pero aun no tenemos el poder", decía Morales a menudo.
Este era el escenario hasta el domingo 6, día en el que quedó expuesta no sólo la hegemonía del nuevo bloque, sino también quedó desnuda la disgregación opositora.
El 27,74 por ciento de los votos que obtuvo el partido Plan Progreso para Bolivia (PPB) resulta elocuente. El PPB, fue encabezado por Manfred Reyes Villa, un militar que estudió en la Escuela de las Américas, ex prefecto de Cochabamba revocado en 2008, y Leopoldo Fernández, ex prefecto del departamento de Pando, que se encuentra preso acusado de terrorismo, asesinato, homicidio, lesiones graves y asociación delictiva por la matanza en El Porvenir, ocurrida en septiembre de 2008 en la que 13 campesinos fueron asesinados. La fórmula sólo logró triunfar en los departamentos del Beni (53,7%), Pando (47,5%) y Santa Cruz (53,2%)2.
Entre los otros candidatos opositores, el empresario cementero y hamburguesero Samuel Doria Medina de Unidad Nacional alcanzó el 7%, René Joaquino de Alianza Social (AS) sólo el 3%, y los restantes cuatro menos del 1%.
Pero el dato más relevante de las recientes elecciones tiene que ver con la conformación de la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional, órgano que en el marco de la refundación del Estado viene a suplantar al viejo parlamento. Con aproximadamente 85 u 86 diputados de 130, y 25 o 26 senadores de un total de 36, el gobierno manejará los hilos legales que le permitan de aquí en más definir las líneas maestras para llevar a la práctica el marco macro que delineó la NCPE. En sus primeros 180 días de funcionamiento deberán aprobarse la Ley del Órgano Judicial, del Órgano Electoral Plurinacional, del Tribunal Constitucional Plurinacional, y la Ley de Régimen Electoral y Ley Marco de Autonomías, fundamentales para estructurar el nuevo andamiaje institucional.
"Tenemos la enorme responsabilidad de profundizar, de acelerar, este proceso de cambio. Que obtengamos más de dos tercios en las cámaras de Diputados y Senadores me obliga a acelerarlo", aseguró Morales desde la céntrica Plaza Murillo paceña en la noche que fue reelecto. De aquí en más las líneas maestras de la refundación estatal, según el vicepresidente, se pueden vislumbrar en tres grandes ejes: la plurinacionalidad, la autonomía y el nuevo modelo económico productivo. El campo político en Bolivia será marcado por ese trípode en los siguientes 10 o 20 años.
Las adversidades de los adversarios
Desangrada, sin proyecto, ni referente nacional, la oposición boliviana hace tiempo tambalea. A lo largo de estos cuatro años la división fundamental estuvo dada por la escisión entre aquellos que impulsaban una confrontación desde precarias estructuras partidarias nacionales (PODEMOS de Jorge "Tuto" Quiroga y en menor medida Unidad Nacional de Samuel Doria Medina) y aquellos que tenían el poder económico real y que, refugiados en sus regiones, enarbolaron la defensa de sus intereses particulares bajo la consigna de la autonomía.
Este último sector fue el que impulsó los referéndums autonómicos de comienzos de 2008 declarados ilegales por el gobierno central. Aunque sin validez legal, el términos políticos su demanda fue abrumadoramente ratificada. Herido salía no sólo el gobierno, sino también esa otra oposición política que veía sus márgenes de acción cada vez más acotados.
Fue por eso que los sectores más dialoguistas del parlamento accedieron a negociar con el ejecutivo una convocatoria a referéndum revocatorio en agosto de 2008 para el ejecutivo y todos los prefectos. Allí, Morales obtuvo el 67 por ciento de los votos. Pero también fueron ratificados los más duros jefes departamentales como Ernesto Suárez en el Beni, Rubén Costas en Santa Cruz, Leopoldo Fernández en Pando y Mario Cossío en Tarija, una región del oriente del país conocida como la "Media Luna". En cambio, el reciente candidato presidencial del sector opositor, Reyes Villa, fue revocado en el departamento de Cochabamba en aquella oportunidad.
En teoría, la conclusión de los revocatorios era que quedaba saldado un debate que venía desde la conflictiva Asamblea Constituyente. Con la contundente derrota del referéndum revocatorio al presidente, el gobierno quería hacer valer esa legitimidad para superar los traspiés que se acarreaban desde dicha asamblea en la que el gobierno tenía mayoría pero no alcanzaba los dos tercios necesarios para hacer una constitución a imagen y semejanza. Así fue como luego, en Oruro en diciembre de 2007 el oficialismo aprobó una Constitución propia. Se trataba de un texto que el mismo ejecutivo, años después, reconocería que era para negociar. Cosa que hizo a lo largo de los siguientes dos años. Después de la aprobación de la nueva constitución vendría un periodo difícil de tomas de instituciones públicas en el marco del "golpe cívico-prefectural" de septiembre de 2008, la masacre del Porvenir en Pando y la avanzada de los movimientos sociales que cercaron Santa Cruz. El conflicto les fue de las manos a los mismos cívicos que ya no sabían como administrar el fuego que ellos mismos habían sembrado. No tuvieron más margen que retroceder, y la NCPE fue sometida a referéndum en enero de este año.
Bajo estos términos, en diciembre de 2009 se sometió a elección tanto al ejecutivo como al legislativo en pleno. En el medio, como nueva expresión desesperada de una derecha que no supo leer la nueva coyuntura, fue desmantelada por el Estado una célula terrorista embrionaria. Su objetivo era iniciar un despliegue territorial para implantar un caos que fomentara el desconcierto y alimentara las expectativas secesionistas3.
Para estas elecciones el gobierno tenía en claro que la victoria de Morales era un hecho. Por eso fue que focalizó todas sus energías en ampliar sus bases de apoyo para alcanzar los dos tercios del Congreso, para no dejar ningún resquicio (como fue hasta hoy el senado) por donde la oposición bloquee las iniciativas gubernamentales.
En este debate, incorporó el discurso de las autonomías. En rigor, lo había hecho tiempo atrás. Ya desde las negociaciones, en el marco de la crisis post golpe cívico-prefectural, el ejecutivo cambió su posición respecto del tema y pasó a apoyarlas abiertamente. Lo que se debatía ya no era autonomía sí, o autonomía no. Se discutía sobre el tipo de autonomías.
De hecho, en las elecciones recientes el gobierno y la oposición hicieron campaña para que tanto los departamentos de La Paz, Oruro, Cochabamba, Potosí y Chuquisaca y la región de Gran Chaco (Tarija) como 12 municipios indígenas dijeran sí a las autonomías.
Además de arrebatarles la bandera autonómica, en su búsqueda por los dos tercios el gobierno ensayó un acercamiento con los sectores que ejercieron la oposición más rancia en los momentos más duros, como por ejemplo la Unión Juvenil Cruceñista o sectores de las barras de los dos principales equipos de Santa Cruz: Blooming y Oriente Petrolero.
También se sentó a conversar con los sectores empresarios hasta este momento abiertamente hostiles. El presidente del Comité Cívico de Santa Cruz, Alberto Añez, denunció que el vicepresidente sostuvo una reunión secreta el 2 de noviembre con empresarios cruceños con el objetivo de buscar el apoyo de este importante sector. Áñez dijo que la reunión se realizó en la casa del ex ministro de "Tuto" Quiroga, Carlos Kempff Bruno. Entre los empresarios se encontrarían Juan Carlos Sánchez, de Ferrotodo; el médico Carlos Fütchner, Pablo Bedoya, del Banco Nacional de Bolivia; Joaquín Aguirre, de Puerto Aguirre, entre otros.
Más allá del encuentro puntual, el escenario que plantea el gobierno es claro: "No vamos a aceptar que las corporaciones empresariales actúen como partido. En ese caso, existe plena voluntad del Estado para apoyar a los sectores productivos. Creo que ya lo han entendido", dijo Linera al diario Clarín de Argentina. Desarrollo productivo sí, incidencia política, no.
Salto industrial
"Una gran votación significa más responsabilidad con la gente, que nos da un mandato inequívoco. Nuestro horizonte de gran salto industrial, de Estado social protector y el despliegue de la descolonización y la autonomía, será sí más rápido, más contundente y más decidido" declaraba Linera previo a las elecciones.
Con la hegemonía alcanzada y con la oposición definitivamente a la defensiva, la perspectiva del Palacio Quemado será profundizar el desarrollo industrialista del país, plataforma desde donde se propone paliar el desempleo y generar riqueza.
Hasta hoy la vocación redistributiva se canalizó fundamentalmente mediante la creación de tres planes sociales universales: el Bono Juancito Pinto que fomenta la reducción de la tasa de deserción escolar, el Bono Juana Azurduy, que busca reducir los índices de mortalidad materno-infantil, y paga a las mujeres embarazadas o lactantes que certifican haber acudido a controles médicos, y la Renta Dignidad, heredera del antiguo Bonosol, que reparte pensiones entre los mayores de 60 años. Este tipo de planes no solo sirvió para bajar la extrema pobreza del 38% del 2006 al 31% de hoy, sino que fomentó el consumo interno.
Para financiar estos proyectos el ejecutivo se basó en los ingresos provenientes de la nacionalización de los hidrocarburos en el año 2006 que supuso un aumento exponencial de los ingresos4. A la par, con ticks ortodoxos, incrementó sus reservas en el Banco Central que hoy rondan los 7.950 millones de dólares. Se trata de un colchón que facilitó la administración en tiempos complicados como los actuales, en los que los precios de las principales materias primas que exporta Bolivia han caído en el mercado internacional5.
Entre los retos de su nuevo periodo de gobierno 2010-2015, Morales deberá afrontar la caída de los ingresos por las exportaciones de gas, que de acuerdo con la Cámara Boliviana de Hidrocarburos este año sólo alcanzarán los 2 mil 78 millones de dólares, contra 3 mil 158 del año pasado, y la caída de las exportaciones, que de acuerdo al Banco Central de Bolivia fue de 26 por ciento en el periodo de enero a septiembre de 2009 en relación con el de 2008. La estrategia es la diversificación de la producción y el desarrollo de área manufacturera con un programa desarrollista y modernizador.
Para impulsar ese ideal, el gobierno se plantea a sí mismo como el motor y el ordenador central del proceso y del constante crecimiento que se viene registrando del 2006 para acá6.
Para esto, Morales quiere agrandar la participación del Estado en el PBI del 28 por ciento actual al 35 por ciento.
En los cinco años que vienen, el gobierno se propone industrializar el petróleo y el gas, es decir, no sólo exportarlo sino darle un valor agregado. También buscará desarrollar—e industrializar—el hierro y el enorme potencial del litio, mineral para las baterías de coches eléctricos cuyas principales reservas mundiales se encuentran en el Salar de Uyuni. Como hasta hoy lo fueron los hidrocarburos, la expectativa está depositada en que esta área sea el eje del desarrollo en los años venideros. Un dato es que todos quieran invertir: Toyota, Mitsubishi, las empresas de celulares, la Sumitomo japonesa, dueña de la mina de plata más grande de Bolivia, la Korex coreana, con inversiones en minas de hierro. El debate estará centrado en el cómo.
A su vez, se proponen crear nuevas empresas públicas en sectores como el de la alimentación. En la economía que quede fuera de los sectores estratégicos, como el textil, la madera y, sobre todo, la descomunal economía informal, el Estado no planearía interferir. Linera no sólo no habló de nuevas nacionalizaciones ni de grandes expropiaciones de tierras, sino que incluso las negó.
Para realizar este "salto industrial" otra de las trabas que existen es la muy precaria infraestructura nacional. Por eso durante la campaña se escuchó hablar de nuevos aeropuertos internacionales, represas, rutas asfaltadas, la ampliación de la nueva línea aérea estatal y puentes sobre los gordos ríos amazónicos. Pero la propuesta estrella del MAS fue la compra de un satélite de comunicaciones a China por 300 millones de dólares, bautizado Tupac Katari, en honor al líder aymara que se rebeló contra la colonia española en el siglo XVIII. Así, aseguran, "Bolivia ingresa a la era espacial de las comunicaciones".
Hasta estas elecciones, el proceso político boliviano ha tenido demasiadas turbulencias en lo político. Se trató de un conflicto que obstaculizó permanentemente la posibilidad de desarrollo estructural.
De aquí en más, con el campo allanado, será el tiempo de la gestión. Una nueva época en la que gobierno y poder irán de la mano, pero en la que seguirán las escaramuzas electorales. La próxima cita serán las elecciones regionales y municipales de abril de 2010 en las que, tal como ocurrió en 2006, de elegirse por dentro del oficialismo candidaturas erradas pueden representar otro gran obstáculo para el proyecto del gobierno de Morales que resucite a aquellos que hoy aguardan agazapados.
Notas
- Como se ha dado a conocer la rebelión de los movimientos sociales que reaccionaron ante la intención gubernamental de vender gas vía Chile a los Estados Unidos. Así, con una suma de argumentos sensibles a la idiosincrasia boliviana, se aglutinaron fuerzas en contra del Gonzalo Sánchez de Lozada, quien respondió a sangre y fuego dejando un tendal de más de 68 muertos. Finalmente debió renunciar y nació la "agenda de octubre" que sintetizó las aspiraciones del campo popular.
- El MAS ganó de manera categórica en los departamentos de La Paz (78%), Oruro (77,3%), Potosí (74,9%), Cochabamba (67,6%), Tarija (48,6%) y Chuquisaca (53,1%).
- Ver "Conspiración, separatismo y magnicidio en Bolivia": http://www.ircamericas.org/esp/6139.
- La renta petrolera pasó de representar un 4,5 % del PIB en 2003 a un 14,7% del PIB en 2006.
- Algunas, como el petróleo, que condiciona el precio al cual se vende el gas, ha caído en 58%, el estaño 46%, la soya 36%.
- Para la Comisión Económica para América Latina (Cepal), en su Estudio económico de América Latina y el Caribe 2008-2009, publicado en julio pasado, "en 2008 la economía boliviana siguió presentando resultados positivos en términos de crecimiento de la actividad económica, cuentas externas y fiscales". "El PIB registró un incremento del 6,1 por ciento, es decir, 1,5 puntos porcentuales más que en 2007", y "el incremento de la actividad económica se tradujo en un descenso de la tasa de desempleo que pasó del 7,7 por ciento al 7 por ciento". Asimismo, señala el informe, el sector público no financiero registró un superávit equivalente al 3,2 por ciento del PIB. Al cierre de 2008, las reservas internacionales netas en poder del Banco Central de Bolivia alcanzaron un nivel histórico extraordinario: 46,3 por ciento del PIB. Para el mismo año, la deuda pública externa del Estado plurinacional de Bolivia se incrementó en 10,4 por ciento y corresponde principalmente a la deuda contraída con organismos multilaterales y la deuda bilateral, sobre todo con la República Bolivariana de Venezuela, en el marco del fortalecimiento de las relaciones económicas entre ambas naciones. Para el periodo estudiado por la Cepal, las exportaciones bolivianas aumentaron 44,6 por ciento.