Bertha Caceres es dirigente de COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras) y Frente Nacional Contra el Golpe de Estado. |
Entrevista con Bertha Cáceres, dirigente de COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras) y Frente Nacional Contra el Golpe de Estado.
¿Cómo están participando las mujeres en el movimiento?
Aún en los espacios que se dicen progresistas, para las mujeres es muy difícil porque enfrentamos esto que es la dominación y domesticación patriarcales, y las organizaciones del movimiento no están exentas de esto.
Yo pienso que la participación y el aporte de la mujer, a pesar de eso, ha quebrado este esquema de dominación de manera muy importante—desde la participación y la conducción del Frente Nacional contra el Golpe a nivel nacional, así como mujeres muy destacadas, mujeres muy fuertes, en la zona norte, en el occidente, el centro, incluso las litorales del atlántico y también aquí.
Otra manera que nosotros vemos esta participación de la mujer es directamente en la lucha. En las marchas y las movilizaciones vemos más de la mitad siendo mujeres y sobre todo en las que han sido más reprimidas.
Es algo que nos hemos venido anunciando, hemos venido diciendo, esta fuerte participación de las mujeres, y de manera tan heroica podríamos decir, incluso no sólo en las marchas, sino en el acción de defensa y respuesta ante la represión. Por ejemplo, las que han confrontado directamente al ejército ante la amenaza y ante algunos casos de reclutamiento forzoso de jóvenes han sido las mujeres, y sobre todo las mujeres indígenas.
Entonces de esto uno puede ver como las mujeres estamos participando en los diferentes espacios: en la comunicación, en la educación, en la propaganda, en todas las estrategias de lucha que tiene el frente, en posicionamientos, en el debate de como continuar, en aportar a un análisis colectivo de los diferentes escenarios que nos pueden presentar en este país.
¿Cómo se ven las mujeres incluidas en el proceso? Si yo fuera hondureña, ¿por qué debería luchar por una nueva constituyente?
Primero, porque significa enfrentar a una dictadura, a una dictadura basada en diferentes formas de dominación. Hemos dicho que no solo es el capitalismo depredador, no solo el racismo que también se ha fortalecido en esta dictadura, sino también el patriarcado. Entonces nosotras sentimos que luchar contra esta dictadura es ir más allá con una visión más estratégica, más al largo plazo, es luchar por esta nación.
Una asamblea nacional constituyente, yo siento, es fundamental para las mujeres. Porque por primera vez nosotras estaríamos sentando el precedente de dar un paso muy firme para la emancipación como mujeres, para empezar a romper estas raíces de dominación. El hecho que en ningún momento en la constitución actual menciona a la mujeres—ni una vez—y por ejemplo, establecer en una constitución nuestros derechos humanos, nuestros derechos reproductivos, sexuales, políticos, sociales económicos—eso es realmente enfrentar un sistema de dominación.
Entonces por eso nosotras las mujeres queremos participar fuertemente—no ser observadoras, no ser sectores aislados, encerrados en un análisis estéril y corto, sino queremos ser protagonistas, queremos ser actores principales, decidiendo, aportando al debate.
Yo creo que este debate va a ser uno de los más duros porque hay que enfrentar a los sectores fundamentalistas, reaccionarios. Entonces nosotras tenemos que estar conscientes que esto es un desafío para las mujeres: de no permitir que otros u otras decidan por la mayoría de las mujeres pobres. Porque esta es una lucha también entre ricos y pobres, entre mujeres pobres y mujeres ricas, y es así de claro. Entonces también tenemos que estar conscientes que esta lucha cruza un montón de situaciones y es por estas razones que nosotras tenemos que creer más que nunca en la necesidad de una asamblea nacional…
¿Cuál es la agenda que tienen que defender las mujeres?
El patriarcado no es exclusivo del sistema capitalista ¿verdad? Ni de una u otra cultura nada más… Es ir hacia una nueva constitución, es un proceso para refundar nuestro pensamiento, es el inicio de esto, es comenzar a desmontar este pensamiento de que otros tienen que decidir por nuestro cuerpo, y empezar a garantizar que las mujeres somos dueñas y tenemos el derecho a la autonomía de nuestros cuerpos. Es una acción política; es una propuesta política.
El hecho de tener y garantizar el acceso a la tierra, a las territorialidades, a las culturas, a la salud, a la educación, al arte, al empleo digno y pertinente para nosotras las mujeres, y muchas otras cosas más, son elementos que nosotras debemos garantizar en este proceso de una nueva constituyente para encaminar un proceso del liberación realmente.
¿Qué ha sucedido en estos 52 días de golpe a las mujeres?
Como siempre en la dictadura, la represión fortalece estas formas de violación y de violencia contra las mujeres, y está demostrado que Honduras no es la excepción en cuanto a esto. Hemos visto con las compañeras, sobretodo rurales e indígenas y negras, como han sido violentados su derecho a la movilización e incluso tenemos un caso de las mujeres garífunas en que los militares les dijeron al salir de la Ceiba, la parte norte del país, que tenían prohibido venir aquí, que solo podían estar allá. Es increíble la violación de los derechos humanos y allí se ve claramente el hecho de que solo vieron que era un bus lleno de garífunas, y sale el racismo de inmediato. Se subió el militar al bus, lo vio, y dijo "no, hay que bajarlos, regresarlos—tienen prohibido ir a Tegucigalpa. No se pueden mover de aquí."
Y a las compañeras indígenas y ancianas que fueron detenidas, encarceladas en lugares ilegales para detención, se les decía insistentemente—además de que fueron manoseadas, tocadas, de verdad afectadas en su integridad física y emocional—les decía que "tenemos que ver la vagina (en otras palabras)… Allí están las armas de ustedes."
O el hecho, por ejemplo en San Francisco Opalaca, un municipio indígena, donde el ejército acorraló y amenazó, sobre todo a las mujeres, diciéndoles que si salían a movilizar, si salían del municipio, iban a ser reclutados sus hijos. Era una forma de extorsionar, de intimidar, de aterrorizar a las mujeres indígenas. Porque ellos saben que ellas son las primeras en confrontarlos cuando se trata de eso. En Honduras ha habido un proceso, una lucha contra el reclutamiento forzoso en que fueron las mujeres y los jóvenes los grandes protagonistas para lograr que se abolieran el servicio militar obligatorio. Eso fue en 92.
Ha habido un montón de violaciones a los derechos humanos, persecuciones a nuestras familias, a las organizaciones, intervenciones de nuestras comunicaciones, amenazas de manera constante, sistemático. Eso es una realidad que vemos en este país y por esto está aquí la Comisión Interamericana (de Derechos Humanos), para que vea los hechos en carne propia, que no es cuento lo que está pasando.
¿Ud. ha sufrido violaciones has sufrido personalmente?
Tres días antes del golpe—yo vivo en La Esperanza con mi familia, mi madre y mis hijos—y fue rodeada mi casa por tipos vestidos de civil, armados, con walkie-talkie, con celulares. Estuvieron hostigando, rodeando la casa por muchas horas, y eso ha sido día y noche. En varias ocasiones, han llegado policías, ejército, a mi casa, sabiendo que sólo se encuentran mi madre y mis dos hijos menores. Ha habido una vigilancia constante y uno se da cuenta en esta situación, con esta dictadura—es obvio. Nosotros creemos que esto es una dictadura represora, eso es lo que una espera, pero seguimos aquí luchando porque no nos van a intimidar.
¿Qué valor le das al grupo de observación feminista internacional que está en estos días?
Nosotras igualmente valoramos todas las delegaciones que vienen, pero sabemos que incluso estos sectores son más militantes, tienen un compromiso, una alianza natural, estratégica con nosotras. Son, pues, compañeras para nosotras—no son alguien extraño que viene a observar, sino que son personas qué están conscientes de por qué es esta lucha, cual es la causa, cual es el compromiso, y vienen no solamente a observar sino a acompañarnos también en esta lucha. Eso tiene un valor mayor para nosotros.
¿Qué esperas de la comunidad internacional ahora que parece que fracasó la mediación?
Yo hago una diferencia entre uno que es la comunidad internacional formal—que es la OEA, la ONU, los gobiernos de los estados—y a esos nosotros exigimos que sean coherentes con su discurso de democracia, con su discurso en la ONU, en la OEA, que sean coherentes con las resoluciones ya dadas. Porque la responsabilidad de salvar a este país y lograr el retorno a la institucionalidad y de arrancar de nuevo con un proceso democrático incipiente es también responsabilidad de la comunidad internacional. Hemos visto la participación directa de gobiernos como el de EEUU, los actores del Pentágono, la CIA y todos los agentes terroristas que tienen desplegados—contra-revolucionarios, desestabilizadores de estados y gobiernos del pueblo—con el claro objetivo de iniciar una tendencia golpista en nuestro continente que va dirigida hacia el sur.
Pensaban ellos, y se equivocaron, que Honduras era el eslabón más débil, porque aquí se había iniciado un proceso de participación, de incorporación al ALBA, de relaciones con el sur y con el Caribe de nuestro continente. Aquí se equivocaron, calcularon mal. Habían dicho que iban a ser 2 días de resistencia, y se equivocaron. Este pueblo demostró que tenemos capacidad no solo para 52 días, sino para mucho más tiempo.
Y nosotros le exigimos por esto a la comunidad internacional que sea responsable, que no vea el problema de Honduras como algo terciario en sus agendas. También estamos conscientes que nos puede pasar lo que le pasó a Haití, que fue como una llamarada de tusa en el medio internacional y después quedó silenciado lo que pasa en Haití.
Y por otro lado, lo que nosotros pedimos es un movimiento internacional solidario, activo con nosotros, acompañándonos. Cualquier acción de este movimiento para nosotros es igualmente importante que estas marchas que tenemos aquí todos los días. Es presionar a la OEA, a sus propios gobiernos, a que llevan las sanciones al gobierno golpista, a que cumplan las resoluciones de la OEA, de la ONU. A que nosotros podamos salir por medios autónomos, independientes de la comunicación. Esto es muy valioso porque recuerden que seguimos con el terror y la manipulación mediática en nuestro país. Esto es valiosísimo para nosotros. Cualquier acción—de enviar una carta, de enviar delegaciones—todo para nosotros es valioso. Por eso hacemos esta diferencia. Sabemos que este movimiento social y político siempre va estar con nosotros.
En esta observación de las feministas sabemos que van a entregar un informe. ¿Qué sería lo más importante sobre violaciones que han habido en estos 52 días a los derechos de las mujeres?
Yo creo que las violaciones a la integridad física y emocional, a su sexualidad, a usar el cuerpo de las mujeres, que es donde se ensaña más la fuerza represiva de los militares. También restringir nuestro derecho a expresarnos—a mi me parece que es uno de los peores violaciones a nuestras derechos humanos. Nosotras no podemos ir a ningún medio de los golpistas a expresar nuestras posiciones. También a la movilidad, a la organización, a la libre reunión, que podemos ser capturadas en cualquier momento y hostigadas aunque sean nuestras mismas organizaciones.
¿Qué esperas de esto?
Nosotros esperamos mayor fortalecimiento del movimiento hondureño, comenzando por una etapa de fortalecimiento desde las bases ¿Qué significa esto? Es un trabajo de municipio, de departamento. La gente nos está dando una gran lección—ellos están formando el Frente a nivel municipal. Pero en muchos lugares no se ha hecho. Entonces es una labor prioritaria en esta nueva etapa del Frente Nacional Contra el Golpe. Esto creemos que es grandioso y esperamos lograr la sustentabilidad de este movimiento, que es de largo plazo.
¿Y cuál es la agenda para las mujeres en esta etapa?
Para nosotras, es intensificar nuestras demandas porque tenemos demandas históricas. Aquí estamos viendo las demandas históricas de los diversos sectores, organizaciones y movimientos. Yo creo que nosotras tenemos que poner más que nunca estas demandas históricas a los oídos en el debate del pueblo hondureño de manera abierta. Sea feminista o no, hay que poner esta agenda de discusión en el debate para ir construyendo el contenido de lo que pueda ser una nueva constitución.
Laura Carlsen y Sara Lovera