Por aquellos días, la oposición política boliviana volvía a trancar con argumentos de rapiña una iniciativa gubernamental. El debate giraba en torno a la nueva Ley Electoral de cara a las elecciones generales de diciembre próximo. La cosa no avanzaba y los antagonistas se endurecían. Como en octubre de 2008, los movimientos sociales amenazaban con conquistar La Paz, al tiempo que el presidente, desde el Palacio Quemado, salía en la tapa de los diarios mascando coca, en zapatillas, sobre un colchón castigado haciendo huelga de hambre. La derecha, por su parte, apelaba a la eterna victimización.
Fue en ese marco que Evo Morales afirmó: "Posiblemente tengo los días contados. Que sepa el pueblo boliviano: si pasa algo con Evo, con Álvaro, con los ministros, será obra de la derecha fascista que se está organizando con apoyo de la Embajada de los Estados Unidos"1. Sonó a frase de barricada, a la clásica estrategia gubernamental de apretar y radicalizar su discurso visceralmente antiimperialista en momentos delicados. Pero, al menos esta vez, no fue simplemente una táctica.
Deberían pasar tres días más para que los diarios despabilaran a la sociedad boliviana informando que una bomba había estremecido los cimientos de la casa del Cardenal Julio Terrazas, férreo opositor gubernamental. El hecho tuvo lugar en Santa Cruz de la Sierra. El cardenal, curiosamente, no se encontraba en su hogar.
Pasado ya el sismo por la ley electoral, con este nuevo episodio los dardos volaron de un lado para el otro. La oposición se alineó ordenada y en fila para responsabilizar al Ejecutivo. Por su parte, desde el gobierno no tardaron un instante en condenar el hecho.
El escenario se presentaba turbio, enrarecido. Políticamente, nada indicaba que el gobierno ganara algo atentando contra sus opositores. No lo hizo mediante la coerción legítima del Estado cuando el "golpe cívico-prefectural" de septiembre y octubre del año pasado. Y, luego de la "Masacre del Porvenir", cuando se decidió a emprender una ofensiva, lo hizo desde la estructura del Estado, con las armas legales correspondientes. La otra tesis indicaba que podría haber sido un autoatentado. Pero esa opción también sonaba extraña.
Los hechos
En la madrugada del 16 de abril efectivos del grupo Delta y de la Unidad Táctica de Apoyo y Reacción (UTARC) entraron violentamente al Hotel las Américas, en pleno centro cruceño. Hubo explosiones y tiroteos. En la refriega cayeron tres hombres: el boliviano-croata Eduardo Rózsa Flores, el irlandés Michel Martin Dwyer, alias "Mike" y el rumano Magyarosi Arpak, alias "Carlos".
La policía informó que además hubo dos detenciones: la del boliviano-croata Mario Tadic Astorga, alias "Francisco" y el húngaro nacido en Rumania Elöd Tóazó, alias "Alf", encarcelados hoy en La Paz. Según se dio a conocer ese mismo día, habría un sexto integrante, apodado el "Viejo", quien se habría dado a la fuga. En el cuarto se encontraron armas de diversos calibres y bombas C-4 con sus respectivas mechas, las mismas que habían sido utilizadas en el atentado contra el Cardenal.
Inmediatamente comenzaron las interpretaciones. Evo había partido del país rumbo a Cumaná, Venezuela, donde se realizaba la Cumbre del la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), por lo que el vicepresidente Álvaro García Linera fue quien se hizo cargo de la situación. En conferencia de prensa habló de "ultraderecha internacional" y "célula terrorista". A su vez, desde Río de Janeiro, el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, confirmó que los detenidos confesaron su participación en el atentado perpetrado contra el domicilio del viceministro de autonomías, Saúl Ávalos, el 29 de marzo anterior.
Los medios de comunicación estaban desconcertados. Nadie se atrevía a afirmar nada, todo se lo hacía en potencial. Así lo sugirió el diario El Nuevo Día en su titular de apertura del viernes 17: "¿Terrorismo o montaje?"
"Montaje", "show", "recurso distractivo", "autoatentado", "cortina de humo" y "payasada" fueron los calificativos que la oposición eligió al día siguiente. "Cualquier ciudadano común puede decir que éste es un burdo montaje, un show. Seguramente lo que han preparado dentro de la Feria de Exposiciones ya estaba totalmente acomodado para ellos", declaró el prefecto cruceño Rubén Costas en improvisada conferencia de prensa. Se refería al allanamiento que esa misma mañana había realizado la policía en un stand de la Cooperativa Telefónica de Santa Cruz (Cotas), en la Feria de Exposiciones. Allí se incautó un arsenal aún mayor que el descubierto en el cuarto piso del Hotel Las Américas.
Una entrevista póstuma
El hervidero de especulaciones fue voraz y en todas las direcciones. Las versiones se multiplicaban al tiempo que cada uno de los actores políticos buscaba llevar agua para su molino de cara a las elecciones de diciembre. Pero las burbujas desinformativas se fueron pinchando paulatinamente. La complejidad del caso, fogoneada por la polifacética y contradictoria historia de vida de Rózsa Flores (ver recuadro), comenzó a desenredarse cuando el periodista croata, András Kepes dio a conocer desde Hungría una entrevista póstuma al terrorista, una suerte de "última voluntad o testamento".
Allí, Rózsa Flores reveló que fue llamado por autoridades cruceñas para formar una milicia a fin de luchar contra el Gobierno central, pues si no se concedía a Santa Cruz un mayor nivel de autonomía, se declararía la independencia para crear un nuevo país. Las frases, a lo largo de los 49 minutos que duró la entrevista, fueron categóricas:
- "Pasaré de Brasil a Bolivia y comenzaré a organizar una milicia, basada en la decisión de Santa Cruz" de obtener una autonomía de corte federalista.
- "Si ellos, el gobierno, no permiten la autonomía de Santa Cruz, Santa Cruz está dispuesto separarse de Bolivia".
- "Los organizadores proveerán el financiamiento y las armas, las mismas que se obtendrán al margen de la ley. Probablemente desde Brasil, porque en Bolivia el comercio de armas no es legal".
- "No marcharemos con banderas o con varas de bambú, lo haremos con armamento".
- "No me lanzaría a la selva boliviana para jugar a ser el Che Guevara".
- "No voy a lanzar un ataque contra La Paz, tampoco ayudaré a lanzar una ofensiva sobre la capital del país ni derrocaría al presidente Evo Morales. Organizaremos la defensa y la resistencia …"
Sin embargo, todo indica que esta última afirmación del mercenario fue modificada con el correr del tiempo, pues en las diferentes investigaciones se fueron descubriendo planes minuciosos para atentar contra la vida del presidente, del vice, del gabinete en pleno y hasta del prefecto cruceño.
El viceministro de Régimen Interior, Marcos Farfán, afirmó que en el hotel hallaron "organigramas, planes y documentos que apuntan y demuestran que los atentados no iban a concluir con la casa del cardenal Julio Terrazas, sino que había una cadena de actos terroristas. Se tiene informes de que cuando el presidente Morales se reunía con su gabinete en el lago Titicaca, los terroristas intentaron colocar un explosivo al buque multipropósito de la Armada Boliviana en que se desplazaban". Eso fue el 27 de marzo pasado.
Farfán agregó que el grupo siguió a Morales en varios actos públicos para estudiar su sistema de seguridad. "Incluso el prefecto Costas estaba entre los blancos que estos terroristas perseguían", añadió. Evidentemente, la estrategia de la célula era el desconcierto, la confusión, el caos.
Algunas frases más:
- En un video difundido por la fiscalía se lo ve a Rózsa, gordo, diciendo: "Mierda, haberlo sabido con tiempo lo de la sesión del gobierno que tuvieron en el Titicaca el otro día. Le habría mandado a uno de estos (aparecen en imagen sus compañeros Dwyer y Arpak. Se lo ve también a Tadic, junto a una columna) vestidos de rana y les vuelo el barco. Estaban todingos, todingos, no faltaba uno". Rózsa habla con la jactancia de un jefe.
- Sobre Costas: según Juan Carlos Gueder, uno de los implicados por venta de armas y ex militante de la Unión Juvenil Cruceñista, Rózsa habría dicho: "Más vale un mártir muerto que un cojudo vivo, que no vale nada como gobernador".
La estrategia del gobierno fue explícita. En boca del vicepresindente: "Se tiene que establecer quién trajo a estos terroristas extranjeros desde Croacia, Irlanda… Quién los mantenía. Quién les daba el dinero para que vivieran en un hotel o en otro. El Gobierno no va a descansar un solo segundo hasta encontrar las otras ramificaciones, otras células de terroristas y de mercenarios, pero fundamentalmente los financiadores, los que les pagaron para cometer este tipo de atentados".
"La Ultraderecha Internacional": Bolivianos, Croatas, Húngaros, Carapintadas
Las mil caras de un mismo hombre
Marxista, judio, periodista, antisemita, separatista, escritor, anticomunista, del opus dei, heroe de guerra en Croacia, islamista radical, actor, Blogger, terrorista. Todos epítetos que, aunque tal vez contradictorios, pueden con absoluta legitimidad endilgársele a Eduardo Rózsa Flores. Apenas descubierta la célula en el Hotel Las Américas, poca información certera era la que circulaba. Pero la ambición periodística exigía respuestas, al menos insinuaciones. Así fue que la primera tarea se abocó a investigar a los caídos y los sobrevivientes. La búsqueda fue frondosa, pero no menos apasionante. Rózsa le daba a las investigaciones ese toque apasionante, ambivalente, polifacético. Eduardo Rozsa Flores nació el 31 de marzo de 1960 en Santa Cruz. Su padre fue un judío comunista y bohemio, Jorge Rózsa. Su madre fue Nelly Flores, ferviente católica. En 1971, con el golpe de Estado de Hugo Banzer, su familia decidió autoexiliarse al Chile socialista de Salvador Allende. Allí vivieron hasta un nuevo golpe militar, el de Augusto Pinochet. El Cono Sur se volvía cada vez más hostil, así fue que optaron por partir nuevamente, esta vez rumbo a Hungría. Eduardo ingresó en la academia militar Félix Dzerzhinski, de la ex Unión Soviética. Los años fueron pasando, mientras el cruceño iba cultivando anticuerpos contra el sistema político que tanto había admirado. Afirmó que "la inmoralidad, la mentira, los crímenes cometidos en nombre del ‘socialismo real’ son imperdonables". De regreso en la capital húngara se matriculó en la Universidad de Budapest para seguir la carrera de Filosofía y Letras. Así comenzó a trabajar como periodista siendo corresponsal de la agencia noticiosa Prensa Latina, de Cuba, y el periódico español La Vanguardia y la BBC de Londres. Así fue como el diario español le envió en 1991 a la ex Yugoslavia para cubrir la Guerra de los Balcanes. "Fue como estar en el lugar justo en el momento justo", declararía años después. Pero la misma lógica de la guerra conjugada con su evidente búsqueda por pasiones extremas con las que aliarse y poner el cuerpo lo llevaron a dejar su oficio para volcarse de lleno al conflicto bélico. Se enroló junto a las fuerzas croatas que combatían a los serbios, en una guerra que duró hasta 1995 y desmembró a Yugoslavia. Eduardo se incorporó al ultraderechista Movimiento de Liberación Croata, fundado en 1956 por los colaboracionistas al régimen nazi de Adolf Hitler. Fue herido en tres oportunidades y dirigió la Brigada Internacional Croata compuesta por 380 hombres de 20 nacionalidades. Por esta labor fue considerado "héroe de guerra" por Croacia. Xavier Vinader era por aquel entonces presidente internacional de Reporteros sin fronteras. En el periódico El Temps* relata el estupor de los suyos al descubrir que el periodista había renovado objetivos: "Flores—todo el mundo le llamaba así—empezó a enviar crónicas y crónicas hasta que un día los integrantes de la sección Internacional del diario barcelonés lo vieron, en una foto de agencia, encima de un tanque croata, vestido con un traje de camuflaje y armado hasta la coronilla. Se quedaron de piedra. Su corresponsal, sin decir nada a nadie, había colgado la pluma y se había alistado junto a los croatas como mercenario". Y agrega: "La Brigada Internacional, y también Flores—que se inventó una biografía fantasiosa—fueron objeto de una investigación de un equipo de RSF cuando, en 1992, fueron asesinados el periodista suizo Christian Wutenberg y el fotógrafo inglés Paul Jenks. Ambos habían intentado meter la nariz en las prácticas siniestras de aquel grupo de mercenarios y conocían muy bien los tejemanejes de Flores. Posteriormente aparecieron más indicios de su participación en más operaciones de guerra sucia, de organizar una red de comercio ilegal de iconos expoliados en iglesias serbias y de multitud de fechorías. El caso de Flores fue denunciado en cumbres periodísticas internacionales. Scotland Yard abrió una investigación para descubrir la muerte de Paul Jenks, pero nada impidió que acabara la guerra condecorado por Croacia y con pasaporte de este país en el bolsillo." Años después abandonaría el catolicismo para convertirse al Islam. Tal es así que llegó a ser vicepresidente de la Comunidad Islámica Húngara. Su vida fue llevada al cine con la película "Chico", en la que él hace de él mismo. La película, que recorre desde su niñez hasta la guerra de los Balcanes, recibió algunos galardones internacionales, entre los que se cuentan los de mejor dirección y el premio en el Festival Karlovy Vary, de la República Checa. Obtuvo también la mención a la mejor película en el Festival de Budapest, Hungría. Es escritor también: "Guerra sucia" es su libro fundamental que ha sido publicado en húngaro y croata y estaría prevista que salga en inglés en 2010. Con otro de sus textos, "Lealtad" se hizo también poeta. Con su conversión al Islam, se volvió un militante de la causa palestina. Desde su blog, www.eduardorozsaflores.blogspot.com exigió la salida de Israel de la Franja de Gaza y de las tropas estadounidenses de Irak. Pero no por eso vaya a creerse que a estas alturas Eduardo era un hombre de izquierdas. En el mismo sitio se encuentran sus rotundos argumentos anticomunistas, sumados a los muchos links con diversas páginas separatistas cambas. Al momento de su muerte, Eduardo Rózsa Flores tenía 49 años. Y todo indica que como en la lejana Europa, buscaba una nueva balcanización en el corazón de América Latina.
Versión traducido al español http://rebelion.org/noticia.php?id=84909. (Foto: api.ning.com.)
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Las investigaciones fueron avanzando, pero sin duda la publicación de la entrevista marcó un antes y un después. Y, como afirmó García Linera, la línea investigativa se concentró en la búsqueda de las cabezas ideológicas.
Así fue que el 4 de mayo pasado el fiscal Marcelo Sosa dio una breve conferencia de prensa en la que se dieron a conocer algunos datos fundamentales. Basado en las declaraciones de los implicados Juan Carlos Gueder y Alcides Mendoza que se decidieron a colaborar con la investigación (ambos ex miembros de la Unión Juvenil Cruceñista, ambos acusados de proveer armas a la célula), del "testigo clave" Ignacio Villa Vargas ("el Viejo", a quien la policía habría infiltrado en el grupo desde enero) y de los dos terroristas detenidos, el fiscal vinculó a la célula con las más altas esferas políticas y empresariales de Santa Cruz.
Sosa mencionó al ex presidente del Comité Cívico pro Santa Cruz de origen croata, Branko Marinkovic, al prefecto de ese departamento Rubén Costas, al actual vicepresidente cívico y dirigente ganadero Guido Nayar y al presidente de la federación de empresarios privados cruceños, Pedro Yovio. También habló del presidente de la Cámara de Agropecuaria del Oriente (CAO), Mauricio Roca, del abogado de Cotas, Luis Alberto Hurtado Vaca, del ex general del Ejército Lucio Áñez Ribera y hasta de Carlos Guillén, el vicepresidente de uno los principales clubes de futbol de la región, el Blooming.
Guillén habría proporcionado al grupo de Rózsa un auto marca Hyundai a cambio de 3.500 dólares. Pero no sólo eso, también fue el financista de la milicia en el hotel Las Américas, donde residía la célula desde el 14 de abril. La explicación que dio fue que como vicepresidente del Blooming, tiene crédito en el lujoso hotel. Respecto de la venta del auto, Guillen declaró que Rózsa se le presentó bajo la identidad de Germán Aguilera Roca.
Por su parte, de Hurtado (el abogado de Cotas) se mencionó que fue otro de los financiadores del grupo. Su rol habría sido costear los gastos de los mercenarios tanto en el hotel Asturias, donde estuvieron 82 días, como en el Las Américas y en el Gran Hotel Santa Cruz2. Recuérdese que fue en un stand de Cotas en la Feria de exposiciones, emblema de la burguesía cruceña, donde se encontró el segundo arsenal del grupo.
Según el fiscal, Villa "el Viejo" Vargas habló de una reunión secreta entre Rózsa y la crema separatista—Marinkovic, Roca, Yovío y Nayar—en la que el prefecto participó telefónicamente. Allí, el jefe de los ganaderos (Nayar) habría ofrecido campos para el entrenamiento de la milicia, Costas habría ofrecido una casa segura y Marinkovic 200 mil dólares. A su vez, Alcides Mendoza habría confirmado que quien inicialmente financió al grupo para la compra de armamento fue Marinkovic, quien habría entregado el dinero a un grupo de argentinos, quienes se dieron a la fuga con la pequeña fortuna.
García Linera, desde un principio, habló de "ultraderecha internacional". Y no fue algo casual. El hecho de que hayan sido argentinos los que huyeron con el dinero, remite a la denuncia que la periodista Nora Veiras del diario argentino Página/12 hiciera el pasado 21 de abril3 Allí, ella desgrana las relaciones entre los militares, más conocidos como "carapintadas"4, que se sublevaron contra los sucesivos gobiernos democráticos en Argentina a fines de los 80 y comienzos de los 90, y los recientes sucesos de Santa Cruz.
El punto de contacto es Jorge Mones Ruiz, con quien Rózsa se habría reunido en los primeros días del mes de abril. Mones Ruiz estuvo destinado como oficial de inteligencia del Ejército argentino en Bolivia durante un tramo de la última dictadura, a mediados de los ’80 y, al parecer, suele jactarse del comprensión de sus camaradas y ex camaradas bolivianos.
En su reciente viaje a Bolivia, Mones Ruiz vino acompañado de Liliana Raffo de Fernández Cutiellos, viuda del teniente coronel Horacio Fernández Cutiellos, caído durante el intento de copamiento del Regimiento de La Tablada por parte del Movimiento Todos por la Patria, en 1989. Ella, a su vez, habría conseguido credenciales del diario Estrella del Oriente con las cuales habría accedido a una entrevista con el ex prefecto de Pando, Leopoldo Fernández, detenido en la prisión de San Pedro acusado de conspirar contra el gobierno y de la matanza de campesinos en septiembre último, más conocida como "Masacre del Porvenir".
Pero eso no es todo. Mones Ruiz es también el emisario argentino de UnoAmérica, una organización continental que aspira a ser la contraparte de Unasur. Al día de hoy, su influencia real en los diferentes procesos latinoamericanos ha sido marginal, pero no por eso menos radical. UnoAmérica se dedicó con particular interés a desmantelar la investigación de la comisión de Unasur respecto de la reciente "Masacre del Porvenir".
Para dicho fin utilizaron a la Human Rights Foundation (HRF, por sus siglas en inglés). En dicha empresa estuvo implicada Centa Reck, integrante del directorio de Human Rights Foundation—Bolivia y directora del diario La Estrella de Oriente. Al día de hoy, HRF acompaña las acciones planteadas por la defensa de Fernández ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Hugo Achá es (o era) el presidente de HRF en Bolivia. Es otro de los acusados de haber financiado a la célula. Hasta tiene un alias propio: "Superman". El negó toda implicancia, pero admitió contactos con Rózsa, quien, en sus palabras, se le habría acercado como periodista de la BBC por el caso de la "Masacre del Porvenir". Según afirmó el fiscal, Tadic, hoy compañero de prisión de Fernández, aseveró que ofrecía dinero a Rózsa. Hoy, Achá está prófugo en Estados Unidos.
Para más datos, en su edición del 12 de mayo del diario Página/12, Veiras comunica de un informe recibido por la cancillería argentina desde la embajada en Bolivia, donde se señala que en la zona del Beni (norte de Bolivia) habría "una célula argentina de once ex carapintadas que se sumarían a otras dos células (brasileña y uruguaya), integradas por ex militares que habrían estado en misión en los Balcanes". El nexo conector de esta derecha internacionalista serìa, justamente, Human Rights Foundation—Bolivia5.
Las interpretaciones
"Son los mismos rostros que impulsaron la toma, saqueo y quema de entidades estatales en nombre de la legítima demanda de autonomía del pueblo cruceño, son rostros emparentados políticamente con quienes en el norte del país precipitaron una masacre de indefensos campesinos, son rostros que alentaron el atentado terrorista contra el ducto de exportación de gas al Brasil, son los rostros que lideraron, junto a otros, el frustrado golpe cívico-prefectural de agosto y septiembre de 2008", editorializa el diario estatal Cambio en su edición del 5 de mayo.
No es novedad el encono que obsesiona a la derecha boliviana contra el presidente Evo Morales. Sus embates son constantes, por todos los frentes, legales o no. Así fue como luego del referéndum revocatorio de agosto de 2008, propiciado por la derecha política en contra de la voluntad de la derecha regional, los separatistas dieron inicio a su estrategia propia.
Confirmando (y resignándose a) la hegemonía masista en la zona altiplánica, los dirigentes de la "Media Luna" (que comprende a los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija) iniciaron, en palabras del periodista Hugo Moldiz Mercado6, una "guerra de posiciones".
Se daba inicio así a lo que el Ejecutivo dio en llamar "golpe cívico-prefectural". El objetivo entre agosto y octubre del año pasado, a pesar del contundente 67,41 por ciento obtenido por Evo en las urnas, era ostentar el control territorial de la región. Las medidas fueron la toma de instituciones estatales, la huelga de hambre, el bloqueo de caminos.
En ese contexto, el 8 de septiembre, es que Rózsa mantiene la conversación antes citada con el periodista Kepes. En ese momento fue que aseguró que no estaba en sus planes atentar con Morales, que su objetivo se limitaría a la "defensa y resistencia". El diseño era claro. Cada una de las iniciativas buscaba la represión por parte del gobierno central con el objetivo de victimizarse, caracterizando a su vez al ejecutivo de homicida.
Como confirmando dicha tesis, el mismo Rózsa declaró: "Entendemos que habrá una ofensiva del gobierno central con el despliegue de las fuerzas armadas e indígenas". En ese mismo período, el por entonces embajador estadounidense Philip Goldberg fue visto en Santa Cruz, donde mantuvo una reunión con Costas y dirigentes cívicos el 21 de agosto. Ese hecho le valió la expulsión del país por parte del gobierno. Al igual que Rózsa y varios de los miembros de la célula, Goldberg venía de ejercer funciones en la embajada norteamericana de la fracturada ex Yugoslavia.
De acuerdo con una denuncia del ex diputado socialista Vásquez Michel citada por Moldiz Mercado, "el 2 de septiembre, dando exhaustivo cumplimiento a esa agenda golpista, dos funcionarios norteamericanos—por encargo de Goldberg—sostuvieron otro encuentro conspirativo con cuatro generales en retiro, en la casa del general Elías Eduardo, encargado de la seguridad de la prefectura de Santa Cruz y hombre de toda confianza del prefecto Rubén Costas. Entre los militares estuvieron el general Ontiveros, el general Marcelo Antezana y el general Herlan Viestrox" y tres días después "el encargado de asuntos militares de la Embajada de EEUU conversó en Santa Cruz con el Comandante de la Octava División, el general Antonio Bracamonte, el teniente coronel Dieter Claure y otros, para planificar una entrega de las unidades militares a los grupos paramilitares. Con eso se esperaba tensionar más la situación y dar la sensación de que el gobierno había perdido el control de las fuerzas armadas".
El Presidente Morales afirmó recientemente que autoridades de la prefectura, del Comité Cívico y algunos empresarios crearon en Santa Cruz un "Consejo Supremo de Resistencia" para convertir a la capital cruceña en un nuevo Kosovo y lograr así la división del país.
Pero el gobierno nunca reprimió, ostentó en todo momento el control de las Fuerzas Armadas y, cuando avanzó, lo hizo mediante los movimientos sociales. A los líderes autonomistas todo se les terminó de ir de las manos7 con la ya varias veces citada "Masacre del Porvenir". Así, rodeados, se vieron forzados a replantear objetivos y circunstancias aceptando el "Gran Acuerdo Nacional" propuesto por el gobierno.
Las batallas siguientes tuvieron menor intensidad. Primero la resistencia a convocar a elecciones por la Nueva Constitución Política del Estado (NCPE) en octubre, luego la aprobación de la NCPE del 25 de enero pasado y el último episodio respecto de la reciente nueva Ley Electoral de cara a los comicios de diciembre venidero. En todas las cruzadas, la oposición regional se mostró replegada, a la defensiva. De hecho, resulta llamativo como del día a la mañana resignaron candidatos propios a la presidencia, al tiempo que se desplegaron presidenciables indígenas por todo el país.
Pero bajo la mesa todo indica que el separatismo tenía una nueva carta: el liso y llano asesinato del primer mandatario, junto a su vice y todo su gabinete. Lo que representaba un nuevo salto al vacío, aventurándose hacia la nada. Otra vez.
Notas
- Lo dijo el 12 de abril.
- Según el diario "La Prensa "del 6 de mayo, Hernán Rossell, gerente del hotel Las Américas, confirmó que quien hizo la reserva por 30 días para seis personas fue Hurtado Vaca, quien pago en efectivo. Evelín Leigue, del Gran Hotel Santa Cruz, confirmó que Luis Hurtado registró al grupo entre el 3 y el 14 de abril, por cuyo concepto pagó 13.000 bolivianos en efectivo. Rómulo Estívariz, abogado de Lorena Rojas, gerente del hotel Asturias, declaró que Hurtado Vaca pagó alrededor de 60.000 bolivianos en efectivo por unos 70 días, en los que siete personas permanecieron hospedadas en ese establecimiento.
- http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123612-2009-04-21.html.
- Los carapintadas fueron varios grupos de activistas militares de extrema derecha que llevaron a cabo una serie de alzamientos entre 1987 y 1990 contra los gobiernos de Raúl Alfonsín y luego de Carlos Menem en Argentina. El mote alude al uso de pintura de camuflaje por parte de los insurrectos, que tomaron varias bases militares y se batieron contra las fuerzas leales al gobierno constitucional en busca de la finalización de los procesos levantados contra los protagonistas de la más cruenta dictadura que vivió la Argentina (1976-1983). Aunque los líderes carapintadas fueron arrestados, juzgados y condenados a prisión, la mayoría de los participantes en los hechos no recibió castigo, y los cabecillas fueron indultados por el entonces presidente Carlos Menem en 1989 y, luego, Eduardo Duhalde.
- http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-123612-2009-04-21.html.
- "Dos momentos del plan ultraderechista", Cambio, lunes 4 de mayo.
- Ver "Bolivia: una nueva masacre y el repliegue conservador".