Millones de indígenas han migrado de nuestros pueblos y comunidades a las grandes ciudades de México, y alrededor de medio millón de indígenas mexicanos viven en los Estados Unidos. Comenzó con la búsqueda de trabajo para el bienestar de las familias y el mejoramiento de nuestros pueblos de origen ante la seria crisis económica de la década de los 80s, la cual no se ha superado desde entonces.
El gobierno mexicano ha dicho repetidamente que México es fuerte y podrá resistir la grave crisis económica mundial y principalmente la de los Estados Unidos, que comenzó desde hace dos años. Sin embargo, México ha sufrido una crisis económica durante los últimos 28 años. Esta no se ha superado porque ningún gobierno ha sido capaz de resolverla, en parte porque los mexicanos ya estamos tan acostumbrados de vivir en la crisis.
El número de migrantes mexicanos durante esos 28 años en Estados Unidos ya suma a 26 millones, y no es verdad eso de que muchos se están regresando a sus comunidades a raíz de la situación crítica reciente en los Estados Unidos. La migración ha ayudado un poco a sentir menos la crisis por las grandes cantidades de dinero que mandábamos a nuestras familias y al mismo tiempo ha apoyado la economía regional, estatal y a nivel nacional en México.
Ahora ante la grave crisis económica en los Estados Unidos, el gobierno mexicano se preocupa más de la disminución del envió de remesas a México que de implementar un verdadero desarrollo económico en todo el país, en los lugares en donde hay una fuerte expulsión de migrantes. El gobierno ha llegado al punto de pedirle a los migrantes que no dejemos de mandar dinero a nuestras familias, de esa forma responsabilizando a los migrantes por el estado mexicano.
La migración indígena dentro del marco de la migración y los derechos humanos
Los migrantes de todos los países sufrimos violaciones muy graves a nuestros derechos humanos como migrantes en otros países, no solamente en los Estados Unidos, sino en toda Latinoamérica, Europa, Asia y África. En México se violan los derechos humanos de los migrantes centroamericanos, sudamericanos y todos los que están en camino a los Estados Unidos. Por esta razón el gobierno actual no tiene ninguna autoridad moral de pedir a los demás gobiernos respeto a sus co-nacionales, cuando no pone el ejemplo en nuestro propio país de respetar los derechos humanos de los migrantes en tránsito, ni de los derechos de los mexicanos que participan en organizaciones sociales e indígenas.
Todos los migrantes sufrimos violaciones a nuestros derechos humanos, como el derecho a trabajar libremente, contar con vivienda digna, acceso a la salud, educación, libre tránsito, no tener barreras del idioma, leer y escribir, asistencia legal, participación cívica en el país en donde vivimos. Además hay discriminación, y persecuciones policiacas y militares.
Sin embargo es muy importante diferenciar estos derechos cuando se habla de los indígenas, porque los problemas son triples: primero por ser indígenas, segundo por ser migrantes, y tercero por ser mexicanos. Un gran porcentaje de los indígenas somos monolingües, solamente hablamos nuestro idioma materno, otro porcentaje somos bilingües con el idioma indígena y español, pero esto no ayuda en nada para los que vivimos en los Estados Unidos por el idioma inglés.
El simple hecho de no poder hablar el idioma del lugar en donde residimos, significa estar expuestos a muchas violaciones a nuestros derechos humanos, laborales, culturales y políticos. Pero esto no ha impedido nuestra capacidad de organizarnos y defendernos. Y la nueva generación de indígenas que llegaron de chicos a los Estados Unidos o nacieron allá son trilingües, y hablan algún idioma indígena, español e inglés.
Es muy importante reconocer las grandes fortalezas de los indígenas. La colectividad en nuestros pueblos de origen nos enseñó a hacer las cosas juntos. Así lo practicamos en los Estados Unidos, organizándonos para defendernos entre todos, manteniendo el tequio, la ayuda mutua, nuestra cultura e idioma, en fin nuestra identidad de hace miles de años.
Los desafíos de los indígenas migrantes en los Estados Unidos
Los indígenas mexicanos nos hemos visto forzados a salir fuera de nuestro país en busca de una sobrevivencia humana, económica, educativa, de salud y cultura. Esto ha sido positivo en el aspecto económico, pero no con respecto a los derechos humanos. Como migrantes, indígenas y mexicanos nos estamos enfrentando a grandes desafíos:
- El ser parte de México en donde aprendimos y hablamos el español, y el vivir en los Estados Unidos, en donde el idioma dominante es el inglés. Además, la discriminación en ambos países en contra de los que mantenemos nuestros idiomas, está contribuyendo a la desaparición de los idiomas indígenas muy rápidamente. El papel de las organizaciones indígenas migrantes ha sido vital para tratar de contrarrestar esto.
- Vivir en un país xenofóbico, inseguro de sí mismo, en donde la cultura dominante es una visión blanca que ignora totalmente la rica composición multicultural que hay en ella. Nos hablan de la asimilación, y la adaptación a como ellos viven y piensan. Nosotros tenemos que mantener nuestra identidad milenaria aprendiendo el español e inglés.
- Estamos logrando mantener nuestro tequio, nuestros usos y costumbres buenos, las festividades culturales, las medicinas y sus médicos tradicionales, las plantas medicinales y comestibles que tenemos sobre todo en California, Estados Unidos y continuar con nuestras organizaciones.
- Ya no se mandará más remesas a Oaxaca en grandes cantidades como antes, no por la crisis económica en los Estados Unidos, sino porque muchas familias se están estableciendo con sus viviendas propias. Esto no es bueno porque disminuirá el dinero en circulación, y aún peor, ya no habrá el desarrollo comunitario en las comunidades de origen.
- El desarrollo auténtico y justo tiene que venir de las comunidades indígenas, planificado, implementado y dirigido por los indígenas, tal como el papel desempeñado por el Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB).
- Mantener nuestra organización independiente y autónoma ante el gobierno, los partidos políticos, las religiones y no al corporativismo que detiene el desarrollo de los pueblos y comunidades indígenas.
La histórica elección en los Estados Unidos
Antes de hablar de la histórica elección federal en Estados Unidos, tengo que recordar las históricas movilizaciones de los migrantes que comenzaron el 6 de marzo de 2006 en Washington, DC y que se extendieron a Chicago, Los Ángeles y muchas otras ciudades. Se repitieron nuevamente en abril y mayo, con cientos, miles y millones de migrantes en las calles de las pequeñas y grandes ciudades.
Eran dos los objetivos principales: primero, derrotar por esta vía a la propuesta antihumana Ley para la Protección de la Frontera, "Antiterrorismo" y Control de la Inmigración "Ilegal" (HR 4437), que quería criminalizar a todos los migrantes y nuestras familias, con estatus migratorio en orden ó no. Segundo, demandábamos una legalización integral justa basada en la unidad familiar y un camino a la ciudadanía.
Logramos derrotar la HR 4437 y obligamos a los senadores y congresistas federales a trabajar en diferentes propuestas de reforma migratoria que fueron debatidas y rechazadas por muchas organizaciones de migrantes y que ninguna se convirtió en ley. Fueron los logros más importantes de esas acciones de los migrantes, fortaleciendo a nuestras organizaciones, y forjando una nueva generación de liderazgo.
Después en todas las ciudades de los Estados Unidos se gritaba con voces firmes y fuertes: "hoy marchamos, mañana votamos" con la mira en la elección federal de este año. Cambiamos un poco de estrategia y comenzamos a llamar a los residentes permanentes que podrían convertirse en ciudadanos para que se apresuraran a hacerlo y estuvimos registrando a ciudadanos para que votaran.
Ignorar u olvidar lo anterior es desechar totalmente la contribución de los migrantes y nuestras organizaciones en el cambio social y político de este país. Por esto la victoria de los Demócratas en la presidencia es positiva, gracias en parte a esas marchas, la ciudadanización, el registro de votantes y el voto en masa de los "latinos", pudimos influir en parar el continuismo desastroso de los pasados 8 años.
Así ganó Obama la presidencia de los Estados Unidos, un personaje que representa a la comunidad afroamericana, que ha sufrido la discriminación por el color de su piel, al igual que los indígenas y todos los migrantes latinoamericanos, caribeños, asiáticos entre otros. Obama es la figura multiétnica y pluricultural que representa a todos los llamados "minorías".
La mayoría de los medios de comunicación dominantes dice que la victoria de un afroamericano para presidente del país más poderoso de la tierra es el fin de la discriminación. Yo no comparto esas opiniones, basta con echar un vistazo a los videos de la noche del 4 de noviembre en el discurso de derrota del Senador John McCain y en la celebración de la victoria de Obama. Esa noche, pude ver el gran contraste. En Arizona, quienes acompañaban a MaCain eran blancos y rubios, y en Chicago pude apreciar la muchedumbre con rostros de mujeres y hombres afroamericanos, latinos, asiáticos y blancos.
Estos dos hechos contradicen a quienes dicen que se terminó la discriminación y confirman que sigue vigente en la vida cotidiana. He escuchado a muchos blancos lamentándose de que perdió su candidato, llorando y gritando con palabras despectivas y discriminatorias que "el negro de Obama y su comunidad negra ganaron pero no van a poder", estas palabras son señales de que la discriminación va a seguir.
Obama ganó una elección incuestionable en los dos frentes, en el llamado voto del "colegio electoral"—que desde mi punto de vista no es democrático y debe ser eliminado—y también ganó el voto popular por un margen bastante grande. Esto rebasa totalmente lo sucedido en el 2000 y 2004, donde hubo serias dudas de la victoria del actual presidente republicano.
Sin embargo, los migrantes y nuestras organizaciones no debemos cantar victoria todavía, el hecho de que Obama sea afroamericano, carismático y buen orador, no quiere decir que va a atender nuestras peticiones de inmediato. Él va a gobernar un poco diferente, pero está en el club de la clase política, con enormes presiones y retos en la economía, las dos guerras, la salud, la educación, la migración, etc.
Ahora que los demócratas tienen el gobierno en sus manos, los migrantes y nuestras organizaciones debemos retomar el cabildeo a nivel federal con los senadores y congresistas, volver a salir a las calles, a realizar foros. Hay que recordarles que parte de su victoria es gracias a un número significativo de latinos que votaron por ellos y que también los migrantes sin documentos influyeron en su llegada a la presidencia.
Para que realmente cumpla Obama con su promesa de campaña, tendrá que seguir abogando hasta obtener la legalización integral con el camino a la ciudadanía de los más de 12 millones de migrantes indocumentados que viven en el país, cuyos derechos humanos son violados todos los días.
No debemos de confiar y creer que los demócratas son mejores con los migrantes ya que hay muchos de ellos que son iguales o peores que los republicanos. Ante esto tenemos que iniciar nuestras actividades y usar todos los medios pacíficos de lucha para lograr la ansiada legalización integral de todos los que vivimos en los Estados Unidos, como una solución que beneficiará integralmente a toda la sociedad, desde la civil hasta el gobierno.
Esta victoria de los demócratas se logró en parte por la reacción en contra de la política antimigrante de los republicanos, sus constantes ataques verbales en contra de los migrantes latinos y sus acciones legaloides en algunas ciudades y a nivel federal, como la HR 4437. Así que si los demócratas no demuestran lo contrario en su manera de gobernar, perderán en la siguiente elección, y eso no es bueno para nadie.
En esta coyuntura, los migrantes y nuestras organizaciones tenemos grandes desafíos y esperanzas que deben de ser aprovechadas para lograr lo que queremos como comunidad:
- Trabajar y coordinar hasta donde se pueda con todas las organizaciones de migrantes desde las pequeñas hasta las grandes para retomar las movilizaciones pacificas en las calles, foros, conferencias para demandar una legalización integral en camino a la ciudadanía y en la unidad familiar.
- Nuestra lucha no se debe de perder con pedir que se incluyan latinos en el gabinete de Obama, porque eso no es lo principal. Muchas veces hay latinos que piensan más anglos que los anglos y realmente no responden a las necesidades de la comunidad migrante.
- Esforzarnos porque el nuevo gobierno estadounidense reconozca, ratifique y firme todos los convenios internacionales que no ha reconocido hasta el momento como lo es el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional de Trabajo (OIT). Porque a pesar de que persisten varios pueblos y comunidades indígenas estadounidenses, y la llegada de cientos de miles de indígenas de Latinoamérica, no se quiere firmar este convenio.
- El otro instrumento que no se ha reconocido, ratificado y firmado es la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familias. Y esto es a pesar de que los Estados Unidos es el país número 1 en cuando a migrantes se trata. También está por aprobarse la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, entre muchos otros instrumentos internacionales.
- Lograr formar y consolidar una o varias organizaciones nacionales de migrantes de la nueva generación para estar a la realidad de las necesidades de nuestras comunidades en éste tiempo para reemplazar a varias tradicionales existentes que muchas de las veces no defienden los intereses de los migrantes.
Esos son los grandes desafíos a los cuales nos enfrentamos como indígenas y como migrantes en los Estados Unidos. Nosotros los indígenas y nuestras organizaciones tenemos que continuar colaborando con otras organizaciones para trabajar conjuntamente en estos temas para lograr algunos que beneficie ampliamente a nuestra comunidad.