La victoria de Barack Obama en el estado de Florida fue la cereza del pastel. Con el anuncio de su victoria en Ohio el senador afro-americano ya había asegurado su llegada a la Casa Blanca. Con el cierre de las urnas en los estados del Pacífico, los medios lo proclamaron el cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos y las multitudes que habían votado, trabajado y ansiado la victoria comenzaban los festejos.
A pesar de ser la confirmación de lo sabido y sin ser un fiel reflejo del balance nacional, el triunfo en Florida—con sus 27 votos electorales—revela una serie de cambios políticos y demográficos en el país que ayudan a explicar el resultado histórico de las votaciones en 2008. La Florida es un mosaico conformado por grandes poblaciones afro, cubano e hispanoamericanas, y extremos de riqueza que van desde las mansiones multimillonarias en las costas a las chozas de los jornaleros del campo. Es el único estado en donde los votantes hispanos votan republicano.
Hasta ahora.
Históricamente, el voto conservador de los hispanos de la Florida se debía a la gran población cubanoamericana, vehementemente anticastrista. En 2004, George W. Bush ganó el 56% del voto hispano en el estado. Este año, Obama ganó el 57%. Si bien esta proporción está por debajo del 66% del voto hispano que cosechó a nivel nacional, se logró invertir el resultado de 2004 y establecer una nueva composición política en el Estado. Esto se debe al candidato y a su campaña, pero también a varios cambios interesantes. Primero, el menguante poder político de los cubanos republicanos, sobretodo entre los jóvenes y como porcentaje de la población. Según encuestas, los cubanoamericanos nacidos en EEUU. frecuentamente no comparten la ideología de sus papas, y tienden ser más pragmáticos y menos conservadores. Aunque los tres congresistas cubanoamericanos lograron defender sus escaños, los candidatos que apoyan el aflojamiento del embargo siguen pisando sus talones. En Florida, la población hispana ha incrementado en casi medio millón desde 2000, aumentando los porcentajes de puertorriqueños y "otros", mientras el porcentaje de cubanoamericanos bajó aun 34%. Otros grupos hispanos votan mayoritariamente por el partido demócrata y este año muchos republicanos votaron por Obama debido a su preocupación por la economía.
El gran esfuerzo de registro de votantes por los demócratas también rindió sus frutos. En 2006, el Partido Republicano contó con la mayoría de votantes registrados en el Estado. En 2008, el Partido Demócrata incrementó su lista en casi 40%, rebasando a los republicanos y logrando un total de más de medio millón de hispanos registrados. Este no fue un logro del aparato partidario sino de organizaciones locales y ciudadanos voluntarios. La campaña de Obama gastó casi cuatro veces más de McCain, gracias a su exitosa estrategia de financiamiento a través de pequeñas donaciones por Internet que les permitió juntar fondos suficientes para montar operaciones en todos los estados. Instaló oficinas en las distintas regiones, y organizó a cientos de voluntarios para registrar nuevos votantes, asegurar que estos votaran, y vigilar las elecciones en las urnas. Esta última tarea fue prioritaria debido a lo que pasó en Florida en el 2000: En el contexto de un estrecho margen para Bush, reportes de violaciones al derecho a votar y manipulación de resultados, los demócratas exigieron un recuento, petición que rechazó la Corte Suprema. Florida llevó Bush a la Presidencia bajo una nube de acusaciones de fraude nunca esclarecidas. Las elecciones de 2008 se llevaron a cabo sin incidentes y en un ambiente de paz y entusiasmo. Este año, sin embargo, Florida ejemplificó la combinación de movilización de base, y cambios demográficos, socioeconómicos y políticos que hicieron posible la elección del "candidato del cambio" y el primer presidente afro-americano en la historia de EEUU.