Casi cuatro millones de personas piden que la CVRD, la segunda compañía minera más
grande del mundo, vuelva a manos del Estado brasileño, en un plebiscito organizado por 200
organizaciones sociales.
El Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST),
la Central Única de Trabajadores (CUT) y otras 200 organizaciones sociales celebraron la primera
semana de septiembre, la de las fiestas patrias brasileñas, con un plebiscito para construir
la soberanía del país, a casi dos siglos de su independencia. El 8 de octubre dieron
a conocer los resultados, una abrumadora victoria de los contrarios a la privatización entre
los participantes en la consulta.
Las urnas del referendo estuvieron abiertas del 1 al 9 de septiembre. En las boletas se preguntó a
los ciudadanos si quieren que la Companhia Vale do Rio Doce (Compañía Valle del Río
Dulce, CVRD, o "la Vale", como es conocida en el país) siga en manos privadas o vuelva
a estar bajo control del Estado y del pueblo brasileño, diez años después de su
privatización.
Tres millones 729 mil personas acudieron a votar. El 94% tachó el "no" y pidió que
la Vale vuelva a estar bajo control de los brasileños.
Precio de descuento
La cuestión que decidieron estos casi cuatro millones de ciudadanos no es banal. La CVRD es
la segunda compañía minera más valiosa del mundo por su valor comercial, tasado
en unos cien mil millones de dólares; es la mayor productora de hierro del mundo y está presente
en los cinco continentes. Según su sitio web, sólo en Brasil la Vale controla la tercera
parte de lo que entra o sale del país por el mar, a través de las seis terminales portuarias
que posee; tiene casi 10 mil kilómetros de vías férreas y transporta el 16% de
lo que viaja en los trenes brasileños.
Además, la CVRD tiene varias centrales eléctricas que la abastecen exclusivamente a
ella y, según varias denuncias, ha podido aumentar su rentabilidad gracias a los subsidios a
la energía; es una de las principales alumineras de América Latina y es propietaria de
la compañía Inco, una de las mineras más grandes de Canadá.
Fundada en 1942, durante el gobierno de Getulio Vargas, cuando fue privatizada en 1997 era ya una
de las principales compañías del mundo y su valor estaba tasado en unos 40 mil millones
de dólares. Sin embargo, el gobierno de Fernando Henrique Cardoso la vendió por la décima
parte de esa suma, en una operación que, según los que se oponen a la venta, estuvo plagada
de irregularidades.
Los tribunales tienen la palabra
Según el abogado Fábio Konder Comparato, profesor de la Universidad de São Paulo,
entre estas irregularidades se pueden citar, además del hecho de que la Vale fuera vendida por
un precio mucho menor al real, el que no se cumplió el requerimiento legal de justificar la
enajenación de bienes del Estado en aras del interés público. "El edicto
de alienación del control de la CVRD se limitó a declarar que la desestatización
de la empresa "encuadra en los objetivos del Plan Nacional de Desestatización", sin
justificar ni la función de este plan ni en qué medida contribuiría al bienestar
del país.
Konder Comparato y los abogados detrás del centenar de denuncias contra la venta de la Vale
que todavía están en los tribunales creen que sólo estos dos hechos ya ameritarían
que el Poder Judicial anulara la venta. Pero hay más. Según dijo João Pedro Stédile,
dirigente del MST, en entrevista con la agencia de noticias InterPress, "la empresa que valuó la
compañía para el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) fue la
misma que asesoró al banco Bradesco", uno de los actuales propietarios. Para el líder
campesino, "eso quiere decir que los valuadores asesoraron tanto al vendedor como al comprador".
Algunos tribunales coinciden con Stédile y sus compañeros. Por ejemplo, un magistrado
de segunda instancia ya dictó sentencia sobre una de las querellas, en diciembre de 2005, y
estableció que hubo fraude en la venta de la CVRD, por lo que ésta debería ser
anulada. Aunque fue una buena noticia, quienes buscan que la Vale vuelva a estar bajo control de los
brasileños y del Estado reconocieron que "lo que sigue durará años",
ya que quedan todavía varios recursos por resolver.
El PT sí, pero el gobierno no
Aún antes de que el MST, la CUT y los demás participantes en la campaña dieran
a conocer los resultados de la consulta y el rotundo no de los participantes a la privatización
de la CVRD, el plebiscito ya había provocado varias reacciones y había puesto de manifiesto
un cierto desfase entre la clase política y sus bases y entre el gobierno y las organizaciones
que lo apoyan.
Entre otras acciones que han tenido una fuerte respuesta, el Grito de los Excluidos, la gran manifestación
nacional convocada año con año, y que en esta ocasión se sumó al plebiscito,
tuvo un millón de participantes en todo Brasil, según sus organizadores.
Además, el pleno del III Congreso del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece el
presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se sumó a la propuesta. Algunos
altos dirigentes de la agrupación llegaron a apoyarla directamente, como la gobernadora del
estado de Pará, Ana Júlia Carepa, que acudió a depositar su voto en la consulta.
No todos los líderes del PT, sin embargo, comparten del todo la idea de emprender acciones
contundentes para recuperar la Vale para los brasileños. En declaraciones al diario Folha de
Sao Paulo , el 2 de septiembre, cuando comenzaba la consulta, el presidente del partido, Ricardo Berzoini,
dijo que el plebiscito "es una acción de los movimientos sociales que el PT apoya, lo que
no quiere decir que el resultado de la consulta vincule al partido".
Lula coincidió con él y declaró cuando la consulta ya estaba en marcha que "la
discusión sobre el tema de la CVRD no está ni estará en mi escritorio", y
fue más lejos, al decir que el asunto "no se discute en el gobierno pues existe un acto
jurídico perfecto que el gobierno va a respetar", a pesar de las acciones judiciales emprendidas
por varios colegas de Konder Comparato.
Es decir, que el partido en el gobierno va por la renacionalización de la CVRD, pero el gobierno
no.
No es cosa fácil
La tarea de poner a la Vale otra vez en manos de todos los brasileños será larga y difícil.
Por lo pronto, el presidente nacional de la CUT, Artur Henrique, reconoce que después de la
consulta se inicia "una nueva etapa de lucha", aunque celebra que "la condena de la
privatización y de la sumisión a los conceptos formulados por el imperialismo ya está,
una vez más, confirmada" por el pueblo de Brasil.
Aunque éste pueda ser un gran logro, y el haber convocado con pocos recursos a tres millones
729 mil de votantes es en sí una victoria, los adversarios a enfrentar son poderosos. Baste
con ver la conformación de la estructura de propiedad de la CVRD.
Desde septiembre de 2003, por ejemplo, el consorcio japonés Mitsui, uno de los más poderosos
del archipiélago nipón, tiene un 15% de las acciones de Valepar, el conglomerado de accionistas
que controla el 53% de los votos de capital de la CVRD.
Además, como publicó el diario La Jornada basándose en los datos mostrados
por la propia Vale en su página de Internet, la cuarta parte del capital ordinario de la CVRD
está en manos de extranjeros, sólo 7% en manos de brasileños y el Estado controla
apenas otro 7%. De su capital total, en fin, casi dos terceras partes están a merced de las
bolsas de valores, en Nueva York y Brasil.
Todo esto, sin embargo, no amedrenta al MST, la CUT y los millones de brasileños que se volcaron
a celebrar la independencia buscando que sea verdadera y total. El lema del Grito de los Excluidos
de este año resumió bien lo que piensan: "¡Esto no Vale!"