En asuntos de elección los gobiernos se suponen neutrales y deben ser discretos; los diplomáticos
callan. Sin embargo, el gobierno del Presidente Oscar Arias y la Embajada de Estados Unidos intervienen
descaradamente en el referéndum sobre el CAFTA a favor de la ratificación. Argumentan
que sin las preferencias del CAFTA—que garantizan definitivamente las que reciben con la Iniciativa
del Caribe—muchos productos de Costa Rica dejarán de exportarse al mercado de Estados Unidos.
Que la seguridad de un ingreso preferencial—dicen—traerá inversiones que crearán puestos
de trabajo.
Mientras funcionarios públicos costarricenses y diplomáticos estadounidenses promocionan
el CAFTA, el Tribunal Supremo de Elecciones ordena a las universidades que se abstengan de publicar
estudios analíticos y emitir opinión contraria, porque reciben financiamiento del estado.
Es una pretensión bochornosa, porque el elector—ahora más que nunca—debe estar bien informado.
Se consulta algo de importancia vital para todos los campesinos, asalariados y empresarios de Costa
Rica, porque con el CAFTA desaparece el modelo económico y social costarricense, que es el ejemplo
más exitoso de América Latina.
El referéndum también es importante para los intereses que mandan en Washington, porque
la ratificación del CAFTA no es sólo asunto de penetrar mercado tico, sino que hay otros
objetivos discernibles :
a) Completar el control contractual de las economías centroamericanas y, como consecuencia,
consolidar la dirección de las políticas en ese estratégico istmo;
b) Convertir la integración centroamericana y su Unión Aduanera en un reducto industrial
de la economía norteamericana para productos que necesiten mano de obra intensiva y barata;
c) Garantizar en la región—con un acuerdo que incluye jurisdicción extraterritorial—las
aspiraciones de sus "lobbies" transnacionales de obtener en concesión los servicios
públicos “privatizados” (agua, comunicaciones, energía, transporte, seguros, pensiones)
y prolongar el monopolio de sus medicinas y agroquímicos;
La urgencia norteamericana crece porque la clase dirigente de Costa Rica—que es una aliada tradicional
de Estados Unidos—ha sido comprometida en escándalos de peculado que la descalifican: dos presidentes
bajo arresto (Miguel Ángel Rodríguez y Rafael Ángel Calderón), uno prófugo
(José Figueres Jr.) y otro bajo investigación (Abel Pacheco). La figura recurrente es
la de soborno pagado por transnacionales y agencias extranjeras.
La última elección presidencial—cuyo tema polémico fue el CAFTA—terminó en
un empate virtual, a pesar de haber torcido normas constitucionales para que entrase en liza por CAFTA
Oscar Arias—su paladín más popular.
El mito de las preferencias
Costa Rica, como el resto de Amé rica Central, no necesita el CAFTA para comerciar con Estados
Unidos. El resto del mundo comercia muy bien con ellos sin preferencias y con aranceles corrientes
de Nación Más Favorecida (MNF); que son los aranceles garantizados por los acuerdos de
la OMC. Las cacareadas preferencias de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe (CBI) y del SGP son
un mito. La tal lista de preferencias incluye una mayoría de productos que no pagan arancel
en Estados Unidos, vengan de donde vengan.
Los productos de Costa Rica que si pagan arancel en Estados Unidos, tienen aranceles muy bajos. Una
excepción son ciertos melones que pagan 26%, pero sólo durante los cuatro meses de la
cosecha norteamericana. Otro caso es el azúcar, que se restringe con cuotas y CAFTA sólo
aumenta la cuota de Costa Rica de 11,000TM a 14,080TM, gradualmente, en 15 años.
Textiles es el único sector que recibe un trato arancelario netamente favorable bajo CAFTA
(MNF 20%), pero es un beneficio ilusorio, porque sus reglas de origen (insumos de EEUU o Centroamérica)
aumentan el costo e impiden competir. Cuando, a pesar de eso, las exportaciones textiles aumentan,
entonces—como sucede ahora con los calcetines de Honduras—Estados Unidos invoca la cláusula
de salvaguardia y frena las importaciones. Las preferencias eran útiles cuando existía
una administración por cuotas del mercado mundial bajo el acuerdo Multifibras, pero eso expiró en
2004. Pareciera que CAFTA vende las preferencias textiles después de muertas.
Las exportaciones y la utilidad del CAFTA para Costa Rica
Costa Rica—sin usar el CAFTA—es el mayor exportador de América Central y el país de
América Latina donde más crecen las exportaciones. Entre 2005 y 2006 crecieron 17%: de
US$7000.6 millones a US$8198.2 millones.
Entre el 2000 y el 2006, las exportaciones hacia Estados Unidos (3.190 a 3.403) y la Unión
Europea (1.190 a 1.281) se estancaron. Las exportaciones al Asia aumentaron un 370% (304,8 a 1.435,3).
China (con Hong Kong) absorbió US$1.082,8 millones en 2006 y sigue creciendo. Hacia Taiwán
subieron de US$10 millones en 2000 a US$95 millones en 2006. Es
hacia el Asia adonde apunta el comercio futuro.
El
comercio con Estados Unidos sigue siendo muy importante, pero sus aranceles corrientes, para los productos
que exporta Costa Rica, son bajos y eso hace superfluo algún trato preferencial de CAFTA para
continuar en ese mercado. El cuadro muestra como no existe alguna barrera arancelaria que superar.
El 89% de los rubros exportados por Costa Rica hacia Estados Unidos paga aranceles corrientes por
debajo de 10%, porque los aranceles específicos aplicados son bajos (piñas: ½ centavo;
jugo: 7.8 centavos litro); pero ese 89% es igual al 94.4% del valor de las exportaciones ticas hacia
EEUU.
El 5.6 % restante son textiles (465 millones, 2006), de los cuales la mitad no usa la preferencia,
para evitar la regla de origen y así poder competir. La otra mitad que la usa disminuye rápidamente
y quedará reducida a pocos nichos.
La contrapartida real del CAFTA
Quienes enfrentan amenazas reales y mortales con CAFTA son los campesinos, los enfermos, los pensionados,
los empresarios independientes y los profesionales. El Capítulo 3 de CAFTA es una sentencia
de muerte para toda la producción costarricense de cereales y de animales que consuman alimentos
concentrados, porque deberán competir con una producción norteamericana directa e indirectamente
subsidiada.
Hay un ejemplo de lo que sucederá al productor de arroz tico cuando compita contra el 35% de
subsidio del arroz norteamericano. Eso barrió, antes del CAFTA, a los arroceros de Honduras,
cuando se abrió “temporalmente” la importación; que ahora es permanente porque ya no
producen. La reciente aprobación de la última “Farm Bill” confirma que los subsidios
agrícolas de Estados Unidos continuarán, sin propósito de enmienda.
El Capítulo 15: Derechos de Propiedad Intelectual, debilitará y extinguirá l
a industria de medicinas gené ricas, más baratas. Eso encarece el cuidado de la salud.
La Seguridad Social y los servicios públicos no pueden tener cobertura eficiente y accesible,
si se aplica el criterio de “máxima ganancia con la menor inversión”, que prevalece en
la administración privada. Ese es el resultado explícito de los capítulos 10,
11,12 y 13, sobre inversiones y servicios que elimina restricciones o supervisión a las empresas
transnacionales. La lista de amenazas al sector empresarial y profesional es muy larga y abarca producción,
distribución y servicios.
Costa Rica tiene una bien ganada fama de democracia y de servicio público con sentido social.
El revelar y castigar los casos de corrupción es indicio de que hay conciencia ciudadana y democracia.
La resistencia popular al CAFTA demuestra que la educación gratuita, con una cobertura total,
desarrolló un pueblo culto y con sentido crítico. Algo funciona mejor en Costa Rica que
en otros países—desarrollados y en desarrollo—donde las transnacionales imponen directamente
sus ejecutivos como altos funcionarios públicos.
Conclusiones
El interés de Costa Rica aconseja hacer eco a la vieja máxima: “En la duda, abstente”;
que en este caso es “En la duda, di No”.
Como dice Ottón Solis: "¿Donde está la evidencia de que esto nos va a desarrollar?” Las
cifras de El Salvador, Guatemala, Honduras, después de un año en CAFTA, son de mal augurio,
porque sus balanzas comerciales ahora son negativas. Las cifras de Nicaragua, dicen poco. Las de México,
con 13 años de experiencia en NAFTA, muestran lo malo que trae ese modelo de TLC: crecimiento
económico anual bajo o negativo, desempleo rural, caída de salarios, concentración
de la riqueza en un grupo exportador y una representación
democrática cada vez más opaca.