Hay indicios inquietantes de que Brasil participa con la Unión Europea y EE.UU. en maniobras para aislar a la India, empujar a otros países en desarrollo (Argentina, Cuba, Filipinas, Indonesia), y forzar un acuerdo en la OMC. Los contactos entre Brasil y EE.UU. se han intensificado en Ginebra y Brasilia con las visitas recientes de Nicolas Burns, Tom Shannon (ambos del Departamento del Estado) y el Procurador Alberto Gonzales. Puede que haya alguna compensación de otra índole, pero es evidente que ceder a los amigos de Bruselas y Washington significa sacrificar a MERCOSUR ante el altar de la OMC.
Las propuestas de la Unión Europea y de Estados Unidos en la OMC siguen idénticas, nada ha cambiado. No ofrecen alguna rebaja real de subsidios en agricultura—el tema de mayor discrepancia—ni son menores sus aspiraciones de apertura agrícola, bienes industriales o servicios; sin embargo, algo cambió en la mente del Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorin.
El Brasil es uno de los líderes del G-20—grupo de 20 países en desarrollo que es el interlocutor más articulado en la negociación para bajar los subsidios agrícolas de Europa y de Estados Unidos que distorsionan los precios internacionales. Hace pocos días el representante brasileño, durante una reunión del G-20, informó a sus socios, atónitos, que el techo de 12 Millardos de dólares en apoyo doméstico, que el G-20 considera la base para iniciar a discutir los subsidios agrícolas de Estados Unidos, ya no estaba en la mesa de discusión.
Fue una afirmación insólita e improcedente porque se trata de la propuesta oficial del G-20 y esa apreciación—especie de anuncio—la hizo sin haber consultado a los otros miembros del grupo. En otra reunión del G-20 el propio Amorin añadió que estaba "convencido de que el peor acuerdo a que se llegara hoy era mejor que el mejor que hubieran podido obtener en Cancún". La referencia a la reunión ministerial donde nació el G-20 es desafortunada, porque el aglutinante del grupo en Cancún fue justo la reacción a un súbito acuerdo entre la Unión Europea con Estados Unidos.
Sucede que el previo domingo 28 de enero, tuvo lugar una larga (siete horas) reunión en Zurich entre Peter Mandelson y Susan Schwab. Esa noche cenaron con Crawford Falconer (presidente de negociación Agricultura) y Don Stephenson (presidente negociación NAMA, productos industriales). Mandelson y Schwab se reunieron luego con Amorin, y es cuando presumiblemente asumió la nueva opinión que fue a expresar al G-20, adonde fue escoltado por Mandelson.
A esos cambios en Ginebra, hay que añadir otros comentarios hechos por Amorin a la prensa brasileña. Dijo que Brasil podría rebajar aranceles en productos industriales y compensar a la industria brasileña con algunos subsidios. Un anuncio bastante arbitrario, si recordamos que Brasil es miembro de MERCOSUR y que por lo tanto no puede negociar sólo alteraciones del arancel externo común o subsidiar productos de libre circulación en el espacio común. El jefe de negociaciones comerciales de Argentina, Alfredo Charadía, hizo comentarios indignados por las declaraciones inconsultas de Amorin a la prensa.
Los aranceles son un instrumento reconocido como legítimo y transparente en OMC, que no debe ser substituido por subsidios que son una medida ilegítima, distorsionante e impugnable. Además, Amorin no parece haber consultado la opinión de su sector industrial y ni tampoco si lo pueden seguir los otros miembros de MERCOSUR.
Resumen de las propuestas de Unión Europea y Estados Unidos
La UE dice que puede comprometerse con la formula demandada por el G-20, cortando en un 54% el promedio de sus aranceles agrícolas. Pero lo condiciona a que EE.UU. baje su ayuda doméstica a 15 Millardos y a que los países en desarrollo ofrezcan "un acceso real" en productos industriales, reduciendo sus aranceles con la llamada "formula suiza" (coeficiente 15 x arancel / coeficiente 15 + arancel) que deja los aranceles por debajo de 15%; ídem para desarrollados, con un coeficiente 10). Lo bello es que su esquema industrial esta bien lejos de la reducción de aranceles que ofrecen en agricultura, que es el acceso que interesa a muchos países en desarrollo. También piden apertura en servicios y concesiones adicionales en remedios comerciales (dumping, aranceles compensatorios y salvaguardias), indicaciones geográficas … etc.
EE.UU. dice que rebajaría subsidios pero sólo si le abren primero los mercados; que es como el lobo pidiendo que le abran el corral porque promete portarse bien . También quiere tratar primero la liberación de bienes industriales por sectores—unos para abrirlos y otros para cerrarloa—(textiles y otros lobbies fuertes), y pide apertura total en servicios. Ya sabemos que luego en servicios exceptuará de sus compromisos la legislación estatal, que es la que regula servicios financieros, por ejemplo (ver CAFTA).
Como siempre, UE y EE.UU. aspiran a hacer pagar a los países en desarrollo tres, cuatro o cinco veces cualquier oferta insignificante de reducir sus aranceles o subsidios agrícolas impugnables, mientras sermonean al mundo sobre apertura y competitividad.
Mandelson ante el G-20
Mandelson siguió a Amorin en el G-20, para responder algunas preguntas y evadir otras. No respondió cuando le preguntaron si la UE apoya la fórmula del G-20 para los países en desarrollo, pero dijo que para la UE la protección agrícola se podía intercambiar con apertura en otros temas, como un consistente acceso en bienes industriales y servicios.
India preguntó si la UE estaba de acuerdo con las bandas arancelarias propuestas por el G-20 para los países en desarrollo y Mandelson evadió la pregunta, diciendo que los países en desarrollo deberían suscribir 2/3 de los compromisos asumidos por los países industriales. India preguntó tambi én que más había sobre disciplina de subsidios para productos específicos y Mandelson replicó vagamente que la combinación de la Medida Agregada de Apoyo y el tope de la nueva "Caja Azul" que la UE desea que Estados Unidos rebaje, estaría entorno al 40%. Cuando India preguntó sobre que era ese 40%, la evadió.
Mandelson dijo luego a la prensa que hay en curso reuniones intensivas para hacer llegar a una propuesta de consenso y dijo que el G-20 y otros grupos de países en desarrollo tienen una "idea más clara" de que está surgiendo una solución. Eso no es lo que se escucha decir. También recomendó un techo de 15 a 17 Millardos para los apoyos domésticos norteamericanos, que le parecen aceptables si son acompañados de disciplinas especificando un tope para su uso por producto. También habló de la fórmula suiza para rebajar los aranceles industriales de los países en desarrollo.
Mandelson resaltó que es importante ayudar al gobierno de EE.UU. para que pueda obtener una renovación de su permiso para negociar—Trade Promotion Authority—cuya renovación debe solicitarse el 1 de abril (vence el 1 de julio). La ayuda sería crear una fórmula nominal de acceso a mercado agrícola. Así podrá Schwab convencer a su Congreso que la TPA es para que Estados Unidos pueda ratificar las concesiones que obtuvo sin ceder en nada. Como si la autorización no la fuera a obtener de todos modos, visto que a republicanos o demócratas los financian los mismos bolsillos.
El próximo 14 de febrero, Schwab deberá informar a la Comisión de Modos y Medios (Ways and Means) de la Cámara de Representantes de su Congreso sobre la situación de las negociaciones de la Ronda Doha en la OMC. Habrá que examinar bien lo que diga.
La estrategia aparente
Se quiere aprovechar que hay alguien tan pro-americano como Angela Merkel en la presidencia de la Unión Europea—cuando Francia atraviesa la parálisis de su campaña electoral—para buscar un acuerdo entre la UE y EE.UU. sobre los subsidios agrícolas y obtener juntos una apertura de mercados de los países en desarrollo, industriales para Europa y agrícolas para EE.UU.
Hay indicios inquietantes de que Brasil participa con la Unión Europea y EE.UU. en maniobras para aislar a la India, empujar a otros países en desarrollo y forzar un acuerdo en la OMC. Los contactos entre Brasil y EE.UU. se han intensificado en Ginebra y Brasilia (visitas de Burns, Shannon, Gonzales). Puede que haya alguna compensación de otra índole, pero es evidente que ceder a los amigos de Bruselas y Washington significa sacrificar a MERCOSUR ante el altar de la OMC.
En Ginebra se rumora que los Estados Unidos y la Unión Europea se plantean un sistema bilateral para cuotas de comercio agrícola. Esto perjudicaría a los exportadores agrícolas eficientes y sobre todo a los países más débiles. Ese tipo de acuerdo viola el trato de Nación Más Favorecida porque es discriminatorio y Amorin fue tajante en su rechazo.
Prueba de que todo sigue igual es la nueva Ley Agrícola (Farm Bill) de los Estados Unidos, presentada el 31 de enero a la prensa. No tiene recortes de subsidios, ni hay propósito de enmienda. Solo hay alguna transferencia de rubros para disimular y un aumento de las ayudas en unos 5 Millardos anuales. Una vez aprobada esa ley, no hay mucho para negociar.
Es importante saber que Estados Unidos—por la presente alza de los precios agrícolas internacionales—ha gastado apenas unos 10 Millardos de "Caja Ambar" en 2006; una gran rebaja de los 22 Millardos usados en 2001. De permitirle los 15 Millardos anuales, no se le recorta nada y se le deja un espacio para políticas futuras de subsidio: un espacio que no le queda a quienes cortan aranceles.
Conclusión
Aceptar los 15 Millardos anuales de ayudas dom ésticas a la agricultura de EE .UU. es como aceptar la propuesta agrícola del ALCA, que Brasil y sus socios en MERCOSUR rechazan. Permitir la transferencia de los subsidios que ahora están en "Caja Ámbar—impugnables si hay daño—para ponerlos en una nueva "Caja Azul"—inexpugnable—alejaría toda esperanza para la agricultura en los países que firmaron los TLCs de Estados Unidos.
Pero sabemos que hay mucha oposición a lo sostenido por Amorin entre miembros muy influyentes del G-20. Si insiste, Amorin arriesga el prestigio de Brasil y no le será fácil convencer a los otros socios. El G-20 agrupa más de la mitad de la población del mundo y aquella con el mayor crecimiento económico mundial; más le conviene estrechar vínculos y continuar aliado . Los otros no pueden ceder: sólo en China e India las decisiones agrícolas en OMC afectan a mil millones de campesinos.