El anuncio del gobierno peruano de retornar al G-20, el próximo mes de septiembre, es una noticia positiva en la medida que reivindica uno de los actos más obsecuentes de la diplomacia peruana, que cedió a las presiones de las autoridades norteamericanas para que lo abandonara como condición para iniciar las negociaciones del TLC. Sin embargo, luego de la ratificación de éste por el congreso peruano, el retorno al G-20 no tiene importancia efectiva en la lucha por la eliminación de los subsidios agrícolas de los países industrializados en la Organización Mundial del Comercio, tal como es su objetivo.
Ello se debe no sólo a que las negociaciones en ese organismo multilateral están prácticamente colapsadas. Los países industrializados no tienen mayor interés en promoverlas