Crímenes de guerra contra mujeres: un infierno privado
Es muy fácil pensar en impunidad como un pecado de omisión. La mano no levantada parece menos, junto a la mano manchada de sangre de la víctima. Y aun así aprendimos de
Es muy fácil pensar en impunidad como un pecado de omisión. La mano no levantada parece menos, junto a la mano manchada de sangre de la víctima. Y aun así aprendimos de