En la sabiduría popular, los oaxaqueños tienen la reputación de ser como los tlacuaches. Figura recurrente en la mitología mesoamericana, el tlacuache se hace el muerto cuando lo arrinconan. Pero hay de aquel enemigo que suponga que ya terminó la batalla. La criatura, pequeña pero fiera, simplemente aguarda un momento más propicio para volver al ataque.
El movimiento oaxaqueño de protesta arde lento, pero desde lo muy profundo. Los maestros oaxaqueños, que se movilizaron por un aumento de salarios en mayo pasado, construían conscientemente sobre la inconformidad